Jonathan Rousselle disfrutó a lo grande en el Bilbao Arena en la noche del sábado. El Surne Bilbao Basket regresó a la senda del triunfo y él fue uno de los grandes protagonistas del partidazo que realizaron los hombres de negro para someter al Valencia Basket. El capitán del conjunto vizcaino necesitaba un encuentro de ese calibre y el colectivo agradeció también su versión killer, convertido en gran generador de puntos en las situaciones en las que el balón más ardía.
El base francés acabó la contienda con once puntos, de los cuales ocho llegaron en la apertura del último cuarto, al que el conjunto de Álex Mumbrú llegó con solo un punto de ventaja. Sus dos triplazos y su canasta de dos puntos jugando contra Martin Hermannsson –en uno de ellos mandó al suelo al islandés con un magnífico bote por la espalda– fueron el detonante para hacer posible que el equipo anfitrión pasara del 59-58 al 72-63 a 6:11 del final, conquistando un colchón que acabaría siendo definitivo para volar hacia el triunfo. La canasta de la tranquilidad definitiva, el 82-76 de Ángel Delgado a 55 segundos del final, llegó fruto de una de sus dos asistencias en ese magnífico acto final, en el que sumó 12 créditos de valoración, con peso específico también en un par de jugadas defensivas vitales.
Sus gestos de celebración y alegría desatada hacia el público de Miribilla certifican lo mucho que necesitaba un partido así Rousselle, al que los problemas físicos le han vuelto a impedir un curso más alcanzar un rendimiento continuado y el nivel físico que necesita para desarrollar su tipo de juego. La pasada temporada ya tuvo que actuar mermado gran parte de la segunda vuelta como consecuencia de unos problemas en el tendón de Aquiles de su pierna derecha que finalmente le obligaron a parar en abril para pasar por el quirófano, perdiéndose los siete últimos encuentros en los que fue sustituido por el griego Ioannis Athinaiou.
En la presente, comenzó compartiendo funciones de director de juego con Rafa Luz y repartiéndose el minutaje con él prácticamente con precisión quirúrgica. En noviembre, la entidad de Miribilla incorporó a Stefan Peno para cubrirse las espaldas ante los problemas de rodilla del brasileño, pero fue en el camino de Rousselle en el que volvió a cruzarse la fatalidad en forma de lesión. El galo se fracturó la muñeca izquierda el 11 de diciembre en el derbi vasco contra el Baskonia y tuvo que permanecer mes y medio en el dique seco. Cuando pudo regresar a las canchas, el Surne Bilbao Basket se encontraba en su mejor momento de la temporada, en plena racha de triunfos y funcionando a velocidad de crucero, por lo que no le resultó sencillo recuperar el ritmo perdido y reintegrarse en el grupo.
Dos minutos contra el Betis en su regreso, ocho frente al Unicaja, seis en el triunfo ante el Manresa... Mumbrú ya dijo en su día que era el jugador al que mejor le iba a venir en febrero el segundo parón de la competición, pues le iba a permitir acumular sesiones de trabajo para tratar de ponerse al nivel de sus compañeros, pero incluso así a Rousselle le ha costado recuperar sensaciones. Sus porcentajes han caído con respecto al pasado ejercicio (de 58,9% en lanzamientos de dos, 35,4% en triples y 82,7% en tiros libres a 46,7%, 34% y 71% respectivamente) dentro de un juego exterior que necesita generadores de canastas desde la marcha de Valentin Bigote. En Fuenlabrada ya amagó con diez puntos en nueve minutos, pero fue el sábado ante el Valencia cuando dio un paso al frente y fue protagonista en la victoria.