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Gipuzkoa

"La accesibilidad favorece a todos, no solo a las personas con discapacidad"

Para llegar a muchos edificios se rompen sucesivos eslabones de la cadena de accesibilidad, también en el interior de viviendas y locales. El escenario actual no tiene nada que ver con el de hace unas décadas; se ha avanzado pero queda camino por recorrer
Ejemplo del interior de un edificio con numerosas escaleras, que no responde a la normativa de accesibilidad.
Ejemplo del interior de un edificio con numerosas escaleras, que no responde a la normativa de accesibilidad. / N.G.

Escaleras sin barandillas, rampas estrechas (en el peor de los casos inexistentes), locales comerciales con peldaños, bancos mal ubicados… A menudo el día a día se convierte en una continua carrera de obstáculos, que para una parte de la población quizá puedan resultar algo anecdóticos, mientras que para otra generan un importante impacto. Suprimir estas barreras, sin embargo, beneficia a todo el conjunto de la sociedad. “Hay que superar esa visión de la accesibilidad asociada a las personas con discapacidad, porque es un derecho de toda la ciudadanía”, reivindica Mikel Malcorra, director de Elkartu, la Federación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Gipuzkoa.

Puedes acceder a toda la información del encuentro Construcción accesible

En muchas ocasiones para llegar a un edificio se rompen sucesivos eslabones de la cadena de accesibilidad. Empezando por cómo está colocado el portero automático, el peso de la puerta, la amplitud del portal, si dispone o no de ascensor… “Todos estos condicionantes dificultan poder entrar y salir de casa”, insiste Malcorra. Pero también en el interior de la propia vivienda hay que sortear obstáculos, teniendo en cuenta, sobre todo, que muchos inmuebles fueron construidos en una época en la que la accesibilidad no se incluía en los planes de las instituciones. “Hay numerosos elementos que no garantizan la autonomía dentro de la propia vivienda”, señala el director de Elkartu.

Se estima que en Gipuzkoa hay alrededor de 40.500 personas con discapacidad física. En Euskadi son más de 77.000 hombres y 61.000 mujeres las que viven en situación de discapacidad, un 6,3% de la población vasca, según los datos que arroja el diagnóstico elaborado por la Dirección de Servicios Sociales del Gobierno Vasco. De estas personas, solo dos de cada diez viven solas y casi la mitad (46,5%) reside con otros familiares.

Muchos caballos de batalla

El difícil acceso a la vivienda es un problema persistente que incrementa la desigualdad social. Hay colectivos minoritarios que precisamente por el hecho de serlos se ven obligados a lidiar con complicaciones añadidas. “En el mercado libre resulta complejo encontrar viviendas accesibles, ya sean en propiedad o arrendadas, y más aún adaptadas, algo que es prácticamente imposible en los inmuebles antiguos”, cuenta Malcorra.

No hay un único caballo de batalla. Sino muchos. “Los programas públicos de alquiler como Alokabide no disponen de pisos adaptados y en las promociones de VPO, que no hay tantas, no hay garantías de acceder a una vivienda y los procesos se dilatan en el tiempo, demorándose las respuestas a situaciones urgentes”, advierte el director de la Federación.

En este contexto, repara en los casos de discapacidades sobrevenidas, es decir, personas que residían en una vivienda no accesible, pero que de la noche a la mañana han visto cómo su vida ha experimentado un giro radical tras sufrir un accidente, un ictus o una enfermedad.

Desde Elkartu llevan tiempo exigiendo una mayor disponibilidad de pisos adaptados en el parque de viviendas de protección oficial.

Instalar un ascensor depende de una votación

Pero la cosa no acaba aquí. ¿Qué ocurre cuando se quiere instalar un ascensor en una comunidad? “Parece mentira que un derecho tan básico, poder entrar o salir de tu casa, dependa de la votación de las personas que viven en tu mismo edificio”, se lamenta Malcorra, al tiempo que destaca que el derecho a la vivienda del colectivo es “fundamental para garantizar su vida independiente”.

