La Asociación Navarra de Diabetes reclama una unidad multidisciplinar de endocrino para adultos

“Llevamos muchos años reclamando muchas cosas y no se hace nada”, ha afirmado este martes el presidente de la Asociación Navarra de Diabetes-Nafarroako Diabetes Elkartea, Juantxo Remón. El hartazgo se palpaba en sus palabras y, por ello, ha reivindicado “un avance real en materia de derechos sanitarios” de las personas afectadas y sus familias. Así, tras señalar que “llevamos 17 años pidiendo casi lo mismo –una unidad multidisciplinar de Endocrinología para adultos en el Hospital Universitario de Navarra y que la población infantil en edad escolar no se sienta discriminada, entre otras cuestiones–”, ha instado a la administración foral a que “por favor cumpla lo que dice que va a cumplir”.

Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el 14 de noviembre, la asociación ha presentado en su sede los actos que ha organizado. “Actualmente en Navarra hay 38.000 pacientes diagnosticados”, pero “se estima que una de cada tres personas que la padecen aún no lo sabe”, ha explicado Remón, quien ha añadido que, teniendo en cuenta que “podemos ser 62.000 personas, creemos que deberían hacernos un poco más de caso”.

La importancia de la formación

En su intervención, el presidente de Anadi ha solicitado “el derecho a contar con un diagnóstico precoz”. En este sentido, ha considerado “muy importante” que los afectados sean conscientes de que padecen esta patología para que, a raíz de ello, puedan ser formados correctamente desde el momento del debut y poder autocontrolar su diabetes adecuadamente.

También ha reclamado, para los pacientes con diabetes tipo 2, que se facilite el acceso a una Atención Primaria de calidad. “Este año nos hemos encontrado con una rotación excesiva de personal sanitario de los centros de salud que hace que las personas desconfíen de las pautas médicas y que lleguen a la asociación muy desorientadas, sin tener claro cuáles son los pilares básicos del tratamiento para mantener bajo control la diabetes”, ha expuesto Remón, quien ha advertido de que “la escasa formación sobre la patología que recibe” este colectivo “aumenta las complicaciones y el gasto sanitario”. De hecho, ha estimado que “un mayor conocimiento diabetológico puede llegar a reducir anualmente hasta un 62% los costes en tratamientos farmacológicos”.

En cuanto a las nuevas tecnologías, la trabajadora social de Anadi Cristina Azagra ha indicado que existe una orden ministerial de 2021 que aprueba la implantación de los sensores de medición de glucosa para personas con diabetes tipo 2 insulinizadas. El departamento de Salud, por su parte, se había marcado octubre de 2022 como fecha clave para empezar a ofrecer al colectivo el acceso a esta tecnología y este martes mismo, tras la rueda de prensa de Anadi, el Gobierno ha anunciado que se van a empezar a financiar los medidores a partir de enero. “La realidad –ha asegurado Azagra– es que la gente está esperando y en muchos casos es el propio paciente quien está asumiendo de su bolsillo el gasto de estos sensores, lo que supone unos 120 euros al mes”.

200 menores con diabetes tipo 1

En cuanto a la situación de los 200 menores con diabetes tipo 1 en Navarra, Anadi ha abogado por su plena inclusión en el ámbito escolar. Azagra ha destacado, en ese sentido, que el actual protocolo de atención al alumnado con diabetes “es un documento que tiene muy buenas intenciones, pero en la práctica es muy genérico y no se especifican cuestiones concretas del día a día, como quién le pone la insulina a un niño de 3 años en el aula, qué pasa con actividades como la english week o la semana blanca y qué pasa si quieren hacer uso del comedor escolar”.

Por todo ello, Cristina Azagra ha considerado “fundamental” implantar la figura de la enfermera escolar en los colegios que cuenten con un menor con diabetes, como ya ha hecho la Comunidad de Madrid. En Navarra hay centros concertados que la tienen pero Anadi ha exigido que se extienda a todos, independientemente de que sean públicos o privados. No obstante, ha recordado que esta figura “libera de responsabilidades no escritas al profesorado, fomenta la inclusión real y da tranquilidad a las familias”.