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Navarra

La Asunción, el día de los colores por la igualdad en Burlada

Gigantes, dantzaris y la Banda de Música acompañan a la Virgen en la procesión
Larratz Dantzari Taldea baila con su nuevo vestuario en la plaza de la Iglesia.
Larratz Dantzari Taldea baila con su nuevo vestuario en la plaza de la Iglesia.

Rojo, morado y arcoíris. La parroquia de San Juan Bautista inicia el Día Grande de Burlada, como de costumbre, con la misa tradicional. Sin embargo, en esta ocasión se ha teñido del tinte de la inclusión y le han ofrecido a la Virgen tres pañuelos con los que “poder visibilizar las situaciones de exclusión que se dan en la sociedad con respecto a la mujer. En la misa siempre se ofrece el pañuelo rojo de fiestas, pero en esta ocasión pensaba que sería bonito utilizar los tres colores, muy simbólicos. Es una forma de enaltecer a los humildes, hacer una apuesta por ellos, al igual que hemos hecho con María, quien sufrió en sus propias carnes el machismo y las persecuciones de la época”, explica Javier Arbilla, párroco de la iglesia.

El tono sacro se contagia de los ritmos populares cuando comienzan a instalarse en la plaza de la Iglesia la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, los componentes de Larratz Dantzari Taldea, los txistularis y la Banda de Música. De esta manera, cuando los dantzaris se dirigen hacia el altar, la diversidad de voces y colores se unen en el día grande del pueblo con el objetivo de “encontrarnos para solucionar juntos los retos que tenemos como sociedad”, añade.

Los gigantes y dantzaris, en la procesión de la Virgen de la Asunción de Burlada

Los gigantes y dantzaris, en la procesión de la Virgen de la Asunción de Burlada Ana Ibarra Lazkoz

En la puerta, los gigantes (Leonor, Berndard, Francisco y Josefa) aguardan la salida de la Virgen de la Asunción, que se instala por delante de ellos y, a continuación, Larratz Dantzari Taldea abren paso por las calles. Los txistularis van por detrás de ellos y cierra la procesión la banda, que se mueve con un paso acompasado, izquierda y derecha, al ritmo de lo que tocan.

Maite Esteban Goñi es “muy de Burlada desde siempre; tanto que nací un día como hoy”, señala esta vecina de Burlada que celebra su cumpleaños acompañando a la Virgen. “He vivido muchos años fuera, pero siempre he querido pasar el 15 de agosto en mi casa, aquí, porque son los momentos más únicos que he vivido durante toda mi vida”, confiesa. “La Virgen de la Asunción representa la unión de un pueblo de antes que se mantiene como tradición. Además, gracias a los dantzaris y los jóvenes logramos unir dos mentalidades que hacen que Burlada sea un pueblo mucho más especial. Aquí celebramos la diversidad”, subraya a los distintos acompañantes de la figura que celebra con ella su cumpleaños y sonríe porque “esto es un signo de unidad”.

El párroco de Burlada Javier Arbilla coloca varios pañuelos en las ofrendas a la imagen de la Virgen de la Asunción

El párroco de Burlada Javier Arbilla coloca varios pañuelos en las ofrendas a la imagen de la Virgen de la Asunción Ana Ibarra Lazkoz

La procesión, a punto de llegar a su destino, hace una pausa en pleno sol para escuchar el canto de la aurora de la coral de la parroquia de San Juan Bautista. Muy pocos fieles permanecen al sol; la gran mayoría de los burladeses se agrupan en los pocos espacios de sombra que quedan. Irene García, de 23 años, con dos abanicos, escucha atentamente la canción: “Me gusta venir porque aquí se demuestra que Burlada es mucho más que fiesta. Hay una tradición navarra muy arraigada y muy nuestra”, señala.

Los gigantes recuperan en la plaza su posición inicial para bailar la jota La pilindros, tocada por la Banda de Música. La Virgen de la Asunción se despide entre besos y gritos de “¡guapa!”. El público guarda silencio hasta que los txistus suenan y aparece en el centro un hombre vestido de alcalde, quien ondea la bandera con el escudo del pueblo. “Es como si estuviera bailando al escudo en señal de respeto”, explica Aitziber Arregui.

Los vecinos se sorprenden porque ha desaparecido el vestuario tradicional de los dantzaris. “Queríamos eliminar el género para que todos pudiéramos interpretar la dantza de todas las formas. De esta manera, al chaleco y las faldas de paño los sustituyen los pantalones y los cascabeles de las piernas”, comenta Edurne Ipiña, una de las dantzaris de Larratz. Los colores que representan al talde, azul oscuro y rojo se mantienen porque “son nuestros colores simbólicos”. Además, el ciclo de danzas de los campaneros ha modificado sus actuaciones: “Teníamos la necesidad de darle una vuelta al ciclo, por lo que pensamos en añadir un bolero, que es un baile poco común dentro de las euskaldantzak y he visto que para la gente ha sido algo emocionante, como para nosotros”, añade Edurne.

Así, la ciudad unida, tradicional y transgresora, abandona la plaza de la Iglesia con un pensamiento: no hay nada mejor que ser de Burlada.

La comparsa de gigantes de Burlada, en la iglesia San Juan Bautista por la misa en honor a la Virgen de la Asunción

La comparsa de gigantes de Burlada, en la iglesia San Juan Bautista por la misa en honor a la Virgen de la Asunción Ana Ibarra Lazkoz

A los pies de la virgen, por la inclusión

Durante la misa se ofrecieron tres pañuelos que se anudaron a las andas de la Virgen. El primero, uno rojo que representaba a las mujeres de Burlada, especialmente a las que no pueden disfrutar de las fiestas por motivos de salud. El pañuelo morado recuerda a las víctimas de la violencia machista, cuyo dolor solo conocen ellas. Por último, el pañuelo arcoíris incluye a las mujeres a las que se les acosa por su identidad de género u orientación sexual. El objetivo, acompañar a las mujeres que sufren discriminaciones.

2023-08-16T18:28:04+02:00
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