Xabier Martín se pasó tres días intentando hacerse con una prueba diagnóstica y finalmente las encontró en Galdakao: "Estaba desesperado y llegué a pagar 8 euros por cada uno. Una barbaridad, pero no nos quedaba otra porque en la familia necesitábamos recuperar la tranquilidad y saber quién estaba o no contagiado en plena Navidad", apunta.
FRUSTRACIÓN
Para el farmacéutico de Leioa, Javier Fernández Baranda, la gestión de la venta de los antígenos en su farmacia, ubicada en el barrio de Artatzagana ha supuesto un proceso frustrante y le ha provocado "ansiedad" y más de un momento de "mala leche". Según relata este profesional sanitario, en diciembre se produjo lo que él califica de crisis de los antígenos. La sexta ola, con la variante ómicron y la cercanía con las navidades agotaron las existencias en las farmacias de Bizkaia y conseguirlas se convirtió en una odisea tanto para el consumidor, como para los farmacéuticos. "La tensión ha sido brutal", confiesa a DEIA.
A finales de diciembre ninguno de los mayoristas tenía disponibilidad y, tal y como relata Fernández aparecieron mayoristas alternativos –empresas que tienen montadas redes de importación de China– que ofrecían antígenos, pero a precios que cuadruplicaban el de junio. "Tuvimos que adelantar el dinero y a un precio desorbitado. No era un tema comercial, teníamos que atender esa demanda. La venta de antígenos no ha sido una oportunidad comercial sino un problema asistencial", aclara.
ENTIENDE EL ENFADO DEL CONSUMIDOR
Javier Fernández entienden que los consumidores estén cansados de tener que hacer frente al pago de lo que se ha convertido en un bien de primera necesidad. "Han pagado mucho y por todo. El consumidor piensa que nos hemos hecho de oro y para nada. En diciembre en mi farmacia vendimos algo más de 3.000 antígenos y eso supuso el 1% de mi facturación", cuenta. Partiendo de que los profesionales de las farmacias anteponen la salud de los pacientes, asumen el precio fijado por el gobierno, pero no sin mostrar su hartazgo. "No estoy en contra de que los precios se equiparen, pero en mi opinión no deja de ser injusto cuando las farmacias, nos hemos tenido que buscar la vida para dispensar los test de antígenos a nuestros clientes", relata Javier.
Precisamente, Fernández asegura que su única obsesión el 13 de diciembre era localizar a un mayorista que le dispensara los test. "El 28 de diciembre a las 12.00 de la noche estaba descargando un camión que llegó de Alemania para al día siguiente atender la demanda de 800 test que tenía en una lista de espera". Aunque por el momento no hay problema de abastecimiento en las farmacias, la bajada de precios agotó ayer el suministro en algunas boticas. Leire Sánchez compró cuatro aprovechando el nuevo precio. "Entre mascarillas, geles y los test de antígenos nos dejamos medio sueldo. Es una vergüenza", concluye la vecina de Bilbao.