Este 2023 no está siendo un año más para Juantxo Koka. El pasado 18 de marzo sopló 50 velas, una cifra redonda. Unos pocos días antes, el 7 de marzo, celebró el 30 aniversario de su debut como pelotari profesional. Y cuatro después, el 22, se cumplieron 20 años de la consecución de su único título de Primera: la txapela del Parejas conquistada en 2003 junto a Rubén Beloki. “Ya ni me acordaba, me he hecho tan mayor...”, comenta entre risas.
Asegura que, salvo alguna contadísima excepción, lleva “siete u ocho años sin tocar la pelota”. Pero el pelotari no deja de serlo nunca. Y Koka volverá a vestirse de blanco el próximo 5 de agosto. Lo hará por una buenísima causa para un donostiarra como él: el 75 aniversario del Torneo del Antiguo. “Me hizo mucha ilusión que me llamasen, es el torneo mítico del verano, lo jugaba desde pequeño. Estoy con muchas ganas de que llegue el día”.
La pugna que se verá el sábado que viene en el pequeño frontón antiguotarra bien podría haber sido el estelar de un cartel profesional hace unos cuantos años. Koka jugará con Bengoetxea frente a Saralegi y Eulate. La única variación es que, en este caso, el de Altza actuará como zaguero: “Es más fácil para mí, delante hay que andar más rápido y estar más preparado. Y yo con 50 años ya... Oinatz, en cambio, hace solo un par de años que dejó la pelota profesional, está hecho un chaval”. Enfrente se las tendrá que ver con Eulate, dos veces campeón del Parejas (2006 y 2007). “Todos sabemos lo que ha jugado, pero creo que ahora anda como yo, sin tocar la pelota”, apunta Juantxo, confiando en que ofrecerán un buen espectáculo: “Si acertamos con el material, se verá partido”.
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Colaborar con un club como el del Antiguo es un placer para Koka, que desde hace tres años viene ejerciendo como preparador en el Gazteleku de Andoain. En él se forman cerca de 70 chicos y chicas. Entre estas últimas destaca Nora Mendizabal, que en estos días forma parte de la expedición que ha disputado el primer torneo de pelota a mano femenina celebrado en Estados Unidos. La labor de Juantxo se centra, en cualquier caso, en las categorías cadete, juvenil y sénior. “Se están haciendo las cosas bien y van saliendo pelotaris”. En la plataforma de salida al profesionalismo está ya Eneko Beloki, un zaguero de 18 años que ha firmado un precontrato un Aspe. “Anda muy bien. Además, vienen otros chavales de abajo”, indica.
“Estoy encantado, en mi salsa”, confiesa Koka sobre su labor con la cantera, sin por ello pasar por alto las dificultades que deben afrontar: “Los clubs son los que trabajan, haciendo un gran esfuerzo para conseguir dinero, pero estamos viendo que cada vez hay menos pelotaris y un menor nivel en la pelota aficionado y eso se debe a las pocas ayudas que se reciben”. El donostiarra manda un recadito a Aspe y Baiko. “Las empresas no hacen nada por trabajar la base. Lo único, darte unas pelotas de vez en cuando si sacas algún chaval. Ahora tienen a Altuna, Ezkurdia, Laso, Mariezkurrena... Pero no se ve que vengan grandes figuras de abajo. Eso tendría que trabajarse desde la base y para ello deberían ir de la mano empresas y las federaciones, que hacen su trabajo pese a estar condicionadas por la falta de presupuesto. Ahora van cada cual por su lado”, concluye Koka.
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En ese sentido, Koka apunta con un toque de sorna que él fue, en cierto modo, “el causante de que se formara la Liga de Empresas de pelota”. Se refiere a su primer gran éxito como profesional, el Manomanista de Segunda que conquistó derrotando contra pronóstico en la final a un por entonces emergente Mikel Goñi. “En su día ese torneo era de inscripción libre. Yo estaba entonces en Besagain y nos dejaron apuntarnos. Nos plantamos en la final y, a pesar de que empezamos perdiendo 0-10, acabamos ganando 22-20. Fue una ilusión terrible, más lográndolo con una empresa pequeña”, rememora. Esa proeza le abrió las puertas de Asegarce -la actual Baiko-, con la que firmó tres días después de hacerse con aquel título de plata: “Es el recuerdo más entrañable que tengo como pelotari. Gracias a eso pude ganar más tarde la txapela de Primera”. Pero, más allá del beneficio personal, ese bombazo tuvo también otras consecuencias. “Después, las empresas grandes decidieron hacer su Liga privada y no dejaron apuntarse a los torneos a pelotaris externos”, remata