La barakaldarra Amaia Santana dibuja la rebelión de los sometidos en su novela

La barakaldarra Amaia Santana es una persona tremendamente creativa que ama escribir. Esta periodista que ha pasado parte de su trayectoria en DEIA ha canalizado gran parte de esa creatividad y talento por las letras en su última novela, Les Mamarraches, una historia en la que siete personajes, cansados de estar sometidos y a quienes mamarraches de diverso pelaje han hecho la vida imposible, tratan de hacer justicia utilizando su intelecto y la palabra. Esta novela se puede pedir en cualquier librería o en la página web de la editorial Allanamiento de Mirada. “A la gente le diría que para leer este libro abra la mente y que trate de disfrutar. Lo mejor que me han dicho es que con este libro se han reído mucho”, apunta Amaia.

Todas las historias de Les Mamarraches están enmarcadas, fundamentalmente, en el mundo laboral, y están bañadas de un halo de acción y fantasía, pero dichas historias son muy reales y permitirán al lector verse identificado, en la mayoría de casos, como personaje que busca equilibrar la balanza de la justicia y, en los menos, como un auténtico mamarrache que, haga lo que haga, perjudique a quien perjudique, acaba teniendo la suerte de su lado. “He querido dar a los antihéroes, a los sometidos, a aquellos que suelen ser personajes secundarios, el estatus de protagonistas. Para mí, además de denunciar muchas de las situaciones que se viven en la sociedad, era muy importante poner el foco, dar protagonismo a personajes que suelen ser secundarios”, desarrolla Santana, quien ya está avanzando en la segunda parte de esta historia que aspira a ser una trilogía.

El libro cuenta con un CD. M.A. PARDO

La idea de crear esta novela brotó en la mente de Amaia y no quiso perderla. Para ello, metió largas horas de trabajo escribiendo e, incluso, dejó un trabajo para poder tener el tiempo suficiente para dar vida y forma a todo lo que narran Les Mamarraches. “Fue una locura, una ida de olla no el hecho de escribir la novela en sí, pero sí lo fue el hecho de dejar un trabajo para escribir, la pandemia, la escasez de papel que alargó el proceso de publicación del libro... Fueron muchas cosas”, destaca Amaia quien, como no podía ser de otra manera, ha dado un importante papel a la música en esta obra. Tanto es así, que el libro va acompañado de un disco con 20 canciones que van apareciendo en la obra, temas de artistas tan diversos como Iggy Pop y Marisol entre otros.

Así, con disciplina y basándose en experiencias tanto propias como de conocidos, fue dando forma a esta novela cuya creación tuvo momentos difíciles. “No todo lo que cuento es autobiográfico, pero sí es veraz. Diría que las escenas que parecen más surrealistas son las más verídicas”, explica Santana, quien se ha basado en un antiguo diario de cuando acabó la universidad y se lanzó al mercado laboral. “Aquello me sirvió para dar contenido a la primera parte del libro y el resto lo escribí en dos meses”, recuerda Amaia. Luego llegó el tiempo de las correcciones y en ese proceso de edición, Paco Espínola de Allanamiento de Mirada, fue un gran apoyo para la escritora barakaldarra y suya fue la idea de que un disco acompañase a esta novela. “Cuando terminé de escribir el libro sentí una gran satisfacción por haber logrado el objetivo que me marqué”, rememora Amaia.

El libro ya estaba escrito y había que darle una portada, un envoltorio que resumiese lo que se puede encontrar en el interior. Esa labor la hizo Naroa Etxebarria, amiga de Amaia, y en opinión de la creadora de Les Mamarraches, el resultado no pudo ser mejor. “Le di cuatro pinceladas y ella ha sabido captar de una forma impresionante todo lo que quería expresar”, reconoce Amaia, quien justo hace un año vio su obra por fin publicada. Ahora ha empezado a dar las primeras pinceladas a la segunda parte de Les Mamarraches porque, por suerte o por desgracia, sigue encontrando en el día a día inspiración, mamarraches a los que caricaturizar a base de humor negro y sátira. Algo que, en ocasiones, es el único arma de los más débiles, las víctimas de les mamarraches.