La Arrain Azoka de Bermeo brilla en todo su esplendor

La Lamera de Bermeo dio ayer la bienvenida a la XXVIII edición de la Arrain Azoka que volvió por sus fueros: difundió todo aquello que el mar ha brindado a la villa marinera durante siglos de historia. Con los productos de las conserveras locales por bandera y un amplio programa de actividades complementarias –cultura, patrimonio, salidas al mar...–, se abrió "el escaparate de lo nuestro", tal y como definió el alcalde Aritz Abaroa. Puesto en valor el carácter y la idiosincrasia bermeotarra, el céntrico parque fue el corazón desde el que bombear sangre a otros emplazamientos portuarios. Empezó una muy esperada cita que "combina el mar, el salitre, el pescado y la economía, las costumbres y el patrimonio relacionados con su contexto". Y aún quedan dos jornadas por delante.

La pandemia del coronavirus dejó en stand by un encuentro con el mar "que difunde el ser y el nombre de los bermeanos y bermeanas a los cuatro vientos". La espera ha acabado, en todo caso. Y lo hizo con un acto de apertura tras el que, cortada la protocolaria cinta, se dio arranque a una feria que aúna a una treintena de expositores. En la inauguración estuvieron presentes el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, Arantxa Tapia; la diputada foral de Promoción Económica, Ainara Basurko; la viceconsejera de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Amaia Barredo; o el viceconsejero de Pesca, Agricultura y Política Alimentaria, Bittor Oroz. Poco después se entregó el Hegaluze saria otorgado este año a Rafa Sardina, ingeniero de grabación nacido en la localidad marinera, y que ha llevado el nombre de Bermeo por medio mundo con su trabajo. Con 18 Grammys en su haber –ha trabajado con grandes artistas como Elvis Costello, Celine Dion, Michael Jackson y un largo etcétera–, ayer sumó "un premio que coge con mucho orgullo", al que según aseguró en una conexión on line desde Los Ángeles, y salvando la distancia geográfica –y horaria–, agregó que "le hará un hueco especial". Esperando volver a la villa "en junio o julio", como adelantó, una vez terminados el emotivo momento, los puestos se llenaron de compradores ávidos de hacerse con los mejores manjares del mar. Los expositores se llenaron entonces de compradores. Y es que el de ayer –mucho más tranquilo que el bullicio que a buen seguro reinará hoy– fue un día propicio para efectuar las compras con más tranquilidad.

Fue una feria de nombres propios. Como el de Enrike Bilbao, perejil de las muchas salsas de Bermeo, que se afanaba en la Cofradía vieja, a escasos metros del mar, desde donde repartieron numerosas raciones de marmitako y atún a la plancha por una buena causa: recaudar fondos para sufragar tratamientos médicos de niños y niñas de 6 a 12 años que no se abonan dentro del sistema de salud público. O el de tres cocineros con estrellas Michelín –dos guipuzcoanos y un alavés– como Aitor Arregi, Andoni Luiz Aduriz y Diego Guerrero, que gracias a Bermeo Tuna World Capital ofrecieron una charla en la que desgranaron sus andanzas en los fogones y reconocieron el valor de la pesca para la gastronomía vasca. Hoy será el turno de un vizcaino como Eneko Atxa, que a las 13.30 horas versará sobre "pesca y sostenibilidad".

La jornada también fue el pistoletazo de salida para una declaración que Bermeo Tuna World Capital eche a andar una propuesta de cara al año próximo, en la que confía en llevar hasta las más altas instancias una "declaración para promover la sostenibilidad del atún". Esperan que esta sea llevada ante las Naciones Unidas. "Para eso necesitamos la ayuda de todos, desde las instituciones públicas a diferentes niveles a la ciudadanía para que abanderen esta causa", reflejó Rogelio Pozo, de Azti, No en vano, la pesca ilegal genera enormes perjuicios y puede llevar a que la pesca del bonito, santo y seña de la economía bermeana –la flota local aglutina un 10% de las capturas mundiales de túnidos–, peligre de cara a un futuro no tan lejano. l