DOS semanas después del fin del estado de alarma toda la atención está puesta en la evolución de la pandemia y en los posibles efectos adversos de la libre movilidad y la ausencia de muchas de las restricciones vigentes en Euskadi durante los últimos meses. Los datos, por ahora, no solo no muestran un cambio en la tendencia de contención de contagios e incidencia del coronavirus, sino que incluso están trasladando ese descenso a las cifras de ocupación de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos.
La vacunación constante y progresiva de la población, la interiorización de hábitos y prevenciones como el uso de la mascarilla, y el mantenimiento de límites de aforo, horarios y formas de consumo en hostelería, restauración y comercios son factores que están contrarrestando otros comportamientos que implican riesgo de contagio y que podemos ver a menudo en nuestras calles. De esta forma, hoy, quince días después del decaimiento del estado de alarma y del toque de queda, la tasa de incidencia acumulada en 14 días por cada 100.000 habitantes se sitúa, según los datos del Ministerio de Sanidad, en 225,4 casos (240 según el Gobierno vasco), muy por debajo de los 462,6 positivos del día 8 de mayo.
En esa fecha, a punto de perder el paraguas legal para muchas medidas restrictivas y con un pronunciamiento del TSJPV en contra de mantener algunas, había 171 pacientes con covid en las UCI de los hospitales vascos. Hoy, esa cifra –que llegó a 189 ingresados a principios de mayo– es de 125 personas. Persiste, no obstante, el temor a que la relajación de medidas y el incremento de la vida social y los viajes trunquen el descenso o ralenticen la reducción de la transmisión comunitaria.
El descenso continuado de la tasa de incidencia en relación a la población ha permitido también que Euskadi abandone recientemente la zona de riesgo extremo y deje de ser una comunidad en rojo dentro del mapa estatal. Esta reducción de la tasa de incidencia es consecuencia a su vez de menores cifras diarias de nuevos contagios, ya que, aunque no es una bajada lineal, sí se aprecia que los casos detectados en pruebas diagnósticas se van reduciendo: el 8 de mayo se registraron 436 nuevos positivos; el jueves 13 fueron 393 casos, un nivel que se ha mantenido con pequeños altibajos hasta la actualidad. Ayer domingo se notificaron 257 contagios en las pruebas realizadas el sábado, 113 menos que la víspera.
Viajes y cenas
Junto a la evolución sanitaria y estadística de la pandemia en estas dos semanas sin estado de alarma también se han podido apreciar rápidos cambios en los comportamientos sociales. No se trata únicamente de que podamos consumir durante más horas en el interior de los bares o de estar en la calle por la noche, lo que se está viendo es, sobre todo, una vuelta a la movilidad con las comunidades limítrofes, un renovado interés por los viajes y los planes de fin de semana y un impulso de las reservas hoteleras y de restauración. De hecho, Euskadi es junto a Catalunya la comunidad que más ha visto crecer las reservas en línea en restaurantes: un 64%, según una web de reservas, gracias principalmente a la reapertura de las cenas.
En cuanto a los desplazamientos, entre el viernes 14 de mayo y el domingo 16 –primer fin de semana completo sin estado de alarma– los viajes de más de 50 kilómetros de distancia aumentaron de media estatal un 150% con respecto al primer fin de semana de mayo. Durante esos días se realizaron 4,5 millones de desplazamientos de larga distancia y Euskadi figura entre las comunidades que más viajaron.
Según la empresa Nommon, que ha analizado con tecnología big data la movilidad en España durante el estado de alarma, las comunidades que más vieron incrementados sus desplazamientos, triplicando los movimientos de un fin de semana con restricciones, fueron Cantabria, Castilla y León y Euskadi. Durante ese fin de semana la Comunidad de Madrid y Euskadi fueron las autonomías con más residentes durmiendo fuera de su comunidad, en concreto un 12% y un 9%, respectivamente.
Botellón en Azpeitia
El sábado por la noche dos jóvenes de 19 y 18 años y otros dos menores de 14 y 15 fueron arrestados a raíz de los desórdenes públicos registrados en un macrobotellón en Azpeitia en el que participan entre 300 y 400 personas en el aparcamiento de un colegio. Estas personas, que estaban consumiendo alcohol, con música a gran volumen, lanzaron piedras, botellas y bengalas al vehículo policial.