El entrenador de la selección española femenina, Jorge Vilda, permanecía enrocado. Fue uno de los que aplaudió a Luis Rubiales en la rueda de prensa en la que el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) trató de defenderse de la crítica por su actitud con la jugadora Jenni Hermoso, el tocamiento de genitales en el palco tras conquistar la final de la Copa del Mundo y sus posteriores reacciones ante los micrófonos tildando de tontos a sus detractores; luego Vilda se quedó sin su cuerpo técnico, que dimitió, y sin la persona que le avaló para el cargo de seleccionador, Rubiales, que resultó inhabilitado por la FIFA; también se quedó Vilda sin 83 jugadoras seleccionables, entre ellas las 23 campeonas, que renunciaron a vestir la camiseta “si continúan los actuales dirigentes”. Con todo, Vilda pretendía sobrevivir en el banquillo, enrocado.
Vilda, al igual que el seleccionador masculino, Luis de la Fuente, trató de desalinearse de Rubiales calificando los hechos de “auténtico despropósito” y criticando el “comportamiento inaceptable” del entonces presidente. Pese a ello, la cúpula directiva que ha heredado, al menos provisionalmente, la responsabilidad de dirigir la Federación Española adoptó la decisión de prescindir de sus servicios, aunque su contrato expiraba en 2024, una decisión que está fundamentada en la voluntad de romper con todo lo relacionado con el pasado reciente, de borrar al séquito de Rubiales para proclamar una suerte de nueva era. Las cabezas visibles de la ejecución del cambio han sido el presidente en funciones de la Federación, Pedro Rocha, y su homólogo en el Consejo Superior de Deportes, Víctor Franco, que se reunieron ayer para dar forma a la reestructuración, que pasaba por cesar a Vilda, a quien su rechazo a la actitud de Rubiales no le ha servido, como ha sido el caso de De la Fuente, para perdurar en el cargo.
“La Federación, en una de las primeras medidas de renovación anunciadas por Pedro Rocha, ha decidido prescindir de los servicios de Jorge Vilda. La RFEF agradece su labor al frente de la selección y en sus funciones de máximo responsable deportivo de las selecciones femeninas, así como los éxitos cosechados durante su etapa coronados con la reciente consecución del Mundial”, manifestó el organismo federativo, que puso en valor “su intachable conducta personal y deportiva, siendo una pieza clave en el notable crecimiento del fútbol femenino en España”.
Montse Tomé, primera mujer seleccionadora
El proceso de transformación presentaba carácter de urgencia, debido a que el 22 de septiembre España comienza a disputar la Liga de Naciones, para la que no había jugadoras ni cuerpo técnico, que además de dimitir en bloque poseía contrato hasta el 31 de agosto. De ahí que, de inmediato tras anunciar el cese de Vilda, se anunciase a Montse Tomé como reemplazo tras venir ejerciendo como segunda entrenadora. Será la primera vez en la historia de la selección española absoluta en que una mujer asuma la dirección del vestuario.
El perdón de la Federación Española
Horas antes de anunciar la destitución de Vilda, la Federación emitió un comunicado expresando que “la actuación del Sr. Rubiales tanto en ese momento como en las horas posteriores no son aceptables bajo ningún concepto y por esto la RFEF retiró de su web todos aquellos comunicados inapropiados y carentes de sentido que no ponían en valor lo logrado por la selección y no tenían en cuenta las afirmaciones de la jugadora sobre estos hechos”. Además, destacó que “el daño causado al fútbol español, al deporte español, a la sociedad española y al conjunto de los valores del fútbol y del deporte ha sido enorme”. Asimismo, se disculpó y se desmarcó de los actos de Rubiales: “Su actuación debe achacarse única y exclusivamente a él”, reiterando, “para que quede claro”, que “esta postura fue la de Rubiales, no la de la RFEF”.
Así, Vilda pierde el cargo dos semanas después de proclamarse campeón del mundo y de escuchar una propuesta de renovación de contrato de Rubiales, quien el día en que presentó sus disculpas, calificadas por la mayoría de la sociedad de tibias o vacías, prometió al seleccionador la negociación para mejorar sus condiciones contractuales. “Te invito a que te quedes con nosotros los próximos cuatro años, cobrando medio millón de euros al año”, expuso Rubiales, que dijo desconocer cuánto cobraba el técnico, si 160, 170 o 180.000 euros al año. En esa misma comparecencia, el dirigente buscó la complicidad de Vilda apelando al victimismo: “Te quisieron hacer lo mismo que a mí”, en referencia a lo que tildó de “asesinato social”.
La destitución de Vilda, dice la RFEF, es parte de “un conjunto de actuaciones que mejoren la gobernanza de la Federación y permitan reparar, en la medida de lo posible, el daño causado”. La etapa de Vilda toca a su fin. La carrera del madrileño de 42 años ha estado vinculada a Las Rozas, donde comenzó como seleccionador femenino sub’17 en 2010, para saltar a la sub’19 en 2014 y ascender un año después a la absoluta, donde ha permanecido ocho años, en los que vivió otra etapa especialmente convulsa en septiembre de 2022, cuando un grupo de 15 jugadores internacionales renunciaron a ir con España mientras el entrenador estuviera al frente del equipo. El título mundial enmascaró problemas internos y ahora Vilda es arrastrado por la caída de Rubiales.