Dispone de unos 115 hectáreas de terreno en los que planta todo tipo de hortalizas y también saca adelante a unos 70 vacas. Así que sabe perfectamente de lo que habla cuando dice que ve “muy negro” el futuro del sector primario. “Cada vez son más los impedimentos de nuestra labor diaria –costes de producción, vaivenes de la climatología, mayor dificultad par comercializar los productos...– y cada vez cuesta más sacar adelante una explotación”, afirma sin tapujos. Tanto es así que Jacqueline Txertudi no ve “nada claro” que en un futuro sus ojos vayan a ver un recambio generacional en su propia explotación agraria y ganadera, ubicada en Kortezubi. “Se lo digo a mis hijos, que primero se busquen otra salida, que estudien lo que quieran. Y si luego ya les gusta el trabajo en el campo y ven una oportunidad, ya se verá”. Pero apunta que ve “poco futuro a la agricultura, cuando antes era una forma muy buena de ganarse la vida”. Sacrificada, sí, “ya que no hay día en el que no se trabaje. No hay tiempo para vacaciones, ni siquiera un fin de semana”. Pero la moneda también tiene su lado positivo. “Es una labor preciosa”.
Txertudi prepara minuciosamente el producto con el que acudirá a Gernika-Lumo. Y hay una estrella indiscutible: la alubia de Gernika, que suele ser lo primero con lo que los compradores desean hacerse. “Sí que es verdad que este año no ha habido tanta producción, por eso de la climatología. esa situación se va a notar en la feria... Y ya con lo del tema del agua lo hemos pasado muy mal en Urdaibai, cuando somos quienes cuidamos de los paisajes” de la Reserva de la Biosfera. “Sin nosotros no estuviéramos aquí, otro gallo cantaría”, certifica. Pero yo tengo la suerte de tener unos terrenos grandes en extensión y aunque con mucho esfuerzo, voy a tener ese producto a la venta. Hay productores con terrenos mucho más pequeños que no pueden decir lo mismo”, informa.
“Te diría que empiezo incluso una semana antes con las preparación de la feria, decir unos 15 días quizás sería demasiado decir. Prefiero ir lento pero seguro, y que no se me escape ningún detalle a última hora. No me gusta eso de andar a salto de mata”, incide. “Luego ya, cuando llego a Gernika-Lumo, intento tener todo bien controlado para una hora antes de que se abran los expositores –sobre las 09.00 horas–. “Ten en cuenta de que hay que engalanar el expositor, que esté lo más bonito que pueda”, certifica. La presentación del producto es “fundamental”.