Vida y estilo

Javier Canivell: “La mayoría de los exiliados huyen con lo puesto de sus países”

Tras un caso de expulsión injusta en 1999, Javier Canivell inició su carrera en derecho de extranjería, y hoy lidera Zehar-Errefuxiatuekin, una organización clave en la defensa de los derechos de las personas refugiadas en Euskad
Javier Canivell Fradua.
Javier Canivell Fradua. / Cedida

En 1999, cuando ejercía de abogado de guardia, a Javier Canivell le tocó defender a un joven de origen guineaecutoriano a quien habían abierto un expediente de expulsión por encontrarse en situación irregular. “¿Quién tiene el derecho para decidir quién vive o no en un determinado lugar?”, se pregunta Canivell, de 57 años, cuando rememora aquel caso “profundamente injusto” de “un chico que no había cometido ningún delito” y que ha quedado marcado para siempre en su memoria. Ese fue el comienzo de una larga trayectoria profesional en el ámbito del derecho de extranjería y protección internacional. Desde septiembre de 2024, el bilbaino Javier Canivell es el director general de Zehar-Errefuxiatuekin, una organización que desde hace casi 30 años defiende en Euskadi los derechos de las personas refugiadas, apátridas y migrantes.

Atienden anualmente a más de 2.000 personas refugiadas en Euskadi. ¿Cómo se organizan para proporcionar una atención individualizada?

-Damos una atención integral en la que promovemos que todas las personas sean las protagonistas en su proceso de incorporación a la sociedad de acogida, contando siempre con nuestro acompañamiento. Nos organizamos dependiendo primero de las necesidades específicas de cada persona, porque nos encontramos con perfiles muy distintos entre sí. Hay personas migrantes que llegan en una situación de mayor vulnerabilidad, otras desconocen el idioma, muchas vienen dañadas y afectadas por la persecución y violencia sufridas tanto en sus países de origen como en el tránsito e incluso en su llegada a Euskadi. Les prestamos asesoramiento jurídico, les damos atención psicológica, además de ofrecerles una serie de servicios para que puedan ser atendidos de manera integral y especializada.

¿Qué es lo más difícil para alguien que se ve obligado a huir de su país?

-Cada una de las personas que atendemos tiene su propia historia. Muchas personas vienen especialmente afectadas, ya que en muchos casos huyen con lo puesto de manera precipitada. La mayoría de ellas han sufrido amenazas de todo tipo en sus países, homicidios de familiares o seres cercanos, además de los duros trayectos migratorios a los que se deben enfrentar con múltiples situaciones de violencia en las fronteras con las vallas contra los migrantes. La inexistencia de vías legales y seguras para que estas personas puedan realizar su camino y encuentren una adecuada protección es una demanda que llevamos pidiéndola muchos años. 

Cuentan con sendos centros de acogida en Oñati y Tolosa, donde atienden a más de 1.000 personas. ¿Hay un riesgo real de que se desborden por el aumento de personas necesitadas de protección?

-A esas mil personas no las atendemos todas a la vez. Hablamos de un cómputo global de más de 1202 personas acogidas en nuestros centros de Larraña Etxea en Oñati y Zuloaga Txiki en Tolosa desde 2018. Respondiendo a tu pregunta, ojalá tuviéramos más plazas para atender, por ejemplo, a las personas que están en situación de calle. De todas formas, que nuestros centros estén llenos significa que estamos dando cobertura a la máxima cantidad de personas posible. Y eso es algo bueno. 

¿Cuál es la parte más complicada en la nueva vida que reconstruyen estas personas? 

-Me parece muy complicado empezar una vida desde cero. Hay personas que vienen de zonas rurales y también otras de ámbitos urbanos con estudios superiores, que después de hacer miles y miles de kilómetros, enfrentándose a situaciones de distintas violencias sin vías legales ni seguras, se encuentran con una realidad totalmente nueva. Deben aprender el idioma del lugar o tienen serias dificultades para poder homologar sus estudios y optar así a puestos de trabajo acorde a su formación. Llegan en una situación muy muy compleja. El auge de las políticas de la ultraderecha, que están cada vez más presentes en el mundo de una manera indisimulada, nos preocupa mucho y dificultan la situación de estas personas.

