Jesús García es vecino de Otxarkoaga y ni corto ni perezoso se ha puesto manos a la obra para poner su granito de arena y ayudar a todas esas familias de refugiados que han huído de Ucrania y se han quedado sin hogar. Ha dejado su empresa de puertas y persianas Zuatzu y tras alquilar una furgoneta de nueve plazas se ha echado a la carretera. "Ayer estuvimos en Hungría y ahora vamos a Rumanía. A ver si podemos traer a familias ucranianas que quieran venir", señala.
Según nos cuenta, en Hungría estaba todo muy organizado para la llegada de refugiados. "Había café, alimentos, pequeñas comunidades esperando. Estuvimos allí toda la tarde y al final dejamos los teléfonos por si alguien nos necesitaba. Como no nos han llamado vamos para Rumanía. Me quedan 600 km".
En total lleva encima 3600 km desde que salió de Otxarkoaga pero se muestra feliz. "Espero poder ayudar y ojalá se acabe la guerra", dice optimista. Reconoce que la gente es reacia a hacer 3 mil km. "El que sale tiene su casa allí al lado. Es muy agresivo. La gente está muy desorientada", reconoce.
Preguntado sobre qué espera cuando vuelva a casa si se trae consigo a refugiados ucranianos se muestra convencido de que recibirá ayuda de las instituciones. "Hay una asociación de ucranianos en Bilbao y las instituciones nos echaran una mano y si no, tengo mi casa. La gente nos está apoyando, amigos que tiene casa en Laredo también me han dicho que para lo que necesite", dice satisfecho. "Estoy muy contento", resume pero a la vez afirma ser consciente de que él, como todos nosotros, ve "los toros desde la barrera" pero afirma con determinación que hará "todo lo posible para traer familias para Bilbao".