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Polideportivo

La cancha para olvidarse del horror de la guerra

Gran Canaria - Bilbao Basket
Artem Pustovyi recibe el cariño del público del Gran Canaria.
Artem Pustovyi recibe el cariño del público del Gran Canaria.

ARTEM Pustovyi ha encontrado en el baloncesto su válvula de escape, su terapia contra la barbarie. El pívot del Gran Canaria (Sofiyivka, 25-6-1992) es el único jugador ucraniano que milita en la Liga Endesa y tiene que seguir desde la distancia el conflicto bélico que desató en su país la invasión de Rusia. Su familia más cercana está a salvo en Serbia, pero Pustovyi teme por muchos allegados y amigos que permanecen en Ucrania. "El baloncesto me está ayudando a mantenerme más o menos positivo, a no venirme muy abajo", comentó hace unas semanas cuando aún pensaba que la guerra podía terminarse pronto. Pero la sinrazón persiste y a él no le queda más remedio que comportarse como un gran profesional y tratar de ayudar a los objetivos, aún importantes, de su equipo.

Sin embargo, la procesión va por dentro y en el seno del conjunto grancanario admiten que el carácter de Pustovyi ha cambiado, que su habitual actitud bromista y abierta se ha trasformado en silencio e introspección que no hacen más que resaltar su preocupación por la situación que vive su país. "La gente tiene terror a salir de sus casas, espero que esto acabe pronto y toda la gente de Ucrania puede volver a vivir en paz", añadió un jugador que ha mostrado de forma visible su posición contraria a la guerra y que se erigió en portavoz de sus compañeros cuando en las últimas ventanas FIBA de febrero estalló la guerra y su selección tuvo que medirse a España en Córdoba. "No sé qué más tiene que pasar para que la FIBA suspenda este partido", protestó.

Desde entonces, Artem Pustovyi, nacido en una localidad intermedia entre Kiev y Odesa, dos de los epicentros de la guerra, ha recibido el cariño y apoyo de su equipo y sus aficionados y de todas aquellas canchas por las que ha pasado, incluso en la Eurocup. Y lo cierto es que su rendimiento, pese a todo, está siendo alto para convertirse con sus 2,19 metros en el jugador clave que se esperaba cuando lo fichó el Gran Canaria después de que sus tres campañas en el Barça tuvieran un tono discreto hasta acabar relegado cuando se incorporó Pau Gasol.

El pívot ucraniano dejó el club azulgrana en busca del protagonismo y está volviendo al nivel que mostró en la última de sus tres temporadas en el Obradoiro, la mejor desde que está en la Liga Endesa. Allí llegó desde el Khimik con un cartel prometedor y, como tantos jugadores grandes, creció a la vera de Moncho Fernández. En 2011 jugó en Bilbao el Europeo U20 y marcaba diferencias por su tamaño. En 2014, volvió a la capital vizcaina para el Mundial absoluto, pero era el jugador 12 en el equipo que dirigía Mike Fratello y no tuvo minutos. Su maduración, como tantos jugadores de sus características, ha sido tardía y cerca de los 30 años y con promedios de casi diez puntos y cuatro rebotes por partido, ya se ha consolidado en la ACB. La enorme presencia de Pustovyi en la zona se antoja fundamental para el Gran Canaria que en sus quince victorias ha tenido al ucraniano en cancha.

"El baloncesto me ayuda a mantenerme positivo", dice un tipo al que la guerra en su país ha vuelto más callado y reservado

2022-04-18T06:29:02+02:00
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