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Joseba Imanol Ibarra: "Estábamos a merced de un depredador"

Víctima de abusos sexuales
Joseba Imanol Ibarra posa durante la entrevista concedida a DEIA.
Joseba Imanol Ibarra posa durante la entrevista concedida a DEIA.

Por él y por todos sus compañeros, incluido uno que no pudo más y se suicidó, Joseba Imanol Ibarra relata de su puño y letra los abusos a los que, según ha denunciado ante la Diócesis de Bilbao, les sometió de niños un sacerdote de La Misericordia.

Indefensión: "Mi palabra contra la suya"

"Durante más de 58 años he ocultado un atroz secreto que me ha afectado mucho emocional y físicamente. Lo he silenciado por la vergüenza y el inmenso miedo que me causaba. Desde mi infancia he temido que se llegase a divulgar lo que me ocurrió y quedase señalado con un estigma de culpabilidad o fuese menospreciado. También callé por la credibilidad de mi denuncia, porque pensaba que no había manera de probar ante un juez los abusos cometidos contra mí. Sin testigos, sería mi palabra contra la del abusador. Si malo es estar afligido por un problema que te quema en lo más hondo de las entrañas, porque sabes que eres inocente, mucho peor es que no te crean, en especial cuando la persona a la que señalas es un reputado representante de la Iglesia. Me refiero a un sacerdote de la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao. Escribir de este asunto es admitir un cúmulo de desgracias, sufrimiento y abusos que han lastrado emocionalmente mi vida.

Nací en 1951 en la casa de la maternidad de Santutxu. Mi progenitor nos abandonó a mi madre y a mí y la familia no quiso acogernos. Me inscribieron como el expósito 20.765 y la Diputación se hizo cargo de mí. Estuve en el asilo de huérfanos de La Casilla y en 1958 me trasladaron a la Casa de Misericordia, de infaustos y amargos recuerdos, donde compartí una caótica convivencia con otros niños y adolescentes, todos mezclados en ese agobiante internado en el que imperaba la ley del más fuerte, mal controlados por maestros nacionales y celadores brutos y desalmados".

La tragedia: "A merced de un depredador"

"En 1961 llegó un sacerdote, un canalla que, aprovechándose de su posición dominante, cometió toda clase de abusos y vejaciones contra nosotros. Abusó de mí en varias ocasiones, incluso me golpeó por no acceder de manera voluntaria a sus exigencias sexuales. Solo me dejó en paz cuando me reemplazó por otro chico. Para mí fue muy traumático, pues no solo rompía mi inocencia, también desgarraba mi cuerpo. Estaba en shock y no sabía a quién recurrir. Entre llantos, se lo conté en confesión a otro sacerdote, pero como penitencia me mandó rezar. Nada hizo para detenerle. Fue una gran decepción. Sabía que estábamos solos, a merced de un sátiro criminal, un depredador con un insaciable apetito sexual.

Venía a las duchas y decía como pretexto que quería comprobar que nos jabonáramos bien para vernos desnudos. A la noche entraba en los dormitorios y se acercaba a nuestras camas para tocarnos los genitales con la excusa de mirar si estábamos acostados con calzoncillos. También llevaba a niños a su habitación para satisfacer su lujuria. Toda una tragedia de abusos continuados por un criminal pederasta".

Justicia y reparación: "Os animo a que denunciéis"

"Pensaba que no iba a tener oportunidad de obtener un poco de justicia, pero empezaron a denunciarse casos similares en varios países de América y Europa y el Papa Francisco anunció tolerancia cero con la pederastia. Ahora que, por fin, las investigaciones han llegado a España, se puede hablar sin miedo y acudir a los tribunales. Quizás sea tarde, dado que la mayoría de estos abusadores han fallecido. Muchos de los niños abusados también y no van a poder tener una reparación moral. Es por ello que escribo estas líneas para reclamar su dignidad y limpiar su memoria.

He declarado ante la Comisión de la Diócesis de Bilbao que investiga los abusos. Es mi deseo encontrar justicia y reparación para todos los niños violentados. A los exalumnos que permanecéis en el anonimato os animo a que rompáis las cadenas del miedo y el pudor y denunciéis vuestro caso. Sentiréis un alivio en vuestra conciencia y esa Comisión diocesana os recibirá con los brazos abiertos y asesorará sobre los pasos a dar, poniendo a vuestra disposición especialistas que os ayudarán a superar vuestros estigmas".

Liberación: "Descargo mi pesada mochila"

"Hoy, con esta historia, desnudo mi alma y libero mi penosa y cruel infancia. Que alguien tome nota y ponga los medios necesarios para que estos abusos no se repitan jamás. Esta historia me duele y, a pesar del tiempo transcurrido, no soy capaz de sacarla de mi vida. Con este escrito me vacío. Quiero descargar esta mochila que pesa tanto en mi atormentada alma".

2022-02-28T18:09:02+01:00
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