Jon Rahm certificó ayer domingo una semana muy meritoria en Harbour Town. Estuvo lejos de la victoria, pero concluir el RBC Heritage entre los quince primeros y a solo seis golpes del ganador sin haber alcanzado su mejor juego es algo destacable. Jordan Spieth y Matt Fitzpatrick se disputaban el trofeo en un play-off al cierre de este edición. El golfista de Barrika honró hasta el final la chaqueta verde que conquistó la semana pasada y el compromiso que había adquirido con el torneo de Carolina del Sur.
El birdie con el que cerró el torneo en el hoyo 18 le sacó una gran sonrisa después de una jornada en la que no estuvo especialmente inspirado en el juego corto y le permitió escalar unas cuantas posiciones, en una nueva demostración de su inagotable espíritu de lucha. Eso le permitió proteger su posición como número 1 del mundo ya que Scottie Scheffler, que optaba al triunfo al inicio de la última jornada, se vino abajo y acabó solo un golpe mejor que el vizcaino. Son ya 48 semanas de Jon Rahm al frente de la clasificación mundial, lo que le convierte en el décimo jugador con mas semanas de permanencia en la cima.
“Estoy contento por la forma en que he jugado esta semana, incluso sorprendido. Para mí ha sido como un cuento de hadas de dos semanas”, comentó Rahm a la televisión tras completar su cuarto recorrido con 68 golpes, tres bajo par, con birdies en el 2, el 15 y el 18 y sin cometer ningún bogey. También agradeció el apoyo que tuvo del público en un torneo en el que no comparecía el ganador del Masters desde que lo hizo Jordan Spieth en 2015 y admitió que “la primera vuelta es la que realmente me costó cara porque hoy tenía demasiada gente por delante. He jugado muy bien de tee a green, pero no he podido meter los putts en unos greenes que no son sencillos de interpretar”.
Toda su vuelta siguió ayer el mismo patrón. Dio muchos buenos golpes para aproximarse al green, pero quizás le faltó dejar la bola más cerca para crearse mejores oportunidades. La mayoría de los hoyos los cubrió en dos putts, incluso el del hoyo 5 donde sufrió una cruel corbata cuando la mitad de la bola ya había entrado al agujero. Sin poder rematar alrededor de las banderas, pronto perdió sus opciones y mostró cierta frustración, pero pese a ello se lo tomó con filosofía y pudo mantener cordiales conversaciones con Justin Rose, su compañero de partido y el jugador con el que debutó en la Ryder Cup.
El barrikoztarra llegó muy cansado a Harbour Town por todo lo que supuso ganar en Augusta, pero no rechazó la oportunidad de comentar el final del torneo para la CBS, y con mucho acierto, a decir de los que le escucharon. Allí fue preguntado por si planea tomarse un descanso tras un primer cuarto de año muy exigente. “Soy casi adicto a este deporte. Siempre digo que me tomaré un tiempo fuera y mañana me podrás ver tirando unos chips en casa”, confesó. Su próximo compromiso será la defensa del México Open a finales de este mes en Vidanta Vallarta.