Encajonado entre las sierras de Lokiz y Codés y los montes de Hornillos se asienta el municipio de Kanpezu. Los cinco concejos que lo componen, Santa Cruz de Campezo, Antoñana, Bujanda, Orbiso y Otero, rodean el pico Hornillo y tienen como eje del irregular círculo que los une el convento de Piérola.
En la Edad Media, Kanpezu, muga entre los reinos de Navarra y Castilla, cambió de manos varias veces, además de ser arrasada por los musulmanes. Salida natural de Álava hacia el este, hacia Navarra y Francia, durante la Guerra de Independencia fue escenario de feroces enfrentamientos de los guerrilleros de Ezpoz y Mina con las tropas de Napoleón. Durante la Guerras Carlistas, los ejércitos liberales luchaban desde aquí contra los carlistas de Zumalacarregui en Navarra.
Los concejos de Kanpezu
Hasta el año 1965, Santa Cruz de Campezo, Bujanda, Antoñana, Oteo y Orbiso eran entidades independientes dentro de la Cuadrilla de Campezo, pero en ese año se unificaron en un solo municipio pasando a ser concejos.
Santa Cruz de Campezo
Como cabeza del municipio quedó Santa Cruz de Campezo y desde ella sale una ruta circular que recorre las cinco localidades dejando en su interior el pico Hornillo. Las vías A-132, A-3136, A-2128 y A-4161 enlazan las históricas localidades.
Santa Cruz se asienta en el valle abierto, a la orilla del río Ega y al pie de la ladera norte de la sierra de Codés, dominada por la silueta de la cima Costalera, un terreno donde ya se asentaron tribus prerromanas. Habitada desde entonces, ha sufrido todas las vicisitudes de la historia, hechos que han dejado huella en la villa. En la actualidad mantiene en su casco antiguo su esencia medieval, especialmente en su calle Mayor, donde los edificios conservan los blasones, los escudos de familia en muchas fachadas, entre ellas, por ejemplo, las de los Uriarte, los Díaz de Antoñana o los Estengas.
La iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, en el mismo centro del casco histórico, refuerza la importancia histórica del lugar. Este templo gótico destaca por su portada sur, del siglo XIII, el ábside y las tumbas medievales. La ermita de Ibernalo, en el centro de un área de esparcimiento y destino de dos romerías, y las ruinas del antiguo convento de Piéralo son dos muestras del patrimonio histórico que no hay que dejar de lado.
Bujanda
Tomando la carretera A-132 hacia Vitoria-Gazteiz y Antoñana, nada más dejar atrás, a la derecha de la carretera, los últimos edificios industriales, una carretera secundaria sale a la izquierda para llegar directamente a Bujanda, la puerta de entrada al Parque Natural de Izki.
Esta pequeña localidad está situada en la confluencia del río Izki y el barranco de la Parra, entre los montes de La Muela, La Peña del Castillo y Soila. Es una de las poblaciones más antiguas de la comarca. De este pasado histórico dan cuenta las casas blasonadas, como son las de los Sagasti y los Arrietas y Castillos. Pero la fama de la que gozó hasta no hace mucho se debió a que en su iglesia parroquial, también bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora, se encuentra el cuerpo incorrupto de san Fausto Labrador, considerado patrono de la fecundidad. Sus reliquias recibieron la veneración de ilustres personajes, entre los que destacan las reinas María Isabel de Braganza, María Luisa de Parma e Isabel II.
EL PARQUE NATURAL DE IZKI
El Parque Natural de Izki es una extensa zona eminentemente forestal recorrida por el río Izki y bordeada por montes, entre los que destaca el Kapildui, de 1.176 m. Los amantes de la ornitología podrán disfrutar de la interesante riqueza que ofrece.
La combinación de bosque y roca, unido a los numerosos cursos de agua que lo recorren, algunos de los cuales forman charcas y turberas, forma un ecosistema en el que aves y plantas deslumbran. Su hábitat principal es el marojal (Quercus pyrenaica), pero también se encuentran hayedos, carrascales, quejigales, bosques mixtos o robledales cubriendo gran parte de este espacio natural. En los humedales, aparte de una interesante fauna de anfibios y aves como el zampullín chico o el somormujo lavanco, se puede encontrar nenúfar blanco y una gran variedad de plantas carnívoras.
Pero la huella del hombre también es palpable en las cuevas artificiales, ermitas, túmulos, caleros, restos arqueológicos y el pueblo medieval de Korres, único núcleo habitado. El Centro de Interpretación del Parque Natural de Izki ofrece toda la información necesaria para poder conocer y recorrer este parque.
