Los jóvenes tienen ahora tumores muy parecidos a los que se dan en pacientes mayores. De hecho, uno de los cánceres que más aumenta es el colorrectal.
—Hoy el cáncer colorrectal está aumentando de forma notable por los hábitos de vida poco saludables. Son responsables la obesidad, el aumento de consumo de carnes rojas, el sedentarismo... La alimentación actual es pobre en fibra, no se toma suficiente agua. Por eso lo más importante es educar a la población en la prevención, en adoptar otro estilo de vida, y en someterse a los controles de cribado para reducir la incidencia.
¿Tan nocivos son nuestros hábitos de vida?
—No tenemos una buena dieta. Ingerimos demasiados procesados, alimentos poco saludables. En el cáncer colorrectal también tiene gran importancia el estreñimiento. Por eso los tumores siguen aumentando. La inhalación de humos y gases también están detrás de muchos cánceres. El tabaco es otro factor decisivo. Y por supuesto hay que tener en cuenta los antecedentes genéticos. El cáncer no es hereditario, pero sí existe una predisposición a padecerlo. Es fundamental cambiar los hábitos de vida pero también acudir a revisiones sobre todo si hay antecedentes.
Se están viendo casos de cáncer de páncreas en gente de 40 años, cuando antes lo habitual era verlo en personas de más de 65.
—Además de la dieta, otro factor decisivo es el alcohol. La gente empieza ya muy joven con el alcohol y eso también es un factor que predispone a la larga a un carcinoma.
En edades más jóvenes, suelen ser tumores más agresivos.
—Son muy agresivos porque la actividad hormonal es mayor y son de crecimiento más rápido. Pero hoy en día no es todo negativo en oncología porque gracias a la investigación hay muchos tratamientos. Es fundamental apostar por ella porque se buscan opciones terapéuticas con el fin de poder paliar o llegar a la curación. Disponemos tanto de cirugía como de quimioterapia como de radioterapia, y la inmunoterapia que obtiene grandes resultados con menos efectos secundarios. Hemos avanzado mucho y la supervivencia aumenta.
Ocurre por ejemplo con el cáncer de mama.
—Por supuesto. Hace muchos años el cáncer de mama, prácticamente era incurable, y hoy en día se cura el 85%. Tenemos el ganglio centinela que ayuda a los médicos a hacer un diagnóstico más exacto. Hoy se tiende, además, a hacer una cirugía conservadora que ayuda mucho psicológicamente a la paciente porque ya no se le quita toda la mama sino solamente el cuadrante afectado.
Un diagnóstico de cáncer no supone siempre un pronóstico fatal. Hay grandes supervivientes de cáncer.
—Se ha avanzado un montón gracias a la investigación. Pillados a tiempo, se curan ya muchos cánceres. Un carcinoma de pulmón, por ejemplo, si se detecta en un estadio temprano I o II es quirúrgico. ¿Qué significa esto? Que es curable. Pero cuando se detectan en estadio III o IV, el tratamiento es muy complicado. También depende de cada paciente. Algunos tienen más posibilidades de curación que otros.
¿Se dispone de muchas terapias?
—Tenemos multitud de tratamientos como la hormonoterapia con un gran arsenal de fármacos que inhiben la actividad hormonal y no dejan crecer al tumor. La inmunoterapia, que ayuda al sistema inmunitario a combatirlo, también desempeña un papel muy importante en los carcinomas, con la ventaja de que los efectos secundarios son menores. El paciente tiene menos vómitos, náuseas, y tampoco sufre neutropenia, porque uno de los efectos secundarios principales no es solo, por ejemplo, la caída del pelo en la quimioterapia, sino la neutropenia que provoca la bajada de neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos que combate las infecciones.
Todo con tratamientos personalizados.
—Sí, a veces se combina la inmunoterapia y la quimioterapia. Y sobre todo se cuenta con comités de tumores que proporcionan un tratamiento personalizado, individualizado y adecuado a cada caso.