Europa recupera la Ryder Cup en un día emocionante

La fiesta se desató en el Marco Simone cuando Rickie Fowler concedió el hoyo 16 a Tommy Fleetwood para asegurar el medio punto que le faltaba a Europa para recuperar la Ryder Cup y lograr su duodécimo triunfo desde que se incorporaron jugadores continentales. El jugador inglés, en el undécimo partido de la jornada de individuales, completó el trabajo de todo el equipo que desde el 4-0 de la primera sesión del viernes siempre llevo el mando. Sin embargo, la emoción se prolongó hasta bien entrada la tarde de ayer domingo en Roma porque los estadounidenses vendieron cara su piel, como corresponde a doce de los 25 mejores jugadores del mundo.

Luke Donald había puesto a sus mejores elementos en los primeros duelos en busca de acercarse pronto a los cuatro puntos que necesitaba Europa. Jon Rahm abrió ante Scottie Scheffler en un partido que respondió a las expectativas y que fue un toma y daca en la segunda mitad. El barrikoztarra, con un gesto de máxima concentración, mandaba por dos hoyos en el 5 por los problemas del número 1 del mundo para embocar putts cortos. Sin embargo, el texano se fue entonando con ese juego de tee a green que le mantiene en lo más alto, a mitad de vuelta Rahm tuvo un bajón de juego, con algunos malos tiros, y en el 11 Scheffler se puso por delante para poner en tensión a todo el equipo europeo ya que para entonces muchos partidos tenían color rojo estadounidense.

El número 3 del mundo reaccionó y ganó los dos hoyos siguientes para recuperar una mínima ventaja, pero su rival respondió anotándose el 14 y el 15. De nuevo, Jon Rahm estaba contra las cuerdas y tiró de magia en el 18, un par 5 que dio mucho a Europa durante la semana. Scheffler falló su golpe de salida y dio la iniciativa al de Barrika, que casi embocó un larguísimo putt para eagle. Con el birdie hecho, el estadounidense estaba obligado a embocar un chip desde el borde del green para ganar el partido. Falló y Rahm rescató medio punto que le hizo acabar esta Ryder Cup invicto, con dos victorias y dos empates, y tuvo gran importancia a la larga, sobre todo en el aspecto anímico. Scheffler se convirtió así en el primer número 1 del mundo que no suma ninguna victoria en una Ryder Cup.

Hovland ya había ganado claramente a Morikawa y McIlroy y Hatton aseguraron también sus puntos enteros ante Burns y Harman, respectivamente, por lo que Europa había cumplido el plan de su capitán, pese a la previsible derrota de Rose ante el hueso Cantlay. Habían caído tres puntos y medio en cinco partidos acabados, pero quedaba medio y en los enfrentamientos centrales el mando era estadounidense. Fitzpatrick perdió la oportunidad de sellar la Ryder Cup al fallar un putt en el 18 ante Homa, el jugador más prolífico de Estados Unidos, y hubo que seguir esperando mientras la tensión y los nervios crecían en el campo.

Los novatos europeos Hojgaard, Aberg y Straka pagaron su condición con derrotas que entraban en el guion por lo que todo el mundo empezó a mirar a Fleetwood, al que habían puesto al final, por si acaso. Fowler estaba a un hoyo en el tee del 16, con todo en el aire, pero mandó su bola al agua y dejó el camino libre al inglés, que ya había sido uno de los héroes hace cinco años en París y metió un drive imperial para asegurar ganar el hoyo y la Ryder. Después sumaron también medio punto Lowry y el novato McIntyre uno entero para redondear el marcador cuando el campo era ya un jolgorio por todas partes.

No fue una paliza como la de Whistling Straits, ni un triunfo tan holgado como indica el marcador, pero Europa logró su objetivo en una edición en la que han sido claves el 4-0 inicial y el gran rendimiento de los estrellas del equipo europeo. Rahm, McIlroy, Hatton, Fleetwood y Hovland, que sufrieron la durísima derrota de hace dos años, han cargado con el equipo europeo y han sido los que más puntos ha sumado. Esta Ryder Cup corona así las dos mejores semanas de la historia del golf europeo después de la victoria en la Solheim Cup.