La Asociación GBGE de Galdakao monta su campamento solidario en Turquía

"Queremos huir del epicentro de la destrucción y centrarnos en la población que está desplazada en otros lugares". Son palabras de Álvaro Saiz, coordinador de la asociación GBGE de Galdakao, entrevistado en Onda Vasca horas antes de partir, esta tarde, hacia Turquía. Saiz es uno de los tres voluntarios que viajan de Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea, una entidad que quiere establecer un proyecto de ayuda estable en Turquía para las personas que lo han perdido todo en los terremotos del pasado 6 de febrero.

"Ahora, en este viaje, vamos a hacer una primera exploratoria del lugar, ver qué permisos son necesarios y cuál es el proyecto que más encaja" y en el plazo de dos-tres semanas pretenden iniciar su proyecto estable, un proyecto a largo plazo. Álvaro Saiz explica que "vamos a ir a contactar, a buscar los almacenes que nos parezcan de confianza para poder enviar lo que vamos recogiendo aquí. Y, por otro lado, vamos a explorar cuáles son las necesidades que podemos paliar desde nuestra entidad. En un principio, hemos pensado desplazarnos a unos 400km al norte, lejos de las zonas más conocidas, a una localidad que es un pueblo pequeño donde tenemos bastantes contactos porque en Galdakao hemos tenido a varias personas turcas que vivían allí y que son refugiados políticos en este momento."

Su idea inicial es instalar puntos de luz mediante generadores. De hecho, con dos generadores en marcha quieren habilitar unos 200 enchufes "para que se puedan recargar los teléfonos y que los que están desplazados se puedan comunicar con su familia. Es oportuno, bastante sencillo de hacer y que puede ayudar bastante". Una idea que les surgió "viendo la experiencia de las personas que conocemos aquí, que han tardado casi una semana en recibir los primeros mensajes de sus familias en Turquía". Van con esa idea pero "igual acabamos buscando agua, porque energía ya hay. La exploratoria sirve para eso, para recabar toda la información y ver cuál es el problema que hay que solucionar".

Lo que tienen claro es que tratarán "de hacer un proyecto de voluntariado a más largo plazo, como hemos hecho en otras ocasiones, como en La Palma donde enviamos cerca de 500 personas a limpiar la isla de ceniza".

Recogida de material y donaciones económicas

La asociación GBGE de Galdakao lleva ya unos días recogiendo donaciones de material, ropa de invierno y de verano y comida envasada y, "a ser posible, cocinada". Una recogida que va a muy buen ritmo, "podríamos hablar de medio contenedor aproximadamente", y que seguirá abierta hasta este viernes, 17 de febrero.

Además, la asociación solicita ayuda económica para el posterior traslado este material recogido y para la ejecución del proyecto estable en Turquía. Para recibir donaciones han habilitado dos vías:

- Cuenta Caixabank: ES93 2100 3910 1002 0011 0920
- BIZUM: 05028 (Fundación Residuo Cero: colaboradora GBGE Galdakao)

Diez años desde que inició su andadura

La asociación GBGE de Galdakao comenzó a trabajar en el año 2013 en proyectos de carácter social, medioambiental y solidario. Destaca Álvaro Saiz que "son diez años ya los que nos hemos estado moviendo y nos ha dado tiempo a hacer muchas cosas". Actualmente unos 600 voluntarios aportan su granito de arena en esta entidad.

Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea tiene en marcha proyectos a nivel local, como el reparto de alimentos a las familias de Galdakao o el apoyo y seguimiento a personas refugiadas y migrantes que han llegado a esta localidad vizcaína. Además, han trabajado en proyectos más lejanos en lugares como Grecia, Mongolia, La Palma, o Ucrania. Y son los creadores de dos iniciativas que han tenido una importante repercusión: Rexcatering y la Nevera Solidaria.

Sobre esta última iniciativa, Saiz recuerda que "la iniciamos en 2014 y ya son cerca de 30 las neveras solidarias". La mayoría de ellas están colocadas en la zona de Cataluña y, rememora, "es cierto que cuando comenzamos, se nos miraba un poco como los locos de esta causa. Era difícil hacer entender que la comida, que estaba en buen estado, no había que tirarla. Estábamos más centrados en los residuos más palpables, en las cantidades más grandes de papel, plástico y vidrio, pero algo que parecía tan pequeño, al no haberse medido, no había conciencia del alcance que tenía". Ahora, dice orgulloso Álvaro Saíz "es una red que, a día de hoy, sigue creciendo".