“Todo estaba previsto para un episodio de lluvias torrenciales. Una monstruosa barrancada superó las peores previsiones de la Aemet”. Fue la fuerza de la naturaleza. La comparecencia de Carlos Mazón para explicar la gestión de su Govern en la tragedia de la dana, lejos de clarificar el escenario, retuerce el nefasto manejo de su gabinete, y el suyo en particular, durante las horas en que la catástrofe asoló la Comunitat Valenciana, pero también la incredulidad por la escasa empatía que transmitió el president de la Generalitat y el halo de misterio sobre lo que hizo, y sobre lo que no, durante la jornada del pasado 29 de octubre. Pero, sobre todo, traslada la idea de que vuelve a calar la estrategia empleada por el PP en situaciones similares, dibujando otra realidad y trasladando la responsabilidad a un tercero. Al empedrado. Mazón no asumió un solo error, omitió la versión respecto a las cinco horas en que su hoja de servicios estuvo en blanco y descargó las culpas en la Confederación Hidrográfica del Júcar (que lanzó hasta 62 avisos de lo que acontecía) y en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), acusándolas de falta de información y “apagón informativo”. Para él, “falló el sistema entero”. Como si su cargo no formara parte del sistema. Tanto la Unidad Militar de Emergencias (UME) como la Aemet han salido al paso para echar abajo su visión de cómo se ejecutó aquella jornada.
Mazón incluso afirmó el pasado viernes que fue “acertada” la decisión de enviar la alerta masiva a las 20.00 horas, cuando centenares de ciudadanos estaban ya atrapados en lo que el cataloga como una “revolución hidrológica sin precedentes”. Su receta pasa por crear ahora una nueva conselleria de Emergencias porque no hay protocolos claros, algo que le desmienten los hechos de 2019, cuando el Gobierno de Ximo Puig se anticipó y desbarató una dana que se preveía cruenta. Su intervención evocó a las apariciones de Eduardo Zaplana, su mentor político, tras los atentados del 11-M cuando era portavoz del PP en el Congreso. O a la gestión del accidente del Metro de Valencia en 2006. Se lo recordó el síndic socialista José Muñoz: “Toda su teoría se basa otra vez en que era una tragedia inevitable”. Y, cómo no, al hundimiento del petrolero Prestige en las costas gallegas en 2002, que para el entonces vicepresidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, solo estaba dejando un reguero de “hilitos de plastilina”.
En una de las réplicas en sesión vespertina, Mazón aseguró: “No oculto los errores de la Generalitat, los reconozco y los asumo y pido disculpas por ello”. Fue lo más parecido a una asunción de responsabilidades en una cronología de parte que contenía más falsedades que evidencias. La más llamativa, la de que tardó dos horas y media en llegar a la cumbre del Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi) por el “tráfico” cuando supuestamente –porque ya existe hasta la duda– se encontraba comiendo con una periodista en un restaurante a diez minutos del lugar de la reunión. De paso, sostuvo que el aprendizaje que toca hacer afecta a “políticos y técnicos”. Un aviso a navegantes que ha sido replicado por el general jefe de la UME, Francisco Javier Marcos, quien reitera que la Unidad Militar de Emergencias actuó por “iniciativa propia” y se anticipó a las órdenes que recibieron desde la Generalitat que lidera Mazón.
Marcos ha ahondado en que “a partir de las 14.00 horas tuvimos conocimiento que la Comunitat Valenciana decreta la situación operativa 1 y ya llevábamos horas alertados”. “En cuanto vimos que la situación se ponía francamente difícil, mucho antes de cualquier elevación a otro nivel, salimos. Se lo voy a demostrar”, ha añadido, mostrando imágenes de cómo varios efectivos de la UME ya trabajaban en las zonas afectadas. El general jefe de la UME ha narrado que a las “15.41 horas horas salió el primer elemento de Bétera hacia Chiva y llegó a las 18.05”. “Tardó casi dos horas hasta llegar, son vehículos de la UME que recorren la A3, se encuentran lo que se encuentran... Nos anticipamos a las órdenes oficiales y salvando vidas. Llevábamos horas rescatando gente”, ha verbalizado. Todo un intervalo de tiempo en el que Mazón estuvo ausente. El general jefe de la UME fue rotundo: “Dicen que la verdad padece pero no perece”, ha proclamado, incidiendo en que los militares que hicieron “heroicidades” para salvar gente “no merecen las informaciones que se están viendo”.
Discurso tramposo
El discurso de Mazón fue una coctelera de excusas, inexactitudes y falacias, tratando de ensuciar el trabajo de la Aemet, dando a entender que sus previsiones no fueron correctas. Lo que no dice es que este organismo no es competente para enviar alertas a móviles, sino que simplemente pronostica y activa avisos (amarillo, naranja, rojo). Desde las 7.36 del día 29 la Aemet estuvo informando constantemente de la gravedad de la situación con mensajes como “¡Mucha precaución! ¡El peligro es extremo! No viaje salvo que sea estrictamente necesario”. El president también se justificó en que “no hay un medidor en todo el barranco de Poyo” aunque los sensores en los barrancos no sirven para dar alertas sino para contrastar información. “Cuando el sensor detecta el agua ya la tienes encima. No puedes dejar la gestión de una inundación en manos de lo que diga un sensor que es vulnerable”, destaca la Confederación del Júcar.
“Se hizo lo mejor que se pudo con la información que se contaba”, soltó Mazón, olvidando que en la dana de 2019 el Cecopi se convocó 24 horas antes del temporal. “Fui plenamente consciente de cómo estaba la situación. No hubo que ponerme al día de nada ni ralentice la reunión”, aseveró para limpiar su figura. Pero fuentes presentes en el Cecopi corroboraron que hubo que ponerle al día de todo y que ello ralentizó el envío de la alerta masiva a móviles. Su distorsión más grave llegó al citar que “se disponía de información al momento del río Magro y el llenado de la presa de Forata. Sobre el barranco del Poyo hubo información fragmentada”. Lo cierto es que existen hasta 62 correos y avisos sobre el caudal, la lluvia y alertas sobre el barranco del Poyo entre las 14.30 horas y las 19.30, cuando Mazón apareció por el Cecopi. Y sobre el “apagón informativo de dos horas y media” por parte de la CHJ, tampoco responde a la realidad, ya que hay al menos cuatro correos y decenas de avisos de la CHJ a la altura de Chiva y Riba-roja con datos del volumen espectacular de agua a las 16.37, 16.50, 16.57 y 17.02 horas.
Decisión tardía
Pero todavía hay más. La posibilidad de que la presa de Forata colapsara se mencionó en la reunión del Cecopi alrededor de las 17.30 horas, casi tres horas antes de la alerta a la población. Mazón había subrayado que fue el riesgo “inminente” de rotura del embalse, y no otro motivo, el que llevó a usar el sistema Es-Alert y que a las 20.00 horas de ese día, poco antes de que se activara, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, comunicó desde Colombia a la consellera de Justicia e Interior que no se podía garantizar que la presa de Forata resistiera. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, también presentes en la reunión, corroboran la versión de Aemet, según la cual el Cecopi abordó el riesgo de rotura dos horas antes de que el president acudiera a la reunión. El Centro de Coordinación no tomó ninguna decisión entre las 17.00 y las 18.00 horas e interrumpió la reunión desde las 18.00 hasta las 19.00 horas. Mazón había estado desaparecido.
Como le espetó el portavoz de Compromís, Joan Baldoví: “Si no fue capaz de llegar cuando tocaba al Centro de Emergencias, ¿cómo va a ser capaz de liderar la reconstrucción?”.