Juan Carlos I ha regresado al Estado español este miércoles, apenas una semana después de su última visita, con la intención de participar en la segunda serie de la liga española de la clase 6 metros, que se disputa el sábado y domingo en la Ría de Pontevedra.
Juan Carlos I ha aterrizado este mediodía, hacia las 12:15 horas, en el aeropuerto de Peinador, en Vigo, en un avión privado procedente de Ginebra (Suiza).
En su tercera visita al Estado en 2024, la décima desde que estableció su residencia en Abu Dabi en 2020, el ex jefe del Estado ha sido recibido en la pista del aeródromo vigués, como suele ser habitual, por su amigo Pedro Campos y la mujer de este, Cristina Franza, que ejercen nuevamente de anfitriones del emérito durante su estancia en la localidad turística de Sanxenxo.
Don Juan Carlos, que vestía chaqueta náutica azul oscura y camisa clara, se ha sentado en el asiento del copiloto del coche de Campos y, a continuación, ha afrontado el trayecto por carretera -unos 40 minutos- hasta su destino en Galicia.
Tanto a su salida del aeropuerto de Vigo, en un día soleado, como a su llegada a la casa de Campos, ha saludado a los periodistas y gráficos que le aguardaban.
El rey emérito ya compitió el mes pasado en la primera serie de la liga española 6M, que también fue organizada por el Real Club Náutico de Sanxenxo, entidad que preside Campos.
En ese viaje, además, pasó previamente por Gasteiz para un chequeo médico antes de desplazarse a Galicia.
Este mes, afrontó su segunda estancia del año en el Estado español, en la que asistió, junto a la reina emérita Sofía, a la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y Teresa Urquijo, nieta de Teresa de Borbón Dos Sicilias, prima hermana suya, y también acudió al funeral de su sobrino, Fernando Gómez-Acebo, que tuvo lugar el lunes 8.
En la ceremonia fúnebre, en la iglesia catedral de las Fuerzas Armadas de Madrid, coincidió con el rey Felipe VI, las reinas Letizia y Sofía y las infantas Elena y Cristina.
Esa fue la segunda ocasión en la que Felipe VI y su padre se reencontraron en público este año después de haberlo hecho en el Castillo de Windsor, cerca de Londres, el pasado 27 de febrero en la misa en recuerdo de Constantino de Grecia.
Al salir del funeral, el rey emérito tomó del brazo a su hijo para ayudarse a entrar en el coche que lo esperaba para trasladarle a una recepción ofrecida por la reina británica, Camila, en el Gran Hall del castillo.