Kosovo festeja este viernes el décimo quinto aniversario de la proclamación unilateral de su independencia de Serbia, en unas celebraciones empañadas por las tensiones con Belgrado y la falta de un reconocimiento universal de su soberanía.
"¡La República de Kosovo es eterna!", escribió en las redes sociales la presidenta kosovar, Vjosa Osmani, tras ser izada la bandera del país en el patio del Parlamento con motivo de la independencia declarada el 17 de febrero de 2008.
Los máximos cargos del país también rindieron homenaje en Pristina al líder histórico del independentismo albanokosovar Ibrahim Rugova, fallecido en 2006, en una ceremonia en la que colocaron una ofrenda floral en su tumba.
Muchos kosovares salieron al mediodía a las calles de la capital para mirar y saludar al tradicional desfile de la policía y miembros de las Fuerzas de Seguridad.
El programa de esta fiesta nacional concluirá por la noche con varios conciertos.
En una sesión solemne del Gobierno, el primer ministro, el nacionalista Albin Kurti, prometió un futuro con más perspectivas para los jóvenes del país y reiteró su oposición a ceder autonomía a la minoría serbokosovar, informó Radio Free Europe.
"Nuestra tarea principal es que cuando llegue el vigésimo aniversario, se multipliquen y aumenten las razones para que las mujeres y los hombres jóvenes también puedan elegir Kosovo para un futuro profesional completo y para una vida mejor", dijo Kurti.
Bajo la presión de la UE y EEUU
Kosovo está bajo presión de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos para crear una asociación de los municipios de las localidades pobladas mayoritariamente por serbios, tal y como reza un acuerdo alcanzado en 2013 con Serbia bajo la mediación de la UE.
Pristina se ha negado hasta ahora a cumplir ese compromiso, que Belgrado exige como condición para aceptar un nuevo plan europeo que, impulsado por Francia y Alemania, presiona a ambos Gobiernos a solucionar sus conflictos y normalizar cuanto antes sus relaciones.
La tensión entre Serbia y su antigua provincia persiste a pesar de más de diez años de intentos de normalizar sus relaciones
Kosovo exige que Serbia reconozca su soberanía, algo que Belgrado rechaza categóricamente hacer.
La independencia de Kosovo ha sido reconocida por Estados Unidos y la mayoría de los socios de la UE, aunque no por España, Eslovaquia, Grecia, Chipre y Rumanía, ni por Rusia, China, India, Brasil y otros países.
Kosovo, que no es miembro de Naciones Unidas, afirma que ya son 117 las naciones que ya han reconocido su soberanía, una cifra inferior a la de 90 que maneja Serbia.
Miembro de varias organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Comité Olímpico (COI), la UEFA y la FIFA, Kosovo solicitó en diciembre pasado su ingreso en la UE, meses después de haberse postulado para ser admitido en el Consejo de Europa.