Este domingo, con DIARIO DE NOTICIAS, más de un siglo de las "cosicas" de la ciudad en píldoras cuajadas de imágenes: es el 'Adiós, Pamplona 2' - El exalcalde y portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento analiza la ciudad; la vieja y las nuevas 'pamplonas' desde finales del s. XIX hasta nuestros días
Es el nombre de una canción que su abuela le cantaba cuando era niño. Y desde 2009 Adiós Pamplona también es un espacio semanal en el que el historiador, exalcalde y portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona, Joseba Asiron, analiza en este periódico la ciudad; la vieja y las nuevas pamplonas desde finales del s. XIX hasta nuestros días. Una fotografía a la izquierda y otra a la derecha a modo de comparativa, acompañadas ambas por una valoración con aroma a nostalgia. Tras el primer volumen publicado en diciembre de 2014, DIARIO DE NOTICIAS ofrece este domingo Adiós, Pamplona 2, publicado por la editorial Txalaparta. Un recorrido de 216 páginas y más de 200 fotografías por la historia de la ciudad.
Son más de 10 años de 'Adiós Pamplona'. ¿No se le agotan los rincones, calles y plazas?
–Afortunadamente no. Pamplona es una ciudad privilegiada porque contó pronto con muchos y buenos fotógrafos. Y tuvo además un cronista con mayúsculas, J.J. Arazuri, que recopiló dichas fotos, las documentó y las publicó debidamente comentadas. No exagero en absoluto cuando digo que el mérito de este trabajo es también suyo, así como de aquellos pioneros de la fotografía.
Al igual que en el primer volumen, la portada podría llevar tranquilamente la firma de José Joaquín Arazuri junto a la suya...
–Sinceramente, más que "junto" debería ir "sobre" mi nombre. No somos conscientes del enorme privilegio que constituye el haber tenido un cronista de la categoría de don José Joaquín. Y aunque no puedo decir que no le conociera personalmente (fue nuestro pediatra de críos), me hubiera encantado poder charlar con él sobre 'nuestro' tema. Porque si algo comparto de verdad con el inolvidable Arazuri es el cariño enorme, gigantesco, por Pamplona.
¿Por qué empezó con este espacio? ¿Recuerda su primer 'Adiós Pamplona'?
–Lo recuerdo perfectamente, era el año 2009, y la serie comenzó con una foto preciosa de la calle Taconera a principios del siglo XX, con la iglesia de San Lorenzo al fondo. Y recuerdo la enorme ilusión de verla publicada en domingo. Sacar adelante Adiós Pamplona era una vieja idea que me rondaba en la cabeza, y que tuve que aparcar durante 12 años, mientras realizaba mi tesis doctoral. Por eso, cuando llegó el momento, la acometí con muchísimas ganas.
¿Cree que este formato de pequeñas píldoras con ilustraciones puede enganchar a las nuevas generaciones a la historia de la ciudad?
–Creo que el hecho de ser muy visual la hace más atractiva. Se pueden mirar y comparar las fotos y luego, si hay tiempo y ganas, leer los textos. Creo que para los amantes de las cosicas de esta ciudad la obra mantiene todo su interés, y para el resto es una manera de acercarse a la historia de Iruñea.
Dice que uno de los grandes placeres que le regala este espacio es la "obligación" de salir semanalmente a pasear. ¿Un antídoto contra el sofá?
–No soy muy adicto al sofá, me confieso incapaz de pegarme una tarde tumbado sin hacer nada. Pero sí es cierto que el tener que escribir un artículo por semana me obliga a salir, a callejear por Pamplona... Tengo que reconocer que haciendo los 534 artículos de Adiós Pamplona he aprendido muchísimo de la ciudad y su historia.
¿Qué Iruña se respira en sus paseos semanales?
–Ahora mismo se respira alivio, por el previsible final de la pandemia, pero también se percibe el dolor padecido, el recuerdo de las personas que faltan (nosotros por ejemplo perdimos a nuestra amatxo durante el confinamiento), y las consecuencias de una crisis en la que muchísima gente lo ha pasado muy mal. Porque también aquí, en esta Iruñea que tendemos a percibir como opulenta, hay mucha gente que vive bajo parámetros de pobreza. Esa debería de ser nuestra principal preocupación y nuestro mayor empeño.
En varios de sus artículos habla de "esta Iruña de nuestros dolores". ¿Tanto le duele lo que ve a su alrededor?
–Por supuesto. Para la persona inquieta siempre hay cosas mejorables, cosas que no se hacen bien o que se podrían mejorar. Estar informado supone discrepar de lo que observas en muchas ocasiones, y ello lleva su desgaste, su cuota de sufrimiento. Saber es sufrir.
