MADRILEÑO, piloto de profesión y con sangre del escritor Miguel Delibes corriendo por sus venas, Germán Salto se estrenó en castellano en 2022 con un tercer disco homónimo a caballo entre el pop y el rock clásico, marcado por los arreglos orquestales, emocionante y certero en melodías y textos, y que presenta hoy viernes en Bilbao, en la sala Azkena, a las 21.30 horas.
Tras dos discos en inglés de influencias clasicistas y ecos lisérgicos, la pirueta sin red dada por Germán Salto en su tercer álbum resulta sobrecogedora, tanto en la lírica –“no muerde el miedo cuando te ha labrado el dolor, solo el tiempo puede devolverte el valor”, escribe– como en unos arreglos preciosistas herederos claramente del compositor Burt Bucharach –“simplemente, no puedes conocer su obra y no querer acercarte a ella”–, que apuntala con acierto a la producción Iñigo Bregel, del grupo Los Estanques, y algunas letras cedidas por el corredor de fondo Santi Campos.
Disco elaborado como un evocador y dispar “álbum de fotos”, se mueve con soltura y acierto entre el rock clásico que “me cambió la vida”, según Salto, y un mayoritario “pop con protagonismo orquestal”. Su garganta delicada, con apoyo de Nina y algún otro músico de Morgan, canta con dulzura y emoción un repertorio perfeccionista capaz de ensamblar preciosidades como Nada que hacer con dos valses, uno inicial y otro final.
El álbum, que rezuma el aroma de la banda sonora californiana del cambio de los 60 a los 70, le canta a la “amistad arruinada” en la eléctrica Nada que hacer, con falsete y colchón de teclados; al “hedonismo autodestructivo” en Arder, humo y desaparecer, con ecos de Beach Boys; al rock de ecos lisérgicos en Cuando no tenías sed; o a la soledad y el abandono en Solo el tiempo, que evoca a Tom Petty o al grupo de culto Big Star, y que sirve como ejemplo de un álbum mecido por arreglos cuidados para un repertorio con evocaciones al pop clásico, divagaciones folk–rock y aires de country alternativo.
Salto muestra como single la canción No, ironía musicada “al amor eterno” y, al mismo tiempo, la que “mejor representa el sonido” de un álbum que se cierra con un segundo vals donde canta “ya no quiero luchar la revolución, solo es un placebo, no quiero actuar como si el mundo se hubiera acabado”. Un salto entre Quique González, Petty, Alex Chilton, Bacharach y un Daniel Merino orquestal.
Por otra parte, el Kafe Antzokia acoge hoy viernes la presentación del LK Surf Film Festival, que se celebrará en febrero entre Getxo (Muxikebarri) y Bilbao (Itsasmuseum). Actuarán Laguna Goons, Cecilia Payne y Arketypo. 21.40 h. 5 euros. l