Bizkaia

La artesanía de la Aste Nagusia baja la persiana

Las 22 casetas del Mercado de Artesanía situado en Campo Volantín cierran este domingo con una valoración "muy buena" del cambio de ubicación
Las 22 casetas han permanecido abiertas desde el día 13 de agosto.

Aquí no se habrá encontrado ni largas colas para pagar y tampoco habrá podido entrar con la excusa de tener algo de aire acondicionado. Si no, que se lo digan a los turistas enrojecidos pertrechados con botellines de agua que paseaban hoy al calor de los 37 grados que marcaban los termómetros de la Villa.

Estamos hablando del Mercadillo de Artesanía de Aste Nagusia y nos referimos a ella en pasado porque hoy, domingo 28, tienen la última oportunidad para pasearse por allí hasta las doce de la noche. Estas 22 casetas de madera han permanecido instaladas en Campo Volantín desde el pasado sábado 13 de agosto, lo que ha sido otra de las novedades en estas fiestas porque es la primera vez que se sitúan es este espacio.

Fuera de la zona festiva, pero en cualquier caso, una buena opción para ir un poco más allá del Arenal . Anteriormente, este mercadillo errante había pasado por el muelle de la Ripa, el principio de la calle Bailén y Hurtado de Amézaga. En cualquier caso, si algo caracteriza a este lugar es que es una zona de paso. Algo que, algunos comerciantes, valoran como algo positivo.

Durante las jornadas de la Aste Nagusia, el mercadillo ha abierto hasta las doce de la noche. Oskar Gonzalez

Como Mustafá Mohamed, quien acaba su Aste Nagusia de trabajo con una “muy buena” sensación: “Ha habido mucha gente, sobre todo hay más por las mañanas y, luego después de la hora de comer sobre las cuatro o cinco de la tarde”. El puesto que ocupa este comerciante de origen egipcio llama a los sentidos casi sin tener que asomarte a él,especialmente, al del olfato. Inciensos de ámbar o almizcle, entre otros muchos. Frasquitos de esencias vendidas según la cantidad. “Vendo varias colecciones de artesanía egipcia de cristal, de madera, de nácar, de espejos de cobre y, además, llaveros, colgantes, estatuas de faraones. Es una colección muy interesante para la gente que le gusta la tradición, nuestra cultura”, explica este vendedor de El Fayún.

Antes de trasladarse a Campo Volantín, este mercadillo había pasado por el muelle de la Ripa, Bailén y Hurtado de Amézaga

A pesar de que al mediodía, pasear por allí se presentaba complicado por el calor, había muchos curiosos que se acercaban a echar un vistazo. Y, alguno, a hacerse con algo. Como Elisse, quien asegura haberse encontrado con estas fiestas “de bruces”: “Soy suiza y vine dos días a Bilbao, aunque he decidido quedarme uno más. Me alojo en un hotel enfrente de aquí y ya me había parado antes a mirar. Al final he comprado algo de incienso y dos pañuelos de seda”.

Uno de los estímulos para saltar de caseta en caseta es la diferencia de productos que se ofrecen en cada una de ellas: camisetas de grupos de música; velas aromáticas con eguzkilore incorporado; bisutería para todos los gustos; o palitos de madera para sujetarse el moño. “Vendo juegos de ingenio para desmontar y encontrar una solución a un problema oculto, a través de la lógica”, contaba Youssef, quien trabaja en Aste Nagusia desde hace 30 años.

Para otras, como Pilar Maró de ‘Bilbita Bilbao’ ha sido su primera experiencia: “Me marcho con muy buena opinión porque después de la pandemia esto ha servido como escaparate de mi negocio habitual”. Lleven mucho o poco tiempo asistiendo estos vendedores destacan el “buen ambiente” generado.

29/08/2022