Cuando cualquier persona imagina su vida, en muchos casos sueña con llegar a cumplir 100 años, pero ni sueña alcanzar el siglo de vida con el buen humor, el estado físico, la memoria y la agilidad mental de las que hace gala Ana Vallejo. Ana cumplió 100 años el lunes y lo hizo acompañada de su familia y recibiendo la visita de vecinos, amistades e, incluso, una delegación del Ayuntamiento de Barakaldo. Ana nació el 23 de enero de 1923 en la localidad cántabra de Espinosa de Bricia, pero pronto empezó a pasar los inviernos en la localidad fabril, lugar en el que se estableció poco después de casarse con su esposo, Manuel en San Vicente. “Yo me decía que no quería llegar a los 100 años, pero lo cierto es que estoy muy feliz porque me encuentro muy bien de salud y estoy muy bien rodeada de mi familia, mis vecinos...”, explicó esta mujer que tiene tres hijos –uno, por desgracia, ha fallecido– cuatro nietos y dos bisnietos.
Sin duda alguna, el día resultó muy especial no solo para ella, sino también para todos los que quieren a Ana. “Me he levantado muy nerviosa, más espitosa que de costumbre porque hoy venís los del periódico, vienen los del Ayuntamiento... Y he estado pensando muy bien qué ponerme”, señaló Ana quien, por fortuna, con el paso de los años no ha perdido vista, memoria, buen humor ni ese gusto por estar elegante. En la jornada del lunes, Ana respondió varias veces a la pregunta de dónde reside el secreto para llegar a cumplir un siglo de vida gozando de buena salud. “El secreto es ser buena gente, amar al prójimo y tener una alimentación sana. Desayuno siempre, primero, un vaso de agua con una cucharita de miel y luego, además de un café con leche, como un cacho de pan, un poquito de queso y mermelada”, indicó esta mujer que vive en pleno centro de Barakaldo, ciudad que ha visto cambiar muchísimo durante los ochenta años que lleva residiendo en la localidad fabril.
“ El secreto para llegar a esta edad reside en ser buena gente, amar al prójimo y tener una alimentación sana ”
La buena alimentación es un aspecto básico para que, a día de hoy, con 100 años, Ana tenga una movilidad buena aunque, lógicamente, ya camina con bastón, pero para mantener la mente en forma también lee cada noche. “Leo una hoja del calendario cada día, leo la hoja que me corresponde y, luego, el fin de semana me leo todas las hojas que me han correspondido del calendario durante la semana. Además, también leo un poco el periódico... Y leo sin gafas, solo uso gafas para salir a la calle”, señaló Ana, quien es una conversadora increíble. Esas hojas de calendario que lee cada día incluyen en una cara, además de la fecha, el santoral de cada día, mientras que por la otra cara incluye un texto. “Soy católica y practicante, cada domingo me veo la misa por la tele”, apuntó esta mujer ya centenaria ante la atenta mirada de varios familiares.
“ Me encanta hablar con la gente, conversar. Disfruto mucho charlando. Hay que disfrutar de los momentos que vivimos ”
En una época en la que el éxito se mide en el número de cifras del saldo de la cuenta bancaria o el número de followers que se tienen en las redes sociales, ver cómo miran a Ana sus seres queridos hacen darse cuenta de lo que representa verdaderamente el éxito. Mientras responde a las preguntas que le formula DEIA, una de sus hijas, su nuera y dos de sus nietas miran con una mezcla de orgullo y admiración a Ana. “A mí me encanta hablar con la gente, conversar. Ahora mismo, estoy charlando con vosotros y estoy disfrutando. Hay que disfrutar de los momentos que vivimos”, explicó Ana en una frase que puede verse como toda una lección para una sociedad en la que, cada vez, se conversa menos y en la que se vive más deprisa sin disfrutar las vivencias.