Reala

Kubo vuelve a frotar la lámpara mágica (0-1)

Un gran gol del nipón en la recta final da tres puntos a una Real aún en obras
Los jugadores de la Real celebran el gol de Kubo. / TONI ALBIR

Lo decía Zubimendi al término del encuentro: "Ya he visto la carita que ha puesto cuando ha visto que no jugaba, pero nos ha callado la boca a todos". Take Kubo es un personaje entrañable porque es muy carismático e incluso tiene mucha gracia al expresarse en un perfecto castellano, pero en realidad es bastante gruñón. Sus compañeros suelen decir que se queja por todo. Fue histórico cuando denunció que ya le habían "fumado varios penaltis" tras un partido, porque varios días después seguía quejándose en el vestuario de que no le habían concedido la citada pena máxima. El problema es que este tipo de futbolistas, cuando están picados en su amor propio y salen enfadados al campo, amenazan con que pueda suceder esto. Que en una genialidad, plena de orgullo y clase, se reivindica y da los tres puntos a su equipo. 

No está sobrada la Real ni de magia ni de cracks. Menos aún en este inicio de temporada tan gris y deprimente por un mercado que nos está dejando fríos y que está sacando lo peor de los más impacientes e histéricos. Que no se nos pase por alto lo más importante. Siempre está bien pinchar para sacar lo mejor de tus soldados, pero Kubo es uno de los grandes cracks de esta Real. Que además no ha salido porque no quiere moverse de Donostia a pesar de que le han intentado seducir con millonarios cantos de sirena procedentes de Arabia. Y la Premier le vigila de cerca.

Kubo siempre está ahí, nunca se borra. La pide y lo vuelve a intentar. No tiene nada del metódico orden japonés, es un virguero de la calle. Que sale igual de bien para su pierna buena como para la mala, como reconocía y elogiaba Sergio Gómez esta semana. Y mira que es difícil, porque el catalán, un jugador como la copa de un pino, actuando a banda cambiada siempre tendía a arrancar hacia el centro.

Cuando el partido no estaba para nada controlado y el Espanyol, se había venido arriba, Kubo decidió demostrar a los más escépticos y los más agoreros del "si ya no se va de nadie" que es un extremo extraordinario. Recibió como siempre vigilado por dos, hizo una maniobra de trilero y tuvo la fortuna de beneficiarse del rebote para acomodarse el balón y clavarlo en la escuadra con un fuerte disparo al palo largo. Un gol que fue suficiente para sumar la primera victoria a una Real que se encuentra muy lejos de su nivel.

Zubimendi acudió al rescate. Imanol ya no esperó más para dar entrada al mediocentro después de su negativa a emigrar a todo un Anfield Road y a que entrara forzado en el descanso del partido abre el Rayo a pesar de haberle reconocido al técnico que no se veía para los 90 minutos. Con el director de orquesta, la música y el balón fluyen mejor. No hizo falta esperar mucho tiempo para constatarlo. La otra gran novedad fue Sergio Gómez, que viene de ser uno de los mejores o el mejor jugador de la Olimpiada de París en detrimento, y esto sí que fue novedoso, de Kubo.

Es cierto que el japonés no estuvo brillante ante los vallecanos, pero tampoco parecía justo que quedara un poco señalado cuando también faltaba Barrenetxea. Aunque no resulta exagerado señalar que el nipón lleva meses sin esa chispa que le precede para dejar cadáveres a su paso y que no se encontraba en su mejor momento en la toma de decisiones. Becker, que tampoco estuvo bien, mantuvo su plaza en el once.

Enfrente un Espanyol recibido en un ambiente festivo al ser su vuelta a Primera División tras un año de castigo en el infierno.

Espoleados por su público, los catalanes entraron muy intensos al imprimir un ritmo fuerte que, como es lógico, no iban a poder aguantar mucho tiempo. A los pocos segundos Traoré provocó el primer sobresalto en una entrada a Véliz en la que rozó el penalti. Lo peor fue la cara de culpable con la que pidió misericordia al colegiado, aunque las imágenes confirmaron que el argentino había puesto mucho de su parte para dejarse caer.

Puado también probó suerte al recibir dentro del área pero finalizó con un chut a las nubes. Mientras Imanol se desgañitaba en la banda para reclamar calma a sus jugadores, tuvo que aparecer Zubimendi para rebajar pulsaciones y anestesiar el duelo. Quizá demasiado, aunque eso permitiera que la Real se hiciera con la posesión y el dominio territorial. También tardó en hacer acto de presencia Sergio Gómez en la derecha, pero cuando lo hizo remató dos veces con peligro. La primera tras un precioso recorte y la segunda en una falta directa desde su posición que envió a saque de esquina con ciertos apuros Joan García.

Turrientes, al que le costó tener presencia y continuidad en el juego, cazó un rechace que buscó con determinación pero se lleno de balón con su pierna mala al disparar alto. Los últimos minutos del primer acto estuvieron marcados por el marcaje en pánico de todos los realistas a Pacheco. Al central se le fue la rodilla al caer en un salto y nos encogió el corazón.

Sin Zubeldia y con Jon Martín calentando en la banda, la alarmante situación reafirmó la evidente necesidad de traer a Hummels porque esto es muy largo, en Zubieta van siempre al límite y la fatalidad te aguarda a la vuelta de cualquier esquina. Gracias a Dios todo se quedó en un susto.

En la reanudación, Brais no pudo dirigir un buen centro de Sergio al palo corto. El momento clave llegó tras un fallo grave de Pacheco que aprovechó Puado para correr y dar una buena asistencia a Véliz, que falló, y Jofre remató para que salvara Aritz. Remiro estuvo atento en un centro envenenado después de tocar en la mano de Traoré.

Imanol movió el banquillo para dar entrada a Sadiq, Olasagasti y Kubo. Sergio pasó al medio y el 9 no leyó un centro de Becker que era medio gol. Poco después llegó la espectacular acción de Kubo y salvo un susto en forma de tijera de Puado, que en su caída lesionó a Aritz cuando ya estaban hechos los cambios, la realidad es que la Real aguantó bien y sin excesivos sudores.

Primer triunfo sin brillo ni alardes, pero no está mal ir haciendo acopio de puntos en pleno proceso de construcción. O de reestructuración. El nuevo libro de Aperribay ya tiene un bonito capítulo escrito por un destello de Kubo, una de sus grandes estrellas. Que no se nos olvide quién es quién...

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26/08/2024