Jornada veinte, segundo parón y el equipo llega a una victoria del octavo puesto y con seis de margen sobre el descenso. Un panorama para estar satisfechos.
—Lo estamos y más teniendo en cuenta todas las dificultades que hemos tenido. Hay equipos en los que si hay una dificultad otros jugadores pueden dar un paso adelante. Pero nosotros, la verdad, es que estamos muy cogidos de todo, muy cuadraditos, y en el momento en el que tenemos una dificultad de un jugador se nos nota mucho. Y cuando estas dificultades se concentran físicamente en la posición de base, que es trascendental, pues aún más. Estar en esta situación con estas dificultades es muy positivo. En algún momento hemos creído que podíamos ser mejores, pero bueno… Son estímulos para ir creciendo.
Recapitulemos. Llega en verano y, de primeras, lesión grave del gran pilar del equipo, Andrew Goudelock. ¿Cómo lo asume?
—Con una doble mala sensación, pensando en el propio jugador y luego en el equipo. Teníamos que reconstruir. Tenía confianza en Rafa (Pueyo) por lo que vi del trabajo hecho en verano. Veía al club con sensatez y también confías en ti y en el trabajo que puedes hacer. Sabíamos que iba a costar pero que si acertábamos en el fichaje podíamos hacer un buen curso.
Además de las lesiones de Goudelock y Rigo, en pretemporada apenas tuvieron bases. E incluso así empezaron 3-0, ganando a rivales como Joventut y Valencia. ¿Los arranques son buen terreno para coger a rivales grandes despistados?
—Este equipo apostaba por afrontar la competición con una propuesta defensiva y ofensiva determinada. En la ofensiva estábamos esperando a ver qué virtudes teníamos, pero en la defensiva sí que tenía bastante claro cómo tenía que ir. Creo que acertamos en las propuestas y eso nos hizo competitivos muy pronto. Faltaba solo que la competición, que es tan exigente a nivel táctico, encontrase la forma de controlarnos. Y cuando empezaron nuestros problemas físicos fue cuando la competición también actuó sobre nuestra propuesta. ¿Qué pasó? Esa propuesta estaba montada a muy corto plazo, porque Adam Smith llegó a una semana y media de empezar la competición y a Agustín Ubal no pudimos tenerle por un virus. Se trataba de ir creciendo durante la competición, compaginándola con Europa. Al principio nos costó un poquito, pero aprendimos a sumar recursos, tuvimos un conocimiento más alto de Adam, yo también conocí más y mejor a Ludde Hakanson… Fuimos conociéndonos un poquito todos y encontramos formas de hacernos competitivos. Sí que fuera de casa hemos perdido claramente capacidad competitiva, pero también es lógico en este contexto de jugar en Europa, viajar, perdida de energía, arbitrajes...
Han ido funcionando por rachas, tanto positivas como negativas. ¿Qué ha tenido que ver más en ello, el estado propio del equipo o el calendario?
—Nos ha parecido que era más por el estado del equipo, pero viéndolo con perspectiva creo que ha tenido más que ver el calendario. También el estado físico en la posición de base.
Suman un balance de 6-2 contra los equipos que tienen por debajo. Ser implacable en este tipo de duelos es vital para los equipos modestos.
—Ser consistente en casa contra esos equipos y fuera, a rascar. Esa es la idea. Pero también estamos impregnados de ambición y ganar a Gran Canaria, Valencia o Joventut es muy estimulante para nosotros y nuestro entorno. Pero es clave ser consistente contra los equipos que están abajo.
¿Cuál ha sido el momento en el que mejor ha visto al equipo y a qué porcentaje de sus posibilidades reales ha llegado?
—No hemos conjuntado nuestras máximas capacidades y aún no hemos llegado a nuestro máximo. Yo creo que el mejor partido que hemos jugado fue contra el Real Madrid en casa. Fuimos ambiciosos, valientes y jugamos de tú a tú.
¿Hay algún aspecto del juego en el que el equipo no haya progresado al nivel que usted pensaba?
—Hemos sabido encontrar las virtudes individuales, pero no hemos acabado de encontrar las que se basan en el feeling, en la compenetración entre jugadores. En eso tenemos camino de mejora, en las mecánicas, en la lectura del concepto, en la comunicación...
En la última racha de resultados adversos han tenido problemas en ataque. Daba la sensación que controlando a Hakanson y a Smith, como ocurrió desde el partido de Girona, era sencillo frenar al equipo porque el resto de jugadores no tienen esa capacidad de generarse sus propios tiros.
