Para sentirse bien es importante mantener la mente sana y despejada. Por eso, la actriz Karmele Larrinaga, practica la meditación que le ayuda a sortear las largas horas de ensayos y los días de actuación que le tocará las próximas semanas. Este año no puede disfrutar nada de las fiestas de Bilbao, pero no le importa. “Del Euskalduna a casa y poco más, pero estoy feliz haciendo lo que siempre he querido hacer. Soy una mujer afortunada”, reconoce.
Su objetivo en Aste Nagusia es hacer reír al público.
Si lo consigo habrá merecido la pena nuestro trabajo. Han sido años muy duros y ahora es el momento de recuperar todo lo que hemos perdido. Necesitamos reírnos y pasarlo bien.
Dicen que el humor es una buena vitamina para el alma.
Es maravilloso. Yo sin humor no podría vivir. Todos pasamos momentos duros, pero creo que hay que ponerle humor a la vida. Yo he pasado malas épocas, pero con humor he conseguido salir poco a poco.
¿Se ríe Karmele de sí misma?
Muchoooo. Creo que es fundamental saber reírse de sí mismo.
‘Mentiras, Boleros y vídeos caseros’ es el título de obra en la que trabaja en Aste Nagusia. ¿Qué tal se le da mentir?
Pues a mí no me gusta mentir.
¿Ni una mentirijilla piadosa?
No me gusta decir mentirijillas, ni en bromas. Me dice Gurutze Beitia, compañera de reparto, que de vez en cuando una mentira piadosa no está de más para evitar hacer daño a alguien, pero a mí no me gustan. Prefiero ser sincera aunque eso a veces duela.
Y lo de cantar boleros, no sé le da mal, ¿no?
Eso me encanta, además, voy a canto. Siempre me ha gustado cantar.
En el confinamiento lo dio todo.
Ja, ja. Bueno, canté bastante para mis vecinos.
El balcón de su casa se convirtió en su particular escenario.
Así fue. Resulta que la obra que hemos estrenado en Aste Nagusia ha llegado tres años más tarde. La íbamos a estrenar el 18 de marzo de 2019 y nos confinaron unos días antes.
Aprovechó para ensayar.
Fue una forma de sobrellevar tantos días de encierro y la frustración. Al principio me costó salir, me dio un poco de vergüenza, pero luego dije: ¿Pero, por qué? Recuperé unas boas de plumas que tenía guardadas y salí a mi particular escenario.
Karmele es una experta en grabar vídeos caseros.
Ja, ja. Me regalaron un trípode y colocaba la cámara para grabar desde mi casa vídeos durante la pandemia. Me seguía mucha gente y para mí fue un desahogo.
Pero también tuvo inquilinos en el confinamiento.
Calla, calla. Me invadieron las termitas y me dediqué a tapar con cinta de americana los agujeros que iban apareciendo por las paredes. Debajo de la puerta de la habitación ponía toallas para que no entrarán en mi habitación. Vaya show que monté cuando lo conté en los vídeos que grababa.
No se queje, que no estuvo sola.
Ja, ja, eso sí, estuve acompañada.
¿Cómo se enfrenta Karmele a los retos?
Con optimismo. Intento ser positiva y aunque hay proyectos que me dan miedo procuro tirar adelante. De hecho enfrentarme a este papel en Mentiras, Boleros y vídeos caseros no ha sido fácil. Es la primera vez que me enfrento a un papel así.
Siempre le gustó el mundo del teatro, ¿verdad?
Siempre, pero por circunstancias de la vida empecé tarde. En mi casa se ha mamado el arte, mi aita era pintor y escultor, la música siempre ha estado presente.
¿Cómo le llamaban sus vecinos de niña?
Me llamaban Sefini, porque me pasaba todo el día cantando la canción italiana, Capri, c’est fini que estaba de moda ese año. Lo que he conseguido me parece un sueño inalcanzable.