Y tampoco hay que olvidar a todas esas personas mayores que se enfrentan a una realidad que les impide envejecer con comodidad en sus hogares de toda la vida.

¿Y en las vías públicas? Aceras, señalética, recursos comunitarios, bares, restaurantes, comercios… “Es cierto que la realidad actual no tiene nada que con la de hace unas décadas; hemos avanzado, pero queda mucho por hacer. Intervenciones en calles que no se han acometido correctamente y que siguen sin estar a cota cero, por ejemplo”, explica Malcorra, a la vez que pone el acento en las barreras que entorpecen el camino a la hora de querer entrar en locales que no son accesibles. “Todavía hay un buen número de establecimientos comerciales y hosteleros en estas condiciones y, sin embargo, es algo que está naturalizado, cuando deberíamos de enfrentarnos a ello”, se queja.

Un bordillo de acera sin rebajar.

Un bordillo de acera sin rebajar. Oskar Montero

Marco colaborativo formal, organizado y estructurado

Reclama, por tanto, un “paso más cualitativo”. “No vale con actuaciones anuales establecidas, que se van ejecutando poco a poco. La accesibilidad hay que interiorizarla como un factor todavía más importante y poner más medios económicos para trabajar en favor de ella”, defiende.

Para el director de Elkartu, desde el punto de vista de la gobernanza existen “carencias importantes” en la gestión de las políticas de accesibilidad. “A nivel de Euskadi contamos con un Consejo de Accesibilidad que se creó vinculado a la ley de 1997, pero en el ámbito territorial o municipal siempre digo que tenemos una relación casi epistolar, enviamos cartas e informes a los ayuntamientos o la Diputación, de las que recibimos respuesta en un sentido u otro, pero no tenemos un espacio formal, organizado y estructurado para abordar cuestiones relacionadas con la accesibilidad”, subraya.

Es, por ello, que desde Elkartu abogan por constituir un marco de trabajo entre la administración, la propia Federación y el resto de entidades que representan a personas con discapacidad, “para trabajar de forma coordinada y planificada las políticas de promoción de la accesibilidad. Es una necesidad fundamental avanzar en ello”, reitera Malcorra.

Liderazgo en materia de accesibilidad

Ve necesario, igualmente, que las administraciones designen áreas o personas para que asuman “el liderazgo y la responsabilidad en esta materia”. “La accesibilidad es una cuestión transversal que abarca urbanismo, vivienda, movilidad, transporte, turismo, cultural… Y a veces ocurre que lo que es de todos no es de nadie”, sostiene.

Que las aceras estén rebajadas o que los autobuses incorporen plataformas elevadoras no ha caído del cielo"

Otro de los aspectos clave en los que, en palabras de Malcorra, hay que poner el foco es en avanzar “hacia un nuevo modelo de accesibilidad universal en las viviendas, que sean diseñadas desde un primer momento siguiendo estos criterios, para evitar que con el paso de los años haya que adaptarlas a las necesidades que van teniendo sus moradores”.

El director de Elkartu vuelve a incidir en que “hay que cambiar la visión de asociar la accesibilidad con la discapacidad; que cualquier ciudadano y ciudadana la vea como un derecho suyo”. “Que las aceras estén rebajadas o que los autobuses incorporen plataformas elevadoras no ha caído del cielo. Es el resultado de años de pelea, del que toda la sociedad se favorece”, añade Malcorra.

Accesibilidad universal en lo referente a los espacios urbanos, los edificios públicos, los lugares de trabajo, las viviendas, el transporte, los servicios…, y también en los entornos no físicos que abren los nuevos horizontes de la comunicación digital. “Vulnerar este conjunto de derechos es una discriminación”, sentencia Malcorra.

2025-03-22T09:02:04+01:00
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