Polideportivo

Joseba Iraola: “El Europeo es un supertecho para mí y quiero afianzarme como un piloto mítico”

Joseba Iraola se embarcó en el Campeonato de Europa de Montaña con el reto de luchar por el podio y tras cuatro carreras, no se ha bajado del cajón
Joseba Iraola en una carrera

“En el motor”, reflexiona, “no sabes dónde están los límites”. Por eso Joseba Iraola (16-IX-1982, Balmaseda) trata de exprimir cada décima, disfrutar del exitoso presente que acontece, su mejor momento en cuanto a impacto deportivo. “Nunca sabes dónde estarás el próximo año. Te puedes dar un golpe y no volver a correr. Te puede cambiar la vida tanto en un momento... Por eso la humildad, ser buena persona, para que la arrogancia no se te vuelva nunca en contra, es algo a lo que doy importancia”, ahonda.

Cuatro carreras disputadas y cuatro podios. ¿Qué valoración hace del inicio del campeonato?

—Poder hacer un podio o dos a veces puede ser por una carambola, pero está siendo algo estable, y sobre todo tener ese temple para aguantar la presión que estamos teniendo, que es muy grande… Al final está siendo todo muy ajustado y si tienes un descuido ya tienes a un tío ahí. Como dice un mecánico mío, esto es la Champions de las carreras, por eso, la valoración es buena, muy buena.

¿Le sorprende verse donde está?

—Verme en la posición en la que estoy, no, porque ya sabíamos que podíamos optar a los podios. Me ha sorprendido la poca diferencia en unas subidas que desde hace años ves en YouTube y dices madre mía, he hecho un segundo de diferencia sobre este extraterrestre, que es como llaman al italiano Christian Merli. Eso sí me ha sorprendido, verme tan cerca.

Afronta trazados que son desconocidos. Aprender un recorrido de entre 5 y 7 kilómetros en un fin de semana es un handicap…

—Todo el mundo dice que haber hecho la misma carrera los años anteriores es fundamental. Más que nada porque aunque vayas varias veces a 80 kilómetros por hora con el coche de alquiler o con tu coche y hagas varias veces el recorrido, luego vas a 250 o 260 y pues igual hay un bache que se te escapa. Haber corrido te da una seguridad. Austria era la única carrera que no conocía y te amoldas, pero vas más vendido todo el fin de semana.

Ha firmado dos segundos puestos y dos terceros en la clasificación general absoluta. ¿Qué le falta para poder ganar?

—Según el motorista y el fabricante del coche, especialmente el motorista, que es quien interpreta la telemetría, vamos muy rápido entre curvas y tenemos un gran ritmo de carrera, pero nos falta velocidad punta. Cuando te falta velocidad punta, sabemos que dentro de nuestra posibilidades mecánicas estamos yendo muy muy rápidos. Eso te quinta presión, no es como ir en el mejor coche y decir te falta ese poco para llegar. Como somos conscientes de que estamos casi ya en el límite del coche en cuanto a mecánica, ahora tengo que pulir un poco mi confianza. No sé cómo la haré, pero lo tendré que hacer y es lo que hay.

Los tres pilotos que han copado los podios poseen coches diferentes. ¿Qué diferencias se pueden reseñar?

—El 90% de los pilotos del Campeonato de Europa llevan motores V8. Son mecánicas muy fiables, se conducen muy fácil y tienen una potencia espectacular, pero tienen un mantenimiento muy alto, son muy caros, y al final los motores turbo como el mío es la manera más económica de igualar a los V8, pero son muy difíciles de conducir, porque son muy nerviosos. Lo bueno es que el futuro parece que va hacia motores más pequeños, si eso se produce, como parece que puede ser el año que viene, estaremos más amoldados a este tipo de motor. Entonces, de momento no vamos a poder comprar uno de los otros y hacemos una apuesta por lo nuestro.

Al concluir la última carrera, en Portugal, cogió su coche particular para regresar a casa y el lunes ya estaba en su puesto de trabajo. A nivel de infraestructura, ¿hay grandes desigualdades?

—Los cinco primeros, por no decir más, se dedican solo a ello. No me afecta, yo tengo claro dónde tengo que estar los lunes. No lo veo como algo negativo. Aunque esté más cansado o tenga más sueño que otro rival, no me preocupa, porque estoy preparado bien físicamente. No es algo que me desmoralice. También tengo la suerte de que trabajo en una empresa familiar y no tengo un jefe como tal.

Compagina su faceta de piloto con el trabajo en una tienda de muebles. ¿Se considera un piloto profesional?

—Yo sí, porque en el momento en el que apuestas por ello económicamente y en tu cabeza está tantas horas este deporte… En lo económico, lo moral, la logística, la cabeza, físicamente… Estar siempre pensando en las carreras... Para mí, sí es una profesión.

