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Polideportivo

Jaume Ponsarnau: “El confinamiento me hizo más agrio, menos paciente”

Jaume Ponsarnau.
Jaume Ponsarnau.

Cuando se le pregunta a la gente por Jaume Ponsarnau, la respuesta es casi unánime: “Un tío normal, una buena persona”. ¿Lo considera un halago?

Sí, sí. Por supuesto. Yo no sé si soy buena persona o normal, pero una de las cosas más estúpidas que he oído es decir, para criticarme, que eso era un problema… Pues tú me dirás hacia dónde va este mundo... Yo no sé si soy buena persona y normal, pero quiero serlo.

¿Y se puede ser entrenador de élite siendo una persona normal? Parece que siempre se buscan perfiles de sargento de hierro, de revolucionario...

Yo creo que sí. Una de las sorpresas que tuve cuando empecé a ser entrenador profesional era que esa gente que podías pensar que eran bichos raros o unos iluminados también eran normales. Lo que pasa es que cada uno es de su casa. Sí que es cierto que hay una forma tradicional de ser entrenador, que probablemente es mostrando mucho temperamento. Yo tenía muy claro que tenía que ser yo mismo para no perder un valor que para mí es fundamental: la empatía.

Ha estado en plazas difíciles como la de Valencia y en situaciones límite como en Zaragoza. ¿Le han cambiado su forma de ser? ¿Le han hecho más hermético o lejano?

No. Sí que hubo una cosa que me cambió: el confinamiento. Reconozco que me hizo ser más agrio de lo que acostumbraba, menos paciente. Eso creo que afectó a mi forma de actuar en Zaragoza y no hice mi mejor trabajo, no tanto a nivel de decisiones de baloncesto, sino de haber dejado de ser Jaume Ponsarnau. En el final de mi etapa en Valencia también me afectó.

En Bilbao no ha tenido que vivir todavía una situación deportiva límite, pero sí varias rachas adversas. ¿Cómo ha visto al entorno en ellas?

El entorno más inmediato, el club, ha estado excelente durante las rachas negativas que hemos tenido. Excelente. Ha sido una reafirmación súper positiva y eso nos da la fuerza de ver que si hay algún momento más duro como colectivo y club sabremos reaccionar. Y el público es tan positivo… En días malos, que salías de la pista de Miribilla desilusionado, la gente te animaba. Veo que si llega algún muy mal momento nuestra gente sabrá ayudarnos. Creo que en cuanto al entorno estamos preparados para afrontar hipotéticos malos momentos. Donde sí que hemos tenido más problemas ha sido en lo interno, dentro del equipo. Tenemos muchos jugadores que llevan mal la frustración. Hemos tenido que multiplicarnos para relativizar y levantar al equipo. Y curiosamente fue por querer ser demasiado ambiciosos. Hubo un momento que llegó a afectarnos, pero este equipo siempre se levanta.

¿Sigue la actualidad del equipo en los medios o es de los que ni leen ni escuchan?

Sí que me gusta estar al día. No al detalle porque a veces no es productivo, pero sí hago una lectura diagonal del mensaje porque creo que debemos saber de qué se habla. Lo que no sigo es a ese tal Twitter (risas). No tengo el placer de conocerlo y no lo sigo.

¿Tiene aquí a su familia?

No. Estoy solo. Cuando fui a Valencia, como familia decidimos que lo mejor era que esta situación profesional anómala mía, que es la de estar fuera de casa, la llevase solo. Mi mujer quiere seguir trabajando en lo suyo, mis hijos tienen su entorno, su equipo de baloncesto y sus amigos… Cuando podemos, disfrutamos de estar juntos y el resto del tiempo somos una familia telemática (risas).

¿Dónde puede encontrar uno a Jaume Ponsarnau fuera de Miribilla?

—Me gusta pasear. Bajo al Casco Viejo, al centro… Paseo a un ritmo alto. A veces elijo un sitio para ir a por la cena y la excusa es la caminata que hay hasta llegar allí. Cuando vuelvo al piso, la comida ya está fría (risas). Me gusta mucho estar en contacto con la ciudad y cuando puedo intento ir también al monte.

2023-02-17T05:59:03+01:00
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