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Vida y estilo

Jota Linares: “Escribir es un placer solitario; cine y tele tienen algo mágico”

El director de cine y escritor acaba de publicar ‘El último verano’ una historia de amistad y también de reconocimiento a su madre. El creador de Algodonales (Cádiz) está hasta arriba de trabajo, algo que no resulta tan habitual.
Jota Linares acaba de publicar ‘El último verano’.
Jota Linares acaba de publicar ‘El último verano’.

A Jota Linares le gusta contar historias de todo tipo, pero siempre tienen un carácter muy intimista. Tras participar en la serie Días mejores y ponerse al frente de la película Las niñas de cristal, ahora presenta la novela El último verano.

PERSONAL

Edad: 40 años.

Lugar de nacimiento: Algodonales (Cádiz).

Formación: Se matriculó en Periodismo, pero se cambió a Comunicación Audiovisual.

Trayectoria: El cine siempre estuvo en su pensamiento. Contar historias le llevó a ponerse detrás de las cámaras y hacer retratos muy personales. Hace diez años rodó el corto ¿A quién te llevarías a una isla desierta? Tuvo muchos premios y una vida larga. Se convirtió en obra de teatro y más tarde en un largo estrenado en Netflix. Ha rodado otros cortometrajes como: 3, 2 (lo que hacen las novias), Ratas y Rubita. Además, Animales y Las niñas de cristal son sus otros dos largometrajes, y ha estado al frente de la serie de Amazon Días mejores. También ha debutado en el mundo editorial con una novela muy autobiográfica, El último verano, un reencuentro con los recuerdos de juventud.

¿Qué tiene que ver Ismael, el protagonista de su novela con usted?

Mucho. Como cualquier historia, aunque sea ciencia ficción, siempre tiene que ver con uno. Las historias parten de un lugar desde donde el que escribe quiere contar algo. En este libro soy Ismael y soy Raúl. Me he dividido en varios personajes.

¿Qué quiere contar?

La vida de unos chavales llenos de sueños y el tránsito de un joven a la vida adulta. Pero necesitaba distanciarme y dividirme en varios personajes para poder contar mejor la verdad.

¿Una forma de esconderse?

Quizá. En algún momento sí que hay una cierta vergüenza al pensar: No quiero que sepan que esto me pasó a mí. Al narrar las historias de tu vida desde la ficción esa narración resulta más honesta y verdadera. Cuenta una emoción y la emoción siempre es una verdad.

Los recuerdos suelen jugar malas pasadas y se desligan con facilidad de los hechos reales.

Cierto. Se pueden alejar de la memoria y alejarse de lo que es la verdad. Lo que ocurrió hace tiempo quizá no pasó como lo recordamos. El tiempo va adornando los recuerdos o los va pervirtiendo. Está claro que los recuerdos transforman la realidad de lo que un día pasó. El último verano es el reencuentro de una pandilla de amigos dieciocho años después de vivir sus últimas vacaciones como adolescentes. Un asesinato en el pequeño pueblo de donde son todos modificó para siempre sus vidas. Ismael es director de cine, se enfrenta a los últimos días de su madre y ella guarda muchos más secretos de los que él pensaba.

Y esta será una coincidencia que le identifica con el personaje principal. ¿Por qué eligió el cine como profesión?

Me matriculé en Periodismo por una serie de malentendidos, pero luego acabaron siendo unos años preciosos, de los mejores de mi vida. La necesidad de hacer cine creo que ha estado dentro de mí siempre. Es algo vocacional que nace de un lugar muy íntimo. Desde que tengo recuerdos, el cine ha estado ahí.

¿Era espectador habitual?

Como ocurre en la novela, solo teníamos cine de verano y las películas llegaban muy tarde. Teníamos un pequeño videoclub, pero había muy pocos títulos. Para mí el cine ha estado ahí siempre como una pulsión.

Como dice el título de su primer corto, que después se adaptó a largometraje para Netflix, ¿A quién te llevarías a una isla desierta?

A mi perra, siempre a ella.

No es usted muy gregario...

No. En líneas generales soy muy solitario. Tengo muchos amigos, pero me gusta estar solo. La amistad es lo más recurrente en mi obra. Tengo poquitos amigos, aunque muy bien seleccionados. 

Levantar una película parece que hoy está muy difícil.

Es un momento muy complicado. Estamos tan de transición que solo el tiempo nos dirá qué va a pasar. Cuando voy al cine y veo la sala prácticamente vacía me muero de pena. La situación ya era complicada antes y la pandemia la ha complicado mucho más. Levantar una película en España es muy complicado. Hay que liberarse de ciertos mitos que se nos tiene adjudicados.

¿Por ejemplo?

