Jokin Altuna marca el pleno en el Manomanista con autoridad

Jokin Altuna: “Quien crea que esto es un trámite, que venga a restar del seis y medio”. Lo dice serio y con la mirada puesta en el horizonte. Lo explicó el miércoles en la elección de material para el cierre de la liguilla de cuartos de final del Manomanista. El duelo contra Danel Elezkano no tenía interés competitivo, pero el mano a mano nunca es una formalidad. 36 metros. Dos pelotaris. Una pelota de 105 gramos. Una tortura para las manos. El individual a todo el frontón no es un día más en la oficina. Lo sabe Jokin. Las manos sufren y, con las semifinales a la vuelta de la esquina, cualquier golpe malo se convierte en una situación de riesgo.

Algo similar vivió Darío Gómez la semana anterior, solo que el riojano disponía de dos semanas para recuperarse. A Jokin solo le quedaba una. Por eso, y por la dureza de un contrincante como Danel Elezkano, que ha sido en dos ocasiones cabeza de serie en la especialidad, no existe el relax. Un dato esclarecedor: en 2022, con el mismo formato pero sin descansos entre partidos, se suspendieron tres de los doce duelos de la fase; todos por problemas de manos.

Y Jokin no relajó el nervio este sábado en el Labrit. Velocidad de crucero. Sigue. Sigue. Sigue. Intensidad hasta el final. Otra cita de Altuna III: “Relajarte no te ayuda en nada”. El amezketarra se anotó su tercer triunfo consecutivo. El sábado se medirá a Joseba Ezkurdia en el mismo escenario en busca de la final del 4 de junio en el frontón Bizkaia de Bilbao. El navarro y el guipuzcoano, componentes de Aspe, parecen obligados a encontrarse. Es su sino. La cita Ezkurdia-Altuna III es el verdadero clásico de la pelota actual. Por cantidad y calidad. En noviembre protagonizaron la mejor final del Cuatro y Medio de los últimos años, por poner un ejemplo.

El amezketarra fue superior a Danel Elezkano, agresivo y contestón, y pasa de ronda con la certeza de exhibir una versión seria y resolutiva. Se apoyó en la electricidad de su diestra, cada vez más poderosa a la hora de buscar el pelotazo largo, y el letal aguijonazo de su remate. Altuna III tiene algo distinto. No da ni un pelotazo en vano.

Y se repuso ante la intensidad de un Danel Elezkano que quería quitarse la espinita de una fase en la que no ha terminado de rendir como deseaba por los problemas de manos. Inmerso en el campeonato después de perder la previa ante Peio Etxeberria por las bajas de José Javier Zabaleta y Beñat Rezusta –que le abrieron el hueco también al semifinalista Aitor Elordi–, tumbó en octavos a Iñaki Artola (22-19 en Bastida) y ha caído en sus tres comparecencias de cuartos, todas en Iruñea: ante Elordi (19-22), Unai Laso (22-11) y Altuna III (12-22). Con todo, la versión ambiciosa del vizcaino pasó por encima de su contrincante en los primeros compases. Al menos, en protagonismo. Lo hizo todo. En el 5-5, Danel acumulaba cuatro caras y cuatro cruces. La apertura corrió a cargo del amezketarra: un derechazo y un gancho. Declaración de intenciones. El 1-1 fue un dos paredes arriesgado del guipuzcoano que los jueces dieron mala y no lo era.

Tres chapas de Elezkano

De todos modos, no tuvo suerte Elezkano con la chapa. Su tercer impacto con el metal fue el 5-6. A raíz de entonces, Jokin se hizo fuerte en el peloteo y sacó de su zona de influencia al vizcaino. Mandón. Tacada de cinco tantos. Brecha. En el caso de Altuna, una pequeña fisura es un abismo. Sopla el castillo de naipes. El 5-10 fue una paradita en ancho con el pie cambiado. Diablura.