Comedia y reflexión envueltas en una poética singular y propia. Kolectivo Monstrenko estrena este jueves su nueva producción, una propuesta en la que Espe López y Txubio Fernández de Jáuregui siguen mirando de frente al ser humano y a ese misterio sin posibilidad de resolución que es la vida. Reírse para pensar, discurrir para tambalearse lo justo y necesario. A pesar de todo está en plena cuenta atrás.
“Venimos a pedir perdón, pero como acto de liberación. Es un perdón egoísta” apuntan a la hora de presentar el tercer montaje en el que Fernández de Jáuregui y López dan vida a Txubio y Espe, dos personas reales, dos personajes de ficción. La cita con el público será este jueves 23 a las 19.30 horas en el Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde), donde todavía quedan entradas disponibles.
En esta “autoficción”, que el grupo gasteiztarra coproduce con la Red Municipal de Teatros de Vitoria, “nos preguntamos ¿qué hace el tiempo con nosotros?”. Así, a lo largo de las tres partes que componen el montaje, se habla “de la historia general del mundo” desde su punto de vista, se elucubra sobre qué pasaría si existiesen otras versiones de Espe y Txubio –“¿y si somos remakes de nosotros mismos pero de bajo presupuesto?”–, y se mira al futuro, aunque “en los 80 éramos punkys y teníamos claro que no había mañana”.
De hecho, estos dos personajes tienen claro que en el hoy “nos estamos entrenando para el futuro, si es que existe” porque “viendo lo que nos ha hecho la vida, hay que estar preparados”. Así se plantea, con mucho humor, en una propuesta que también se apoya en el audiovisual para completar la escena.
La condición humana
A pesar de todo es la tercera propuesta que ambos creadores e intérpretes crean y proponen, siempre girando en torno a las cuestiones que tienen que ver con la condición humana, pero “no para soltar el tostón filosófico”, aunque es evidente que hay un poso de análisis irónico que está presente en todas las propuestas.
Es también característico de este trabajo conjunto ese uso de ellos como personajes reales pero de ficción. De hecho, se presentan así, como intérpretes irreales dispuestos a dar vida a los personajes que sea en cada momento. De ahí también el uso de diferentes elementos para vestirse y transformarse.
En el juego, el público no es un mero asistente, aunque no tenga una presencia activa. Al fin y al cabo, comparte con esas dos personas que están sobre las tablas preocupaciones, características, esperanzas, miedos... e inutilidades.