Cuando nos llaman los subvencionados. Es totalmente mentira. Por cada euro que se nos da al cine español, el cine devuelve al Estado entre tres y cuatro. La gente se olvida de que esta industria da trabajo a muchísima gente. Solamente a través de la Seguridad Social lo que recupera el Estado es mucho más de lo que se le da a una película. Muchos otros países subvencionan a su cine, ya sea con ayudas o con incentivos fiscales. Eso es lo que ocurre en Estados Unidos.

El debate se centra en si el cine tiene que ser para salas o para plataformas.

Yo he estrenado en ambos sitios, y aún así creo que la vida natural de una película tiene que ser en una sala. Ver una película en una plataforma está bien y democratiza mucho el cine. Yo soy de un pueblo muy pequeño donde era difícil ver una película. Me imagino cómo hubiera sido mi adolescencia teniendo Netflix o HBO y digo: Guau, qué bien, lo que me hubiera salvado la vida. Hace poco leí una cita que me pareció muy reveladora: No ha muerto el cine, ha muerto la capacidad de atención.

Para Jota Linares hacer cine era algo vocacional.

Para Jota Linares hacer cine era algo vocacional. Carlos Ruiz B.k.

Las salas refuerzan la capacidad de atención, ¿no?

Claro. Cuando estás en una sala no miras al móvil. Bueno, algunos seguro que lo hacen, pero la mayoría está pendiente de la pantalla. Yo tengo amigos y conocidos que cuando ven una película en una plataforma la paran diez veces, están mandando mensajes, se levantan… Al final, es imposible que mantengan la atención en la historia.

Su primera serie televisiva contó con un elenco de actores impresionante.

Sí. Días mejores se estrenó en Amazon en abril. Me gustaron mucho los guiones. Poder trabajar con gente como Blanca Portillo ha sido un placer.

¿Nota diferencia entre hacer una película o una serie?

No, ahora no hay muchas diferencias. Antes sí que las había, y bastante marcadas. Ahora se usan las mismas cámaras, aunque los tiempos van más apretados en una serie. Pasas más tiempo de tu vida dedicado a una serie que a una película. Antes se notaba más la técnica, pero yo me tomo una serie como si estuviera dirigiendo una película.

¿Ve su último libro como serie o película?

Podría ser cualquiera de las dos cosas. Ahora que el libro ya pertenece a los lectores, creo que se podría pensar en una adaptación. Solo puedo decir que hay cierto interés.

En la novela habla de un asesinato a golpes. ¿Es real?

El relato del libro es ficticio. Es real en cuanto a que es la mezcla de varios asesinatos de la zona. Uno de ellos ocurrió un poco antes de que yo naciera. Había una casa que estaba cerrada y a mí me obsesionaba esa casa, lo que había pasado y por qué.

Haciendo cine dice que ha llegado a conseguir placer, ¿escribiendo también?

Es un placer diferente, pero lo logro. Escribir es un placer en solitario. El cine o la televisión tienen algo mágico, porque para hacer un proyecto necesitas a muchas personas remando a favor de una historia. En la novela estás mucho tiempo a solas contigo y con tus personajes. 

¿Este libro es un homenaje a su madre?

Sí, a todas las madres en general, y también a mi abuela. En parte es casi todo cierto, casi todo. Es la historia de ella, porque mi madre me tuvo de soltera, ya que su novio la abandonó cuando se quedó embarazada con 17 años y tuvo que sacar adelante a un niño que era un marciano en un pueblo tan pequeño. A veces, cuando era adolescente ni nos entendíamos. En el libro narro cómo me di cuenta, al empezar a crecer hacia una persona adulta, todos los sacrificios que había hecho.

¿Los sueños de ella quedaron anulados por la maternidad?

Exactamente. Es uno de los temas que trata mi novela y uno de los grandes fracasos de mi generación. Nos volvimos muy egoístas y no preguntamos a nuestras madres cuáles eran sus sueños. Se nos ha olvidado que antes de ser madres habían sido mujeres jóvenes con inquietudes. Es algo que Ismael aprende a base de culpa.

¿Descubrió los sueños de su madre?

Tarde. La novela parte de un hecho real, porque en el velatorio de mi madre mis tíos me regalaron sus diarios de adolescente. Abarcaban desde que ella tenía catorce años hasta que se quedó embarazada. Ahí conocí sus sueños, que dejó para sacarme adelante a mí.

¿Ha conocido a su padre?

Sí. Vive en el pueblo en el que nací, pero aunque alguien lleve tu sangre no tiene por qué ser de tu familia. Me interesa más el concepto de familia elegida; por ejemplo, los amigos. Mi padre sigue en el pueblo y cuando voy es raro que no lo vea, pero jamás tendría una relación con él. Creo que fue un cobarde. El castigo para mi padre en este libro es hacerlo invisible.

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2022-12-03T15:01:02+01:00
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