Antoñana
Para dirigirse hacia Antoñana se puede tomar el ramal derecho de la calle la Calleja a la entrada de Bujanda desde Santa Cruz, o en la salida antes de entrar en Korres bidea, que lleva al Parque Natural de Izki, girar a la derecha en la carretera a Antoñana, que no es otra que la A-3136. Siguiéndola hasta llegar a la A-132, a la derecha queda Antoñana, que se asoma detrás de un puente metálico por el que transcurre la Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro.
Antoñana, al mismo pie del pico Hornillo y salida del valle en dirección a la Montaña Alavesa, es una de las villas que mejor conserva su pasado medieval, pudiendo disfrutar de la mayor parte de las murallas y torres que la protegieron durante la turbulenta Edad Media. Su trazado urbano es el típico de esa época, tres calles paralelas con orientación de norte a sur comunicadas entre sí por cantones, callejas y pasadizos. La calle Mayor muestra en sus dos extremos las antiguas entradas a la población, en el norte la torre de Antoñana del siglo XIII y al sur la iglesia de San Vicente Mártir.
LAS CASCADAS DE MOLINO DE OTEO Y AGUAQUE
El arroyo Sabando es un afluente del río Ega que ofrece una franja de vegetación de ribera muy interesante aunque a lo largo del cauce existen discontinuidades por los usos agrarios de las márgenes fluviales.
Para ir tanto a la cascada de Aguaque como al Molino de Oteo desde Antoñana se parte desde el núcleo urbano tomando la carretera que lleva a la localidad de Sabando y el molino de Oteo. Después de recorrer unos 400 metros, de la carretera sale un sendero a la derecha que lleva hasta Aguaque y si se sigue por la vía se llega hasta el Molino de Oteo. Está indicado. Para Aguaque, hay que adentrarse en el bosque, llegando a un cruce de caminos en el que hay que tomar el de la derecha, paralelo a un pequeño canal abierto en tierra que conduce agua para el riego de las huertas de Antoñana. A partir de aquí, continuar por el estrecho sendero que lleva hasta una formación de rocas calizas por las que baja el Sabando, a la derecha del sendero. Hay que cruzar el río para encontrar el salto de agua. El camino de vuelta se puede hacer por la misma ruta para retomar el camino al molino o por un pequeño sendero que discurre por la ribera izquierda del río. Esta alternativa permitirá disfrutar de las pozas y otros saltos de agua.
Para llegar hasta el Molino de Oteo, basta seguir por la carretera algo más de 2 km. Cruzando un puente sobre el río se accede al molino y a pocos metros la cascada.
Oteo
La ermita de la Virgen del Campo de Antoñana se alza en la ladera del Hornillo junto a la carretera que lleva a Oteo a 4,5 km de Antoñana.
Oteo es Kanpezu, pero también la puerta al valle de Arana. Rodeado de montes de fuertes laderas, nació como puesto de control del tráfico de mercancías y personas. Pero pronto adquirió estatus propio. Forma parte del Camino Ignaciano, el que siguió san Ignacio de Loiola desde su localidad natal hasta Manresa. En concreto, por aquí pasa la 5ª etapa, de Alda, en el valle de Arana, a Genevilla, en Navarra.
Dentro de su patrimonio histórico destaca la iglesia parroquial de San Mamés de Oteo, de estilo románico del siglo XIII y reformada en el XVI; la ermita de Nuestra Señora de San Juan, en la parte más alta de Oteo, que conserva en su interior una imagen tallada de la Virgen del siglo XIII, época a la cual también corresponde otra escultura, la de San Esteban. Al oeste y en lo alto del monte se encuentra la ermita dedicada a San Cristóbal, recientemente rehabilitada y un lugar que los aficionados al senderismo y a la montaña no deben dejar de visitar. Eso sí, si alguien quiere visitar al santo titular, basta con acudir a la ermita de San Juan, que es allí donde se custodia.
Orbiso
Cuando se abandone Oteo hay que buscar la carretera A-2128 tras dejar atrás el frontón y el parque infantil. Al llegar al cruce, girar a la derecha para tomar la carretera. Basta con seguirla hasta llegar a la A-4161, que se desvía a la izquierda y por esta vía llegar a la plaza del Santo Cristo, en la entrada de Orbiso.
Esta localidad también mantiene su trazado medieval, siendo en la actualidad el mismo que en el siglo XVI. Al recorrerlo, se podrá admirar los edificios que se levantaron en ese siglo, con su características fachadas con entradas de medio punto, ventanas góticas y los ya típicos escudos familiares que tanto se ven en estos valles alaveses.
La iglesia parroquial de San Andrés, en la plaza del mismo nombre y entre las calles Mayor y Frontón, es del siglo XVI. A ella se une la ermita de Santa Lucía, que si bien es de moderna construcción se encuentra en un área recreativa donde el entorno natural muy agradable.
Desde Orbiso, la vía A-4161 nos devolverá a la A-132 para regresar de nuevo a Santa Cruz de Campezo.