Navarra

'Joselito', el mariachi de las residencias

José Nieves, vestido con su traje de mariachi procedente de México, posa con su guitarra en el Parque de la Constitución de Barañáin.

En la residencia Infanta Elena de Pamplona, las sillas de ruedas se empezaron a mover y los residentes bailaron sentados. "Buah, increíble. Cuando voy es una locura, para ellos es un día de fiesta. Están encantados", asegura José Nieves, Joselito el Mariachi, un vecino jubilado de Barañáin de 68 años que canta rancheras, jotas y "canciones que transmiten alegría" por las residencias de Navarra de manera altruista. "Nunca cobro", afirma.

Tras año y medio con el traje de mariachi en el armario, la guitarra enfundada y la voz en hibernación; Joselito volvió a los escenarios en junio. "Fue un chute de energía. Lo estaba deseando. Para que no se me olvidaran las canciones, estuve un año cantando en casa, pero con cuidado para no molestar a los vecinos", recuerda.

Durante el verano, actuó en el exterior de los centros de personas mayores, en sus jardines, para reducir el riesgo de contagio. "Aprovechamos el buen tiempo, el calorcico e hicimos junio, julio, agosto, septiembre... Pero sin parar eh", indica.

Con la llegada del frío y el mal tiempo, los conciertos se han trasladado al interior y han aumentado las medidas preventivas. "En Sangüesa y en la Clínica San Fermín me dijeron si me importaba hacerme una prueba PCR.¡Claro que no! Como di negativo, tocamos sin ningún problema y nos lo pasamos en grande", señala.

Debido al repunte de los contagios, y a que a veces canta en salas pequeñas en las que es complejo mantener la distancia de seguridad, la mascarilla está de vuelta. "En Tafalla canté con la mía y una pantalla protectora encima. No es cómodo y además tienes la sensación de que no se te oye, fuerzas la voz y te perjudicas la garganta", lamenta.

A pesar de las lógicas preocupaciones, ni sus ganas de tocar ni el ambiente han decaído. Como ejemplo, el cartel de las próximas semanas: Casa de Misericordia, la antigua estación de autobuses de Pamplona, el club de jubilados de San Pedro, Viana, Sesma... y las Navidades con sold out.

El traje, desde méxico

José interpreta las rancheras vestido de gala: desde los pies y hasta la cabeza como un auténtico mariachi de Jalisco. Antes de jubilarse, era repartidor y forjó una bonita amistad con el dueño de una herboristería de Pasaia, Gipuzkoa.

"Era mexicano y le comenté que cantaba canciones de su país. Fue a la parte trasera de la tienda y sacó un par de sombreros de mariachis. Se los compré", recuerda. Fue el primer paso de la transformación: "Solía volver a México con bastante frecuencia y en uno de sus viajes me trajo un traje original de allí", comenta.

Con el atuendo reglamentario, José interpreta un repertorio variado en el que predomina "la música mexicana, la que más me gusta del mundo". También sobresalen las canciones que transmiten "alegría", algunas "más lentas, más tranquilas"; jotas y temas que los residentes hayan "cantado y bailado en su juventud" detalla. "Voy con dos micrófonos y una mesita de mezclas pequeña. Suficiente. Allá donde voy no hace falta más", expresa.

Autodidacta

La relación de José con la música se remonta a la niñez. De pequeño, cantaba en el coro de su Olazagutia natal, fundado por el padre Goikoetxea, e iba con su hermana a festivales de canciones populares. "Fui aprendiendo por mi cuenta porque todo lo que sé es por iniciativa propia. Soy autodidacta. No he ido a ninguna academia ni a conservatorio. No he aprendido a cantar con ningún maestro ni profesor", subraya.

Por motivos laborales, se vino a vivir a Barañáin y se apuntó al Orfeón Pamplonés, a Agao –la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera de la que sigue formando parte– y fundó el grupo de boleros, rancheras, jotas y canciones populares Tamarindo. "Solíamos ir a alguna residencia, pero siempre de Pamplona. Yo también quería ir a las de fuera de la ciudad, pero al resto de miembros no les apetecía salir. Así que decidí seguir por mi cuenta", comenta.

En ese momento, José empezó a contactar con los centros de mayores y les preguntó si les interesaba que fuera a cantar: "Empecé a llamar a uno, a otro, de toda Navarra. Llamando, llamando y llamando. Me dijeron que sin problemas, conseguí un pequeño equipo y voy cantando de residencia en residencia ", comenta.

12/12/2021