Quedan seis carreras para cerrar el Europeo. ¿Qué se puede esperar en ellas?

—De momento vamos a descartar Polonia, por la lejanía, porque no podemos permitírnoslo. Ahora (del 2 al 4 de junio) vamos a la República Checa, justo al pueblo de donde es nuestro principal rival, Petr Trnka, entonces será difícil, pero la apuesta es, siendo constantes, hacer un tercer puesto absoluto a final de año, sabiendo que podemos dar algún susto si llueve o algo así, porque no descartamos poder ganar alguna carrera.

Está embarcado en el proyecto de la escudería Euskal Selekzioa para repuntar el automovilismo vasco. ¿Esta alianza tiene visos de continuidad?

—Este año es el segundo. Ver ikurriñas a dos mil kilómetros de casa y gente que se está moviendo para ver las carreras, además de la repercusión que tienen las propias carreras, sobre todo ese efecto de que el público vasco vaya a Suiza o a otro lugar, a mí me hace sentir superorgulloso. Estamos viendo cómo la gente se está ilusionando, no hay más que ver las redes sociales. Venimos de un lugar con mucha tradición en las carreras de montaña. Creo que es un proyecto que podrá continuar porque es la intención que se tiene.

O sea, que siente el calor de los aficionados.

—Muchísimo, más que cuando gané el Campeonato de España. Hacer un tercer puesto en el Europeo tiene más impacto.

Fue ciclista antes que piloto. Lleva trece años en el motor. En el automovilismo ha sido campeón de España, quinto en el Mundial, está firmando podios en el Europeo, ha ganado más de un centenar de carreras… ¿Le quedan nuevos retos?

—Desde pequeño sabía que todos mis retos iban enfocados a los coches. El ciclismo fue un puente. Los nuevos retos que puedan venir creo que van a ser relacionados con el automovilismo. Por ejemplo, el Pikes Peak, que es una subida al Cañón del Colorado. Es muy mítica y jamás la ha corrido ni siquiera un español ni vasco, y ¿puede ser un reto bonito decir que somos los primeros que vamos a correr allí? Pues sí, es un reto que puedo tener. Pero creo que el Campeonato de Europa de Montaña es un supertecho para mí y quiero afianzarme ahí como un piloto mítico.

Habla de su futuro con ilusión, entiendo que hay piloto para rato.

—Tengo 40 años, pero me veo superjoven. Llevo toda la vida cuidándome, compitiendo, me mantengo en el peso… No es que sea un gran obsesionado del deporte, pero no tengo hijos, mi mujer es una apasionada de las carreras… Me imagino corriendo cinco o diez años más. Siempre que conserve la ilusión, correré.

¿Tiene algún ritual, superstición o manía?

—Tiendo a ser muy pasota con ese tipo de cosas. Intento ser cercano, entiendo que la afición es un motor, ajeno al tuyo, pero sí un motor que lo tienes ahí al lado y mueve masas que hacen que alguien pueda creer en tu proyecto. Intento compaginar la concentración con ser cercano al aficionado. ¿Manías? Entiendo que no tengo, aunque igual le preguntas a mi mujer y te dice que sí. Lo único que tiene que estar siempre perfecto es la visera del casco, que siempre la limpio yo.

¿Sigue otras competiciones?

—Soy aficionado del Athletic a tope; soy socio e intento ir siempre a los partidos. También sigo el ciclismo; tengo muchísimos amigos corriendo todavía.

¿Hay algún piloto que le sirva de inspiración?

—Una persona que tiene mucho mérito, por ejemplo, es Carlos Sainz. Es superpeleón, tiene una edad avanzada y ahí sigue, con sus ilusiones en el Dakar, proyectos de equipos nuevos… Me gusta sobre todo una frase que dice: cuanto más entrenas, más suerte tienes. Me sirve de espejo, porque siempre entreno muchísimo. Por ejemplo, cuando voy a una carrera voy con el coche de alquiler o mi coche e igual subo cien veces. Es verdad que en Portugal o en Fito no he subido tantas porque las conozco, pero en un fin de semana es probable que haga unos 1.000 kilómetros entrenando.

¿Desea añadir algo?

—Agradezco que me estén dejando llevar los colores de mi tierra, porque tú no puedes ir como particular diciendo que esto es la Euskal Selekzioa. Esto es porque te han elegido como selección vasca y estoy muy orgulloso de ir con los colores de Euskadi por toda Europa. Aunque pasen los años, siempre recordaré todos esas ikurriñas en las cunetas, esos aficionados… No es una cuestión de hacer política, es algo que digo a nivel personal. Poder representar a tu casa y que vaya gente a cientos de kilómetros a verte, que te quiere, es algo imposible de olvidar.

27/05/2023