Las torres de Salesianos, la pasarela de Labrit... ¿cuál le parece el mayor error urbanístico reciente en Iruña?
–Las torres de Salesianos son un despropósito enorme, una monstruosidad que la derecha va a endosar a la ciudad. Una agresión a la planimetría, a la volumetría y a la filosofía que se quiso dar al Segundo Ensanche. Serapio Esparza diseñó un ensanche variado en lo social pero uniforme en lo formal, y las torres de Salesianos suponen una ruptura de dicha idea, en favor, cómo no, de la especulación. Y, por si fuera poco, van a romper el skyline de la ciudad en uno de sus frentes más bonitos. Las torres de la catedral, que dominaron el perfil de la ciudad durante siglos, se verán ahora empequeñecidas por las torres, es algo que puede ya apreciar cualquiera que suba por la cuesta de Beloso.
Supongo que también habrá que saludar algún 'hola Pamplona' en positivo. ¿Dónde ha mejorado nuestra ciudad?
–Cada capítulo de la serie es un examen a la zona de la ciudad retratada. Y en muchas ocasiones han cambiado para bien. El entorno de las murallas, por ejemplo, estuvo durante siglos desprovisto de árboles por necesidades militares. Hay imágenes de la calle del Redín o de las ripas sobre el Arga absolutamente desoladas y desprovistas de arbolado... eso ha mejorado muchísimo.
El paseo de Sarasate, la resignificación (o no) del Monumento a los Caídos... ¿qué retos urbanísticos afronta la ciudad a corto plazo?
–El paseo de Sarasate ha esperado demasiado tiempo su renovación, pero esta tiene que partir del consenso político y ciudadano. En cuando a Caídos, no es solo el edificio en sí. Los expertos que participaron en el concurso de ideas dijeron acertadamente que ahora mismo es un espacio perdido, desaprovechado. Se trata de un espacio situado al final de nuestra gran vía, Carlos III, en una posición simétrica respecto a la Plaza del Castillo, y debería tener un dinamismo mucho mayor. Y no ser una barricada que separa el Ensanche de los nuevos barrios en expansión. Pero, si me permites, añadiré que hay otros retos importantísimos. En San Jorge, por ejemplo, donde llevan décadas esperando una solución al tráfico brutal que divide al barrio. En la Milagrosa, donde hay que tomar decisiones importantísimas en torno al PEAU, en Etxabakoitz, que lleva demasiados años de parálisis, en el parque sur de la Txantrea... cada barrio tiene sus retos, todos nos pertenecen y todos nos deben de preocupar.
Sobre barrios y retos, ¿cuál puede ser la solución para Erripagaña? Convendrá con los vecinos en que no tiene sentido que el barrio se divida en cuatro ayuntamientos.
–Cierto. No es ni lógico ni operativo. Pero creo que tienen que ser las y los vecinos de Erripagaina quienes decidan el futuro del barrio. A mí, personalmente, me encantaría incorporar a la ciudad un barrio joven, dinámico y en expansión como Erripagaina. La ciudad necesita savia joven.
¿Qué 'Adiós Pamplona' recuerda con más cariño?
–Uf, todos están hechos desde el cariño. Recuerdo por ejemplo una fotografía antiquísima, nada menos que de 1870, sacada desde lo alto de la torre de San Cernin, y donde se ven las torres de la Catedral sobre los tejados del casco antiguo. Repetirla desde el punto exacto desde donde la obtuvo Mauro Ibáñez hace 151 años, en lo más alto de la torre, fue una experiencia emocionante, preciosa. Y es una de las fotos que forman parte del nuevo libro.
Por último, ¿qué 'Adiós Pamplona' le gustaría escribir?
–Me encantaría poder reproducir la fotografía de la Mariblanca en la Plaza del Castillo. Es una escultura que reinó en el centro mismo de la ciudad durante 122 años, y hoy permanece arrinconada y olvidada. Una de mis mayores ilusiones sería poderla ver de nuevo en la plaza del Castillo, como cuando en 1808 desfilaron ante ella los soldados de Napoleón. Es una reparación que en su momento ya señaló el mismísimo Arazuri. Se lo debemos.
el libro
'Adiós, Pamplona 2'. Publicado por la editorial Txalaparta, 'Adiós, Pamplona 2' puede adquirirse mañana domingo por 25,95 euros más el periódico. Con 216 páginas (formato 21x26 cm), incluye más de 200 fotografías históricas y actuales de la ciudad.
"Haciendo los 534 artículos de 'Adiós Pamplona' he aprendido muchísimo de la ciudad y su historia"
"Las torres de Salesianos son una monstruosidad que la derecha va a endosar a la ciudad"