Javier Zabala (Logroño, 1997) tenía que ganar el sábado ante un clasificado Iñaki Artola para entrar en las semifinales del Manomanista. El alegiarra, excelso, le endosó un 22-8 que cercenó parte de sus posibilidades. El riojano se encomendó entonces a Joseba Ezkurdia, pues solamente le beneficiaba un triunfo del navarro sobre Elordi el domingo en Bilbao. El 10-22 del Bizkaia tumbó al campeón y clasificó al logroñés en su primer campeonato en Primera. Será cabeza de serie en 2025.
¿Cómo vivió el partido de Aitor Elordi ante Joseba Ezkurdia que le dio la clasificación a las semifinales?
—Me puse en lo peor después de perder ante Iñaki Artola. Además, las sensaciones no fueron buenas. Sabía que estaba difícil. Creía que Elordi iba a salir con un plus de motivación mayor que el de Ezkurdia, pero Joseba demostró que es un gran profesional e hizo su trabajo. A Aitor le pudo la responsabilidad de ganar. En mi caso, me refugié con la familia para controlar los nervios. Cuando empezó Ezkurdia fuerte, nos emocionamos todos un poco. Luego, Elordi puso un poco de emoción. Cuando Joseba hizo la tacada final, nos quedamos muy contentos.
¿Quién se puso más feliz: usted o la familia?
—La procesión iba por dentro en mi caso. En la familia estaban más en modo fiesta. Yo me quedé esperando, porque sabemos que el mano a mano va por tacadas y hasta que no llegas al cartón 22 no está todo hecho. Me pegaron el optimismo y creí en la victoria de Joseba.
“ He empezado el campeonato con la mayor ambición del mundo. He llegado hasta aquí y quiero aprovecharlo ”
Chute de energía positiva tras el jarro de agua fría del sábado ante Artola, ¿no?
—Sí, pero tampoco se puede hacer mucho más ante un rival que lo hizo todo bien. Yo di el máximo; sobre todo, al inicio, en el que hicimos tantos duros que cayeron de su lado. Iñaki mantuvo la sexta metida durante todo el partido y no pude hacer nada. Es duro perder, pero hay que aceptar que hay pelotaris que están en un escalón un poco superior a mí y aprender de ello. Nos volveremos a enfrentar. Voy a mejorar para la próxima.
También hay que tener en cuenta que es su primer Manomanista de Primera.
—Es importante saber perder y aprender a gestionar los partidos perdidos. Hay que ser conscientes de que hay pelotaris que juegan mucho y que no vas a ganar siempre. Todos trabajamos y estamos acostumbrados a perder. El partido contra Artola me viene muy bien para encarar las semifinales.
Será cabeza de serie en 2025.
—Aporta tranquilidad. El partido de octavos de final es muy difícil, porque vienes de un año sin jugar mano a mano. No puedes expresar todo en un partido. Si pierdes, te quedas fuera durante otro año entero. Eso es muy duro.
Hablando de las derrotas, cabe recordar lo duro que fue el partido contra Iker Larrazabal del año pasado en Promoción. Iba ganando 20-4 y 21-8 y acabó perdiendo 21-22. ¿Ese partido forjó al Zabala que vemos ahora?
—Pues sí. Aprendo mucho de las derrotas y me las tomo a bien. Muchas duelen y hay que pasar el duelo, pero intento mantener la tristeza lo menos posible. Hay que seguir. Las semanas que pierdes, por inercia, sueles tomártelas más en serio y entrenar más. Fíjese, en el mundo del deporte, solo ganan la mitad de los que salen a jugar. De aquel fatídico día es de la derrota que más he aprendido y de la que más fuerte he salido.
“ Es importante saber perder y aprender a gestionar las derrotas. Hay que ser conscientes de que no vas a ganar siempre ”
Prosiga.
—Todos los pelotaris salimos a ganar, pero hay que ser conscientes de que hay que seguir. Me tomé bien el tropezón ante Elordi (22-20) y me salió muy bien el partido contra Ezkurdia (11-22). Del Labrit espero salir reforzado. Puedo ganar o puedo perder ante Laso en un partido complicadísimo, pero si doy el cien por cien, me quedaré tranquilo.
La semifinal del 18 de mayo será contra Laso en el Labrit de Iruñea, donde se colgará el cartel de no hay entradas. Partido de campanillas.
—He tenido la suerte de jugar en el Labrit dos de los cuatro partidos del Manomanista y es increíble el ambiente que se vive en el frontón. Voy a tener a la afición en contra, porque Unai tiene mucho tirón en Iruñea y contagia a la gente. En esos escenarios se crecen todos los pelotaris, ya sea con la gente a favor o en contra.
¿Le pone esa energía?
—Sin duda. Todo eso lo convierto en algo positivo y sé salir más fuerte de ese tipo de situaciones. Me puede venir bien para mi estilo de juego. Eso sí, Laso también se contagia de la energía del público. Será complicado, pero acepto el reto.
"Hay que llegar con chispa"
Es un tópico, pero... ¿Nada que perder en la semifinal?
—Hay una final que perder. He empezado el campeonato con la mayor ambición del mundo. Pocos años se juega a este nivel y he llegado hasta aquí, así que quiero aprovecharlo.
¿Ha diseñado ya el plan de trabajo hasta el 18 de mayo?
—Esta semana no sé si tocaré pelota. Pondré tacos el jueves o el viernes. Mientras tanto, me toca carga aeróbica y de gimnasio. Será un partido duro y tengo que estar preparado. Tal vez a final de semana toque algo de pelota. La semana que viene haré algún entrenamiento fuerte, porque hay que llegar con chispa.
¿Cómo están esas manos?
—Quedan quince días para ponerlas al cien por cien y estoy en ello.
¿Qué puede decir de Unai Laso?
—Ha tenido muy mala suerte con las lesiones, pero ahora es el Laso que todos conocíamos. Quiere vestirse de colorado y lo está demostrando. Está dando miedo. Es uno de los pelotaris que pones en la televisión. Es difícil jugar contra un rival tan agresivo.