El 11 iguales fue un buen saque de Iñaki Artola, el tercero de este domingo en su cuenta particular. Se contabilizaban entonces 132 pelotazos a buena. El delantero de Alegia, inasequible al desaliento, una roca, un pelotari tallado en mármol blanco, suspira. Jokin Altuna contempla cómo una atalaya de seis tantos, desde el 11-5, se le derrumba entre las manos como un castillo de arena en la tempestad. Todo llega tras arriesgar demasiado con un saque y superar la línea de falta, otorgándole la alternativa a su contrincante en una modalidad en la que el primer disparo es capital.
Artola: mandíbula tensa. Altuna III: rictus serio. El ritmo atenaza en la jaula. La velocidad es una cizalla. Verbo a ladridos. Debate a dentelladas. El primer descanso largo, una frontera psicológica de tres minutos, es una Espada de Damocles.
Altuna III 22
Artola 12
Duración: 48:18 minutos de juego.
Saques: 2 de Altuna III (tantos 14 y 21) y 3 de Artola (tantos 4, 8 y 11).
Faltas de saque: Ninguna.
Pasas del Cuatro y Medio: 1 de Artola.
Pelotazos: 220 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 12 de Altuna III y 6 de Artola.
Errores: 2 de Altuna III y 7 de Artola.
Marcador: 1-0, 1-1, 2-1, 2-2, 2-4, 4-4, 10-4, 10-5, 11-5, 11-11, 21-11, 21-12 y 22-12.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Gorka Altuna (con su primo Jokin) e Iker Iriarte (con Artola).
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la liguilla de cuartos de final del Grupo A del Campeonato del Cuatro y Medio de la LEP.M disputado en el frontón Astelena de Eibar. 1.037 espectadores. En el primer encuentro del festival, correspondiente al Cuatro y Medio Serie B, Larrazabal ganó a Murua (22-5). En el tercero, Salaberria-Erostarbe vencieron a De la Fuente-Gabirondo (18-15).
Artola: al alza. Altuna III: junco contra el huracán. Iñaki impone la violencia de su pelotazo. Jokin se resiste. Iñaki abre un gancho y se pasa de frenada. La pelota besa las tablas de contracancha de un frontón Astelena de Eibar con aspecto bellísimo en las gradas –1.037 espectadores–.
Comunicación gestual. Artola: cabeza baja camino al vestuario. Altuna: pulmones hinchados. Librada. 12-11. 148 pelotazos a buena. Y...
La misma película
La misma historia. Todo se repite. Una y otra vez. El amezketarra nunca se hunde. Nunca se dobla. El ciclo de Altuna III, cuatro veces campeón del acotado, ocho veces finalista de forma consecutiva. Directo al 21-11 en un par de pestañeos. Golpe sobre la mesa. Gancho al mentón. Lo que le había costado remontar al delantero de Baiko se esfumó como un espejismo. Las piezas del dominó, una tras otra, precipitándose de forma impenitente. Un guion que funciona de maravilla.
Cambio de pelota: material rápido, frontón con un suelo vivo. El partido se diluyó en un abrir y cerrar de ojos. Réquiem en 40 pelotazos. De la furiosa respuesta de Artola a la guerra relámpago del amezketarra. Del 11 iguales al 21-11 y todo el pescado vendido.
La velocidad es tendencia
¿Lo volvió a hacer? Sí, lo volvió a hacer. Como si formara parte de la rutina habitual de un pelotari mágico pero, a la vez, seguro y tremendamente competitivo. Tal vez ahí resida el quid de la cuestión y lo que convierte a Altuna en inabarcable –aunque nadie es imbatible en el deporte profesional excepto Floyd Mayweather– es que su capacidad técnica, esa que es capaz de deslumbrar a cualquiera, queda muchas veces al servicio de lo que realmente necesita el partido, en multitud de ocasiones una defensa terrible o la irredenta voluntad de aquel que no se rinde jamás. El de Amezketa buscó líneas y percutió con el pelotazo largo por la pared con la izquierda, bien de besagain o a bote, para ganarse las habichuelas.