“En septiembre de 2021, recién llegados a Oñati como estudiantes del Máster Internacional de Sociología Jurídica, y sin haber pisado anteriormente el municipio, una de las primeras cosas que más llamó nuestra atención fue la fuerte y organizada implicación política que se respiraba en el pueblo a través de su paredes y pancartas; concretamente, la ingente simbología feminista presente en las calles”, cuentan al unísono el tarraconense Amadeo Szpiga y la barakaldarra Itziar Altuzarra, autores del trabajo titulado Matxirulo, zure jaixa bukatu da! La militancia feminista de Oñati frente a las agresiones, ganador de la edición 2022 de la beca Oñatiko Udala Grant que convocan el Ayuntamiento y el Instituto Internacional de Sociología Jurídica (IISJ).
La puesta de largo de este proyecto ha tenido lugar esta semana en un acto en el que Szpiga y Altuzarra desgranaron los detalles de la investigación que han llevado a cabo con el objetivo, según señalan, de “poner en valor el conocimiento generado en la militancia feminista oñatiarra, así como subrayar la importancia de su activismo relativo a la prevención y respuesta frente a la violencia sexual.
Los testimonios de ocho jóvenes oñatiarras, militantes y no vinculadas al colectivo feminista, recogidos a través de entrevistas personales, incluida la realizada a la técnica municipal de Igualdad, han dado peso al trabajo en el que se enfrascaron siendo todavía alumno y alumna del citado máster (ahora ya están graduados). Estos relatos se nutren de observaciones a pie de calle, y fuentes científicas secundarias relativas al feminismo jurídico, la violencia patriarcal y la metodología sociojurídica.
Así, tras estudiar los antecedentes feministas en la localidad, esta investigadora e investigador pusieron el foco en las “prácticas concretas” que el grupo feminista del gaztetxe, Bargastak, “pone en marcha para prevenir y dar respuesta a las agresiones machistas, especialmente en espacios de ocio nocturno como pueden ser las txosnas. Nos hemos centrado en explicar los protocolos que se activan cuando las militantes son conocedoras de una agresión”, explican.
Insisten en que los espacios sociopolíticos han sido “tradicionalmente territorio hostil para las mujeres” y, en este contexto, apuntan que resulta “clave valorar que este movimiento político feminista continúa vivo en Oñati gracias a mujeres que han conseguido esquivar en cierto modo las imposiciones sociales que las expulsan de la participación sociopolítica, convirtiéndose en una forma de resistencia”. “La actuación de Bargastak es una materialización de la justicia feminista transformadora. Rompiendo con el sistema jurídico-penal aboga por un proceso de responsabilización que no busca el castigo, ni se agota con el trabajo individual de la persona agresora, lo que demuestra una fiel comprensión e interiorización de la dimensión estructural de toda violencia patriarcal”, añaden entre las conclusiones que extraen.
Que sirva de ejemplo
Más allá de las publicaciones en la vertiente académica, esta investigación se divulgará en presentaciones y conferencias dentro y fuera de Euskal Herria, con el fin “de compartir las prácticas de Bargastak para que sirvan de ejemplo a otros grupos feministas, y afianzar así redes de colaboración entre diferentes agentes del movimiento”, sentencian Altuzarra y Szpiga.