El Deportivo Alavés visitará Balaídos en la que será una nueva final anticipada en la lucha por la permanencia. La última bala que le queda al Alavés para acercarse a la permanencia es un triunfo ante un Celta de Vigo que, pese a estar en tierra de nadie, dispone de un amplio abanico de recursos ofensivos en su plantilla. El Glorioso se jugará gran parte de la permanencia a domicilio y es precisamente lejos de Mendizorroza donde el cuadro babazorro no ha demostrado estar a la altura de las circunstancias en el presente curso.
Y es que el conjunto afincado en el Paseo de Cervantes es el peor visitante de la categoría. Los seis puntos obtenidos en los enfrentamientos lejos de su feudo explican uno de los motivos por los que el Glorioso se encuentra en una situación clasificatoria tan comprometedora. Tan solo ha logrado tres empates como visitante y un solitario triunfo, allá por el lejano 23 de octubre, cuando el Alavés venció por 0-2 al Cádiz.
En la misma línea que sus predecesores, Julio Velázquez aún no ha sido capaz de darle un giro de 180º a los resultados babazorros como visitante. Se estrenó con una derrota extremadamente cruel en el tiempo añadido en El Sadar y, después, cayó por 2-1 en la visita a Mallorca, donde el Alavés pudo haber merecido un resultado más satisfactorio para sus intereses.