El nombre de Jon Bikandi se ha ganado el prestigio en las plazas de las ferias más importantes de Euskadi y de fuera de nuestras fronteras. En una de las citas más importantes de la temporada como es el Primer Lunes de Octubre en Gernika, Bikandi volvió a dejar de manifiesto que sus animales destacan sobre el resto. Muestra de ello es que se alzó con los principales galardones al lograr los reconocimientos a la mejor ganadería, la mejor hembra y el mejor macho. “Lo que está muy claro es que cuando sales de casa siempre esperas ganar, pero los resultados fueron mejor de lo esperado. A todos nos gusta ganar premios y cuando vamos a las ferias, vamos a eso. Si preparas el ganado todo el año, con el trabajo que supone, y vas a las ferias, es para intentar lograr los mejores resultados”, explica Bikandi.
Nacido en el caserío Uribe de Santa Maña de Iurreta, de joven su ilusión habría sido “vivir de la bicicleta”. Sin embargo, recibió la oferta de un vecino para comenzar a trabajar en una inmobiliaria y durante 25 años estuvo ligado a ese sector. Pero llegó la crisis inmobiliaria y con su primer hijo recién nacido “dejé de trabajar en la inmobiliaria y me dediqué al crío y a las vacas”. Implicado al cien por cien con la ganadería, hace 15 años comenzó a participar en los diferentes concursos de ganadería. Y hay un par de citas, como las de Gernika o Elizondo, a las que siempre ha acudido. “No sé cuántos premios tenemos”, reconoce este hombre que reside en el mismo baserri en el que nació junto a su mujer, dos hijos y cerca de 200 cabezas de ganado. “Se les quiere, se les mima y se les cuida bien. Mis vacas son una forma de vivir, este es el trabajo con el que mantenemos a la familia. También es una pasión, lo que me gusta hacer en el día a día”, asegura.
A sus 53 años, se dedica a criar vacas y toros de la raza pirenaica, especie por la que siente una afición especial. No en vano, se ha convertido en el representante de Euskal Herria de esta raza cuando toma parte en ferias a nivel estatal como pueden ser las de Zaragoza, Salamanca o Huesca, entre otras. “Es una vaca que siempre me ha gustado por su carácter, morfología, color, cabeza y cornamenta. Es muy rústica y se amolda muy bien al clima nuestro tanto en invierno como en verano”, describe el ganadero, añadiendo que “todas tienen nombre y en 2022 empiezan por la letra G. Así sabemos de qué año es cada una”.
Mimada preparación
La participación del ganado en los concursos requiere de tiempo y mucho cariño. Se lavan con agua caliente y jabón y se secan para que estén brillantes y guapos. Se transportan en camiones hasta el lugar de la feria, algo que normalmente puede llegar a estresar al ganado. “A mis dos hijos les gusta también estar cerca de las vacas. Han mamado desde pequeños todo este mundo y eso siempre se nota”, comenta sobre su familia. Con el calendario prácticamente finiquitado, Bikandi tomará parte hoy en la feria de Mungia a la espera de que en dos meses empiecen a parir una buena remesa de ejemplares.
Entre las casi 200 cabezas de ganado, Bikandi tiene también sus favoritas. Sin lugar a dudas, su preferida es Princesita, que desde los dos años tiene problemas de cadera y no camina muy bien. Sin embargo, estos inconvenientes no tienen repercusión en la ganadería. “La genética que sale de esa vaca tanto en novillos como novillas son triunfadores en todos sus certámenes”, sentencia Bikandi.