El Salvador de Bukele no es ‘cool’

Zehar-Errefuxiatuekin formó parte de una delegación vasca que viajó a principios de año a San José (Costa Rica) para visibilizar el apoyo institucional a cientos de miles de nicaragüenses que han tenido que salir de su país y han solicitado asilo en distintas partes del mundo. Javier Canivell fue una de las personas que estuvo presente en estos encuentros con diferentes agentes políticos y sociales de la oposición democrática. Esta misma delegación también se ha interesado por la situación de los derechos humanos de El Salvador, agravada por el autoritarismo del presidente Nayib Bukele.

“La instauración del estado de excepción en El Salvador, con el objetivo de perseguir a las pandillas, dura ya tres años y se ha prorrogado 34 veces”, explica Canivell. Según el director de Zehar-Errefuxiatuekin, Bukele ha atacado “a todo el marco opositor” aprovechando esta medida excepcional. “Afecta a sindicalistas, feministas, al colectivo LGTBIQ+, ecologistas… No hay ninguna modalidad de activismo que no haya sido atacada”, subraya. “Estamos hablando de arrestos indiscriminados, encarcelamientos arbitrarios y todo tipo de excesos contra los derechos humanos. La situación es preocupante y muy dura en El Salvador hasta el punto de que hay madres buscando a sus hijos. Está lejos de esa imagen cool que Bukele pretende mostrar al mundo”. 

Por su parte, el testimonio de los exiliados nicaragüenses por la persecución del régimen de Daniel Ortega “es menos personal y más político, aunque igualmente duro”, apostilla Canivell. Según cuenta, el grado de represión política también se dirige contra el conjunto de la oposición y trasciende las fronteras del propio país de Nicaragua. “La vigilancia es tan férrea, que ni siquiera en el exilio pueden estar seguros”, afirma. Sin salirnos de Latinoamérica, ¿por qué cree que se habla tanto de Venezuela? ¿Los derechos y libertades no deberían escapar de las cuestiones políticas? “Estoy totalmente de acuerdo. Me llama la atención la sobreexposición mediática de Venezuela, probablemente debido a unos intereses políticos determinados, frente a El Salvador, por ejemplo, donde existe un gran desconocimiento”.

¿Cómo se desmonta el mito de que los migrantes nos quitan el trabajo o vienen a delinquir?

-Son los zurrumurrus de siempre, en este caso alimentados por la ultraderecha, que van calando y hacen mucho daño. En Zehar-Errefuxiatuekin llevamos mucho tiempo trabajando en diferentes espacios para favorecer procesos de convivencia intercultural. Dicho esto, es un hecho incontrovertible que nuestra sociedad necesita mano de obra en distintos sectores; entre ellos, la hostelería, el cuidado de nuestros mayores y de la infancia, la construcción… Esos empleos los realizan muchas veces las personas extranjeras porque los de aquí no los quieren hacer. Así que no es cierto que nos quiten el trabajo. En cuanto a la delincuencia, se ha demostrado que el ratio es muy pequeño. No hay una relación directa. Y, en todo caso, si entrásemos a valorar este tema, habría que realizar un estudio mucho más pormenorizado.

¿Zehar-Errefuxiatuekin puede ser independiente si el 85 por ciento de sus ingresos provienen del sector público? ¿No les resta margen de maniobra? 

-Muy buena pregunta. En este punto debemos tener en cuenta varios factores. Por una parte, aunque es verdad que tenemos la necesidad de lograr una menor dependencia del sector público, la financiación proviene de distintas administraciones y de colores políticos diferentes. Siempre repito que seremos independientes en la medida en que no condicione nuestras acciones y nuestro discurso. Esa es la clave. 

Sobre el drama en Gaza, ¿nos arrepentiremos de haber permitido una masacre como la que está sufriendo el pueblo palestino? 

-Total. Ya deberíamos estar arrepentidos. El conflicto palestino lleva muchas décadas en activo y no empezó con el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023. La respuesta por parte del Estado de Israel ha sido absolutamente desproporcionada, y debemos decir alto y claro que la masacre no solo es insoportable, sino que cumple con todas las condiciones para que sea considerada como un genocidio.

2025-03-18T17:22:35+01:00
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