—Que la competición detectara que ese era el punto de actuación más importante contra nosotros ocurrió hace tiempo. Lo que pasa es que íbamos construyendo formas de atacar contra esa forma de defendernos, los propios partidos nos iban exigiendo mejorar. Pero cuando se nos ha caído el puesto de base por los problemas de Hakanson y Radicevic nos hemos quedado muy acotados. Además, hasta entonces estábamos aprovechando que nuestros pívots estaban anotando regularmente. Sin ser focus del juego, pero acompañando a nuestros generadores estaban anotando regularmente. Pero en los últimos duelos los rivales encontraron también la forma de cortar esta producción y ahora toca buscar otras cosas. Hay varias potencialidades del equipo a las que aún no hemos acabado de sacar todo el provecho. Una es el bloqueo indirecto, especialmente con Álex Reyes y Francis Alonso; la otra, el poste bajo. No teniendo especialistas, sí que contamos con un jugador lo suficientemente bueno para que nos ayude ahí, que es Emir Sulejmanovic. En eso estamos ahora, en sumar recursos.
Incide mucho en un mensaje: la importancia de ser uno de los mejores 16 equipos de la liga. ¿Le preocupa que se confunda el foco?
—La percepción que tenía yo de la realidad que se vive en Bilbao, por lo que había visto desde fuera, es de un lugar súper positivo. Este es el valor más importante que tiene, aparte de la sensatez del club, de que hay jugadores que ya tienen aquí una trayectoria… Para garantizar que este contexto sea positivo siempre, el mensaje más adecuado que he encontrado ha sido este. Este mensaje en otros sitios que he estado no lo podía utilizar. Pero aquí creo que es un mensaje constructivo, positivo y que nos puede ayudar en los buenos y malos momentos. Hemos tenido recientemente una racha negativa, pero no perdemos la perspectiva de nuestra lucha principal. Nosotros podemos perder contra cualquier equipo de la liga. Nos ha tocado hacerlo cuatro veces ahora que nuestros bases no han estado del todo bien, que hemos tenido seis desplazamientos en nueve partidos, con el equipo más falto de energía… En ese momento toca recordar que estamos dentro de nuestro objetivo.
¿Esperaba este nivel de madurez absoluta de Hakanson?
—Aquí me dejé aconsejar mucho por Rafa, que es el que había decidido su renovación basado en unas razones. Yo me agarré a esa argumentación y he creído siempre en él. Tiene el valor de ser muy ordenado y de tener muy buena mano. La suma de todo eso nos ha ayudado en la posición de base y en la anotación.
¿Ha superado Smith sus expectativas tras llegar en una situación de máxima urgencia?
—Es un gran jugador de uno contra uno, pero reconozco que habíamos pensado en otros jugadores porque estábamos buscando algo más colectivo. La sorpresa es que nos está ayudando mucho con su implicación en el juego colectivo y en defensa está haciendo un gran esfuerzo. Estamos muy contentos.
Jeff Withey. Desde fuera a veces da la sensación de frialdad, de que le falta algo, pero sus números son notables y su ‘más menos’ es el mejor de la plantilla con diferencia.
—Es un gigante. En mi trayectoria no me ha gustado mucho fichar gigantes porque en muchos momentos he visto que condicionaban mi defensa. Pero esta temporada, por los jugadores que había fichados y porque las negociaciones realmente ya estaban avanzadas con él, vi que era importante adaptarnos a la filosofía defensiva y a la realidad de tener un gigante. Yo también me he tenido que preparar personalmente para gestionar a un gigante, un gigante que a veces parece que no se esfuerza lo suficiente, que a veces parece lento... Me gustaría que la gente también se adaptara. Verían las virtudes que hacen que sea el jugador que realmente tiene un impacto más positivo en nuestra capacidad competitiva. No sé si en nuestro ataque o en nuestra defensa, pero sí en nuestra capacidad competitiva.
Esta semana regresa Goudelock y llegará el momento que tenga 13 jugadores y tres extracomunitarios. ¿Cómo lo va a gestionar?
—Lo primero que tenemos que saber es cómo esta realmente y no lo sabremos hasta que llegue. Analizaremos todo y en el momento que veamos que tenemos algo sólido sobre lo que pensar, lo haremos y decidiremos. Pero lo que tenemos claro es que ahora el equipo tiene un dibujo y que no nos conviene nada tocarlo a no ser que haya accidentes. Europa sí nos permite tener otro dibujo diferente por el tema de las licencias.
Quedan catorce citas. La salvación está muy avanzada y los puestos de ‘play-off’ son muy caros. ¿Qué se puede esperar del equipo?
—Queremos utilizar este parón para potenciar nuestras virtudes y añadir alguna más para ser más competitivos y prepararnos a nivel de energía para lo que viene. Tras el parón, en 21 días creo que tenemos siete partidos. ¡Y vaya partidos! Se trata de encontrar nuestro máximo y ver hasta dónde nos lleva. Pero de momento las perspectivas nos siguen dando la posibilidad de seguir siendo ambiciosos.