Jokin Altuna y Xabier Tolosa ganan una vida extra y meten a Laso-Imaz en la final del Campeonato de Parejas

La teoría del caos. Todo es impredecible. Una mariposa bate las alas en Pekín y en Nueva York se desata una tormenta.

La teoría del caos. Jon Ander Peña y Jon Mariezkurrena, del todo impredecibles, naufragan en el Astelena de Eibar en un mal partido y en Bizkarreta-Gerendiain y Oiartzun eclosionan dos vendavales, los de alegría de Unai Laso y Ander Imaz, que se clasifican para la final del Parejas del 2 de abril en el Navarra Arena.

Peña II y Mariezkurrena II, inmersos en el desbarajuste, superiores en el peloteo ante Jokin Altuna y Xabier Tolosa, se hundieron este domingo en sus propios errores. A los de Aspe les bastó con ser sólidos. Y ya. Sus contrincantes cometieron 16 yerros, ocho por barba. Demasiados en la exigencia de unas semifinales. Un disparo en el pie y otro en la sien. Excesivas facilidades. El tolosarra y el pegador de Berriozar, que protagonizaban un partido a vida o muerte, quedan fuera de la ecuación para la segunda plaza por la txapela. El billete se lo jugarán el domingo en el Bizkaia de Bilbao entre Altuna III-Tolosa y Elordi-Zabaleta. 

Los guipuzcoanos comenzaron entonados. 4-0 favorable. Viento de cola. Peña II y Mariezkurrena II se destaparon erráticos. Y no remontaron el vuelo. El zaguero de Berriozar cometió dos fallos en ese tramo. Un mal prólogo para un mal desenlace. El delantero de Amezketa, enchufado, inició con el sotamano de derecha fresco y agresivo. Puso ritmo. Era fundamental para incomodar al navarro, una bestia que lleva tres partidos desatado. Como Laso en el Labrit, le tocaba multiplicarse con el único objetivo de frenar el vendaval del pegador. 

Con el 6-2 en el marcador, Jon se desencadenó. Encontró una pelota en lo cuadros alegres y abrió como un delantero de arkupe; después, dos derechazos inapelables –esa mano es un polvorín– ajustaron el luminoso. Un fallo de Altuna, trabajando de volea desde el seis para desatascar, y un saque de Peña voltearon la cosa. Jokin, correoso, no se limitó a presenciar el asedio a su zaguero, serio y tranquilo. Se puso el mono de trabajo. Era la única opción. Buscó a Mariezkurrena II atrás con un pelotazo sideral al ocho que respondió el de Berriozar con un sotamano de zurda estratosférico; sin embargo, después se le fue el golpe arriba.

La condena de los errores

Los de Aspe cambiaron de pelota. Jon acumuló otro yerro de derecha. Y Peña II vio tres cruces consecutivas. A los de Baiko se les escapó la reacción como arena entre los dedos. Del 6-7 al 14-7. En un parpadeo. Viven en una montaña rusa. Al final de la tacada de ocho tantos, el tolosarra sumaba ya seis fallos y Mariezkurrena cinco.