Más de medio millar de menores de Euskadi, 336 de ellos de Bizkaia, solicitaron ayuda en 2022 al servicio Zeuk Esan, a cuyo teléfono, 116 111, pueden llamar de forma gratuita y anónima. La mayoría de ellos tenían entre 16 y 17 años y sufrían un malestar psicológico. “Dentro de la sintomatología pueden aparecer ideaciones suicidas o incluso intentos fallidos, aunque no están necesariamente vinculados a situaciones de bullying”, detalla Kepa Torrealdea, psicólogo clínico y coordinador del servicio de atención a la infancia y la adolescencia del Gobierno vasco.
Aun así, Torrealdea confirma que el acoso escolar “es una situación crítica porque se da dentro del contexto social, que para los adolescentes, fundamentalmente, es una matriz del sostén muy importante”.
“Agresiones físicas, violencia psicológica a través de insultos repetidos, el hacer que no existes, que desaparezcas, el no permitirte relacionarte en los círculos de iguales, que también es una violencia... Este tipo de situaciones pueden colocar a los menores que las sufren en una tesitura psicológica de dificultad, de riesgo, pero eso no quiere decir que los chavales y las chavalas que sufran bullying, incluso grave, sintomaticen ideaciones suicidas o intentos”, aclara.
“ Si el chico o la chica te dice: ‘Lo voy a hacer’, tienes que avisar a la Ertzaintza. Algún caso hemos tenido ”
Kepa Torrealdea - Psicólogo y coordinador de Zeuk Esan
Una edad complicada en “la que se tienen que reubicar en el mundo”, familias que “están atravesando situaciones duras de confrontamiento, como divorcios”, la ausencia de los padres, situaciones de desamor, coyunturas sociales, como la pandemia... “Son gotas que se van sumando al vaso, que se está llenando. Dependiendo del equilibrio de las diferentes situaciones, pueden hacer que la chavalería haga crac, que se vea entre la espada y la pared, y diga: 'Esto no tiene solución'”, explica.
Al otro lado del teléfono, los profesionales de Zeuk Esan tratan de “sostener y crear un lazo”. “Si la situación es grave y el chico o la chica te dice: Lo voy a hacer o te cuelga el teléfono, tienes que avisar a la Ertzaintza. Algún caso hemos tenido, no muchos”. El lazo los ata a la vida.