Pasadas las nueve de la noche seguía de parranda, alargando el cumpleaños en el bar Sorgiñe. "Está feliz, feliz. Y guapísima", reconoce su hija Begoña. "Ha venido toda la calle a verla... muy bonito" dice agradecida al barrio. Por la mañana los vecinos le han cantado y sobre las cinco de la tarde ha salido de paseo. Ahí sigue.
Vicenta, que como confesó hace escasas fechas a este periódico no pensaba "ni por el forro" celebrar semejante efeméride, ha cumplido este miércoles 107 años, rodeada de los suyos y en su barrio, la Txantrea. "Yo no he hecho nada para llegar a esta edad. Pero aquí estamos, qué le vamos a hacer...”, decía entonces.
Es toda una celebridad. No en vano, fue la última encargada de prender la mecha de las fiestas del barrio.
Sus vecinos se han encargado de felicitarle el día desde el momento en el que se ha levantado de la cama y se ha asomado a la ventana, decorando la fachada del edificio situado frente a su vivienda.
Y su hija Begoña se ha encargado de decorar su propio balcón y prepararle unas bonitas flores hechas con papel y dos enormes tartas (ha tenido que repetir operación porque la primera se le ha caído al suelo una vez terminada). Lo que sea con tal de que Vicenta Irurita, la abuela de la Txantrea, celebre su día a lo grande.