Kiko Rivera terminó el año liándola en Asturias y ya se especula con que haya vuelto a sus problemas del pasado. El hijo de Isabel Pantoja fue contratado para pinchar (como DJ) en El Llagar de Colloto, un local de Oviedo, y dejó muy descontentos a los empresarios que confiaron en él, a quien acusan de haberse reído del público y de ellos mismos.
En declaraciones al programa Socialité, un testigo asegura que durante la actuación no se le veía "en condiciones para trabajar. Estaba perdido, ausente. A la hora de pinchar, cada tres o cuatro minutos desaparecía de la cabina. No estuvo el tiempo mínimo, las dos horas que pensábamos que iba a estar. Fue un descontrol, Yo lo que veo es que tiene comportamientos del pasado".
La prueba de que la actuación no se desarrolló como debía es que Paquirrín no subió ninguna imagen ni vídeo a sus redes sociales, al contrario de lo que suele hacer en cada bolo en el que participa. "No fue un evento en el que sacar unas imágenes de diversión, de fiesta, de alegría, porque no fue así. Es normal que ninguna de las partes haya querido sacar nada de él, porque para sacar algo preocupante o negativo para su entorno o su familia, lo mejor es callar. Que es lo peor que están haciendo, porque al final va a explotar y va a ser peor por no haberlo cogido a tiempo", afirma el testigo.
Las críticas vertidas hacia él en el programa que presenta María Patiño, además de las publicadas en redes sociales, que especulaban con su vuelta a las andadas, provocaron una gran indignación en Kiko Rivera, que en su cuenta de Twitch cargó contra los empresarios, acusándoles que no hacían cumplir al público las normas covid. En un tono bastante exaltado, el DJ también atacó a la cadena amiga, en la que aparece cada dos por tres. "A todos estos de Telecinco, que se vayan a la mierda también, ya vendrán a llamarme", dijo Rivera, palabras que han sido respondidas este lunes en Sálvame por su presentadora, Carlota Corredera: "Kiko Rivera, yo soy de Telecinco y este año no pienso irme a la mierda".