EN la Edad Media, para demostrar tu estatus social y tu capacidad económica la forma más fácil era a través de tu atuendo. Así, cuantas más capas de telas lleves más importante será la impresión que causes y tu reconocimiento social. La vestimenta equivale, pues, a una tarjeta de presentación. Entonces no había televisión, no había Facebook no existía la revista ¡Hola! Por ello, para evidenciar tu posición te sirves de la ropa", sentenciaba Ainhoa Gómez, una apasionada medievalista del grupo Otsolur, una asociación cultural sin ánimo de lucro, para la reconstrucción de la vida cotidiana y todos los aspectos materiales de la Edad Media.
"Hay que tener en cuenta que la tela en la Edad Media costaba mucho, ya se trate de lino, lana o seda. Representa un proceso intensivo de mucho tiempo para conseguir la tela, el producto final, de la mayor calidad posible. Aparte, cabe considerar no solo el tipo de tela que compone cada capa, sino también sus medidas, pues el largo del vestido también cuenta", remarcó Gómez, quien ayer domingo hizo disfrutar con sus explicaciones sobre los vestidos femeninos de la Edad Media entre los siglos XI y XV, a los más de cien asistentes que se congregaron en el patio interior del Castillo de Muñatones.