Con el cohete de rigor, ayer arrancaron cinco días de celebraciones en Lekunberri, las primeras fiestas en Navarra desde la declaración de alarma en marzo del pasado año. Precisamente el Ayuntamiento de esta localidad quiso reconocer el gran trabajo realizado por el Centro de Salud de Lekunberri-Larraun, siempre y especialmente en lo peor de la pandemia, según apuntó el alcalde, Gorka Azpiroz. Por ello, pensaron en que fuera Javier Oreja Buldain, médico en el valle desde 1985. "Es toda una institución. Muchos y muchas no hemos conocido otro médico. Y estamos encantados", aseguró. "La seguridad que aporta a la ciudadanía disponer de unos servicios públicos de este nivel y con su profesionalidad y cercanía es un lujo", abundó.
Y es que son más de 36 años en el que este facultativo ha atendido y acompañado a diferentes generaciones. "Es un honor y me siento orgulloso de poder representar a todo un equipo que ha trabajado conjuntamente en esta durísima pandemia", contaba ayer poco antes del cohete este médico nacido hace 63 años en Errazkin y miembro de una familia de destacados pelotaris. Poco amigo de los protagonismos, estuvo arropado por Ainara Mikeo, enfermera; Arantxa Filgueira, administrativa y Mª José Zia, enfermera jubilada hace año y medio tras décadas de serviicio en el valle. Fuera, cientos de personas que le recibieron con aplausos.
"Ha sido muy duro. Han cambiado los hábitos de trabajo, relegando a un segundo plano a los enfermos crónicos. Hemos vivido muchas situaciones estresantes, con incertidumbre a la hora de realizar el diagnóstico. Se intentaba dar cita en el día cuando creíamos oportuno", recordaba. "Hemos ido aprendiendo y adquiriendo conocimientos sobre la marcha", observó. Así, durante estos largos meses, ha trabajado codo con codo con sus compañeras, dos enfermeras y otra media jornada, una pediatra a media jornada y otro médico, también a media jornada, además de una administrativa; una plantilla que se ha reforzado en momentos puntuales. "El mayor peso de la pandemia ha recaído sobre el personal de enfermería y administrativo, con jornadas extenuantes", destacó.
Al respecto, incidía en la labor de sus compañeras a la hora de gestionar esta situación. "Ha sido fundamental el papel de la administrativa y las enfermeras que debían filtrar las llamadas y derivarlas cuando consideraban necesario. Han estado muy acertadas en su diagnóstico", destacó. Y es que era importante evitar no colapsar los hospitales y las UCIs, y la Atención Primaria fue un muro de contención para evitarlo. "Es una de las piezas básicas del sistema de salud. Hay que cuidarla más que nunca porque si se derrumba mal va a ir el asunto. Es fundamental invertir. Si potenciamos la Atención Primaria, la sanidad funcionará cada vez mejor".
MÉDICO DE PUEBLO DE TODA LA VIDA
Javier Oreja comenzó como médico en Larraun casa por casa para conocer a sus pacientes. "Pasaba mucho tiempo en los caseríos. Era una gozada y lo echo mucho en falta. Los primeros cinco años trabajaba las 24 horas del día pero es imposible", observó. Médico de pueblo, no le hace falta leer el historial de un paciente antes de que entre en su consulta. Sabe de sus enfermedades y también de sus vidas, de lo que dicen cuando no hablan. "Es importante el trato directo y la escucha activa. Muchas veces es el mejor calmante que les puedo ofrecer", observó. "Procuro acompañarles en el final de sus vidas. Nuestro trabajo es curar, aliviar y consolar". Por ello, abogaba por una atención biopsicosocial, con un contacto directo con el paciente y activando todos los mecanismos sociales a su alcance.
Así, con reconocimiento al personal sanitario y en especial a este médico, comenzó la fiesta en Lekunberri, cinco días para aparcar la rutina y salir a la calle a disfrutar de cerca de medio centenar de propuestas que el Ayuntamiento ha organizado en tiempo récord. Pero son unas fiestas para los de casa. Y es que el alcalde, volvía ayer a hacer un llamamiento a no desplazarse a Lekunberri durante estos días para evitar aglomeraciones.