Iñigo Peña regresa a casa con un sabor agridulce. Tenía entre ceja y ceja conseguir una medalla, pero finalmente ha obtenido un diploma olímpico, el segundo tras el obtenido en Río de Janeiro. El palista de Zumaia atiende la llamada de NOTICIAS DE GIPUZKOA instantes antes de coger el vuelo de vuelta. Peña necesita desconectar después de un año y medio "muy duro"
donostia – ¿Cómo está?
–Bueno, según vayan pasando las horas, los días, las semanas, cada vez valorando más este diploma, segundo para mí. En su momento acabamos con un poco de pena, rabia, con la sensación de que valíamos más que un sexto puesto, pero, bueno, el deporte es así. Unas veces te quita, otras te da, y esta vez nos ha quitado un pelín. Ya está, ya ha pasado y a por más.
¿Le ha dado tiempo a analizar que pasó en la final?
–Sí. Las conclusiones las sacamos bastante pronto. No nos gusta poner excusas, ni paños calientes. La estrategia que llevábamos era la que llevábamos, el objetivo era llegar a la final con el menor desgaste posible y eso nos llevó a ahorrar fuerzas en semifinales, debido al poco descanso que había entre una prueba y otra. Dado que habíamos pasado cuartos, nos tocó la lotería de la calle 8, que cambiaba completamente la película. El viento de costado que había entraba desde el lado derecho y las calles 1,2,3 y 4 estaban muy protegidas. La 8 era la más expuesta, en la que más viento soplaba, y la verdad es que nos costó mucho navegar limpio, nos costaba mucho llevar recta la piragua y mirábamos al otro lado de la pista e iban mucho mejor, con la pista casi lisa. Ha habido pruebas durante este ciclo en las que el viento, las circunstancias han ido de cara y hemos obtenido un buen resultado. Ahora no hemos tenido suerte y ya está.
–¿Se puede hablar de decepción?
Estoy triste y un poco con pena porque era una buena oportunidad, teníamos un barco muy potente, con muy buen bagaje, y llegábamos muy bien. El barco corría, nos deslizaba, y la verdad es que esperábamos subir al podio, pero al final, el deporte es así. Nada. A seguir.
Es cierto que aspiraban al podio, pero en una Olimpiada tan atípica como esta, conseguir un diploma olímpico no está nada mal, ¿no?
–Cuanto más pasan las horas, más satisfecho estoy. La realidad es que no puedo decir que hemos tenido mala suerte. Una persona que ha conseguido vivir su segunda final olímpica, conseguir su segundo diploma, asistir a unos segundos Juegos... Me considero un afortunado. No me puedo quejar. No puedo decir que hemos tenido mala suerte en esta competición. Esto no es mala suerte, disfrutar de una final olímpica es una delicia y es de una persona afortunada. Quizá no hemos tenido buena suerte, que hubiese sido que nos hubiese tocado la otra calle, pero bueno, otras veces nos han venido las cosas de cara en Europeos, en Mundiales que nos han tocado calles más protegidas y nos hemos aprovechado de ello. Así que nada, unas veces el deporte te da y otras te quita. Pero orgulloso, valorando cada vez más este segundo diploma. Me considero un afortunado.
¿Y a partir de ahora?
–Descansar. Ha sido un ciclo muy largo de cinco años. Este último año y medio, muy duro, con el retraso a 2021 de los Juegos. Este último año y medio también, con la incertidumbre casi diaria de noticias, de informaciones, de rumores, de que si se iban a disputar, que si no... Ha sido bastante estresante, sin olvidar esta última parte para viajar a Tokio también, con muchísimas medidas, semiconfinados, sin vida social... Ha sido duro y el cuerpo y la mente piden un descanso largo.
¿Cómo ha vivido estos Juegos Olímpicos?
–¿Sabes lo que pasa? Como hemos vivido un año y medio tan raro de pandemia, es trasladar los hábitos que tenemos ya de costumbre a unos Juegos Olímpicos: mascarilla permanente, distancia... La única diferencia era tener un poco más de movilidad, no podías salir ni a hacer turismo. Pero, en mi caso, cuando salgo de competición, voy a lo que voy, a estar centrado y a lo tuyo, que es entrenar, conocer la pista en la que vas a competir, descansar, alimentarte y poco más. El único día que sí noté diferencia fue el último día. Competimos por la mañana y en circunstancias normales, por la tarde y a la mañana siguiente, podría haber salido y haber conocido algo de Tokio. Pero bueno, estás mentalizado y ni echas de menos.
Después de visto todo el mundo es listo, pero ¿si los Juegos se hubieran disputado en 2020, cuando se tenían que haber celebrado, el resultado hubiera sido diferente? ¿Lo ha pensado?
–No lo sé. Sí estábamos en un muy buena racha. Habíamos sido segundos en el Mundial de 2018, segundos en el Mundial de 2019 y parecía que iba todo rodado. Pero también nos podría haber pasado esto en 2020. No lo sé. Los test que habíamos hecho, viendo cómo iba el barco, demostraban que estábamos a un nivel muy parecido, casi idéntico al del Mundial de 2019. El año pasado hubiéramos llegado a un nivel bastante similar y nos podría haber pasado lo mismo. Es ciencia ficción hablar de eso.
¿París 2024 queda muy lejos todavía?
–Sí. Parece que está más cerca que nunca porque es un ciclo de tan solo tres años, pero después de un ciclo tan largo, solo pienso en descansar, en cargar pilas y ya se verá.
¿Cuál es su futuro? El K2 de 1000 metros desaparece y la distancia se reduce a 500...
–No lo sé. Habrá que verlo. Ya se verá cómo se va dando el ciclo, cómo se van montando los barcos. Ahora solo quiero desconectar y llegar a casa. Todavía no he salido de Tokio y ya se me está haciendo largo el viaje. Tengo muchas ganas de llegar a Zumaia.
¿Cómo ha sido la vida en la Villa Olímpica?
–Ha sido con más miedo de lo habitual. Teníamos test diarios y podías haber llegado hasta aquí y pegarte un susto en un test de última hora y no competir estando aquí. Con muchísima prudencia, con ese extra de nervios, de tensión que te produce estar sano. Por lo demás, una vez que llegabas a la pista, te metías al agua y normal. La Villa Olímpica era más pequeña que la de Río. La de allí era mucho más amplia, más grande. Hicieron edificios más bajos. En Río salías a correr y tenías un buen circuito. Aquí salías a correr y en seis, siete minutos habías dado la vuelta a toda la Villa. Habían quitado cosas relacionadas con el ocio. En Río había piscina, cosa que aquí por el tema del covid se ha evitado.
¿Se ha hecho foto con alguien?
–Con Pau Gasol. Con Doncic me crucé varias veces, pero no me llegué a sacar foto. Pau es muy majo. No me gusta ir pidiendo fotos y soy muy cortado. Pau nos vio venir y fue él el que nos empezó a hablar, muy receptivo, simpático. Muy agradable y muy majo.
¿Qué es lo que nunca olvidará de estos Juegos?
–La experiencia entera que he vivido, mi segundo diploma olímpico. Al final, volver a disfrutar una segunda final olímpica. Lo más bonito es conseguir un buen resultado. Yo aspiraba a más, pero valoro mucho estar compitiendo con los mejores del mundo en una final olímpica y me considero un afortunado por ello. El segundo diploma que he conseguido lo pondré en un cuadro, como el de Río.