Los macrobotellones se están convirtiendo una constante los fines de semana. Reuniones de cientos de jóvenes por la noche ante las que la policía muchas veces no puede intervenir a la fuerza para evitar males mayores. De ahí que Javier Urra hable de tomar medidas en origen. "Tenemos la obligación las Administraciones y la sociedad civil de dar otra oferta a los jóvenes". Preguntado por el papel de las familias, dice que los padres y madres están "desbordados".
Sobre los casos de agresiones entre menores y en especial las agresiones grupales, deja claro que tanto la fiscalía de menores como los jueces como los servicios sociales tienen instrumentos y capacidad para actuar y buscar alternativas no penales. Habla de la formación, la educación, de los cursos, de los trabajos sociales y comunitarios. Ahora bien, remarca, "los padres no pueden hacer de abogados de sus hijos". Sí ve como un problema que por definición, "somos gregarios y tribales" y esa pertenencia a un grupo puede ser muy peligrosa. En este sentido subraya que es importante "educarnos para no caer en la presión del grupo".
Defiende que en muchos casos las medidas funcionan y da un dato: "el 80% no vuelve a reincidir salvo en los casos de abusos sexuales y violación donde el fracaso es mayor".