La brecha salarial se sitúa en Euskadi en un 17,9%, es decir, los hombres ganan una media de 6.000 euros más al año que las mujeres. Esto supone que se ha reducido cinco puntos desde el inicio de la legislatura actual, sin embargo, siguen siendo cifras “muy preocupantes”, según valoró ayer la vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, durante la inauguración del II Congreso Internacional sobre Brecha Salarial, organizado por su departamento y por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
En su intervención, Mendia señaló que la brecha se mide en capacidad económica, pero también en “condicionantes sociales”, y destacó entre ellos la dedicación de las mujeres a los cuidados. “Esto es un inmenso reto que puede perpetuar la situación”, apuntó. De hecho, alertó de que la demanda de cuidados aumentará cada vez más debido al envejecimiento de la población. “Los poderes públicos deben volcar todas sus herramientas para evitar la regresión”, destacó. Y esa regresión puede darse si son las mujeres las que mayoritariamente hacen frente al trabajo de cuidados y se acogen, para ello, a medidas de conciliación. La consecuencia es conocida: menos ingresos en su época activa y menos ingresos también en su jubilación.
En este sentido, Mendia consideró que “es momento de volcar todas las herramientas públicas que eviten condenar a las mujeres a menos ingresos en su época activa y a menos ingresos en su jubilación por no haber cotizado lo suficiente”. Se refirió, asimismo, a las mochilas que todavía cargan “demasiadas” mujeres “por sentir una obligación moral de ser las únicas responsables de las atenciones familiares”, una situación que, a su juicio, exige “garantizar el empleo igual, sin segmentación por género, garantizar la corresponsabilidad y garantizar la profesionalización de los cuidados”.
“La desigualdad es que mujeres y hombres no puedan acceder a empleos iguales y a salarios iguales, y todavía hay demasiados impedimentos para que esa igualdad sea plena”, lamentó. Y advirtió del riesgo de involución. “Hay amenazas políticas, porque todavía son demasiados quienes niegan la brecha y la desigualdad, pero también sociales y culturales en una sociedad donde la demanda de cuidados va a aumentar y son demasiados quienes creen que es una función que deben asumir las mujeres”, manifestó.
A pesar de todo ello, Mendia quiso resaltar también los avances, entre ellos la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en un 47% en los últimos años, que según la vicelehendakari ha beneficiado sobre todo a los sectores feminizados. Sobre este punto destacó que no basta con el impulso a la formación y contratación de las mujeres en sectores hoy masculinizados. “Si nos ocupamos sólo de esto, estaríamos dejando de atender a los sectores que hoy ocupan de forma abrumadora las mujeres”, sectores que fueron imprescindibles en los peores momentos de la crisis pandémica, por lo que “hay una deuda social con estas personas”.
Sobre este punto, la vicelehedakari destacó que habría que preguntarse si las condiciones laborales en estos sectores serían diferentes si se incorporaran más hombres. Esta es una de las vías para conformar una estrategia para el trabajo sin sesgo de género, zanjó.
Planes de Igualdad
Otro “pilar” son los planes de igualdad, a los que están obligadas todas las empresas con más de 50 trabajadores, y que deben disponer de registros salariales. Al respecto, hizo hincapié en la importancia de la Inspección de Trabajo para vigilar su cumplimiento.
Por último indicó que uno de los objetivos de la legislatura es “garantizar” el derecho pleno de las mujeres al trabajo digno, porque “les interesa a las mujeres, pero les interesa, y mucho, a las empresas invertir en igualdad, en atraer su talento, el de la mitad de la población, con las mismas oportunidades y condiciones